La sección tercera de la Audiencia Provincia de Las Palmas ha requerido este viernes la ejecución forzosa del auto dictado en marzo y en el que se ordenaba el ingreso de la niña Piedad en un centro de acogida hasta que se resuelva si debe permanecer con su familia acogente o es devuelta a su madre biológica.
En el nuevo auto se establece la remisión de un exhorto al Juzgado de Primera Instancia de La Orotava (Tenerife), municipio en el que vive la niña con su familia acogente, para que, en coordinación con la Dirección General del Menor adopte cuantas medidas sean necesarias, entre ellas la entrada y el registro de la vivienda con el fin de proceder al traslado de la menor.
Además de dar traslado al Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Canarias por si hubiera efectos penales, el Tribunal impone a la madre de acogida, Soledad, una multa de 3.000 euros por su “frontal oposición” al cumplimiento de las resoluciones judiciales y por la gravedad de la situación en la que, según el auto, está colocando a la menor.
Estima el Tribunal que la niña de cinco años está en una situación de grave riesgo porque a parte de no estar escolarizada, en este momento “puede estar siendo sometida a maltrato psicológico por parte de sus acogedores, quienes ahora sólo anteponen sus particulares intereses sobre el interés de la menor”.
Agrega que en este caso ha habido un reiterado incumplimiento de las resoluciones judiciales de forma “deliberadamente consciente y voluntaria” por parte de los padres acogentes, y en concreto cita el auto dictado el 14 de marzo de 2007 en el que se acordaba como medida cautelar que la niña, de nombre supuesto Piedad, quedara en régimen de acogimiento residencial.
Añade el texto judicial que han resultado inútiles todas las actuaciones que se han llevado a cabo por parte del órgano judicial, de la administración y de los agentes de la Policía Local de La Orotava para que se cumpliera voluntariamente lo acordado, y precisa que la niña ha sido sustraída de la tutela y guarda legal que ostenta la Dirección General del Menor del Gobierno canario.
Piedad ingresó por primera vez en un centro de acogida a los ocho meses y tras permanecer allí casi dos años fue dada en acogida por motivos de salud a una familia con la que ha convivido desde hace más de dos años.
Ahora, la madre biológica de la menor y su familia de acogida pleitean por su custodia y, aunque una primera sentencia ordenaba que la niña fuera devuelta a su madre biológica, la familia de acogida presentó un recurso de apelación que está por resolver.
Diversas organizaciones no gubernamentales han apoyada la permanencia de la menor con su familia de acogida, dado que es la única a la que conoce y ha favorecido su desarrollo.
Además han advertido del grave riesgo que para la salud de Piedad podría tener un nuevo ingreso en un centro de acogida.
Repercusiones para la salud de la pequeña
Un informe forense que contiene los testimonios de los médicos y psicólogos que han atendido a la niña Piedad desde su nacimiento, hace cinco años, advierte de las repercusiones que para la salud de la menor pueden tener, entre otros, factores como la pérdida del referente afectivo de su familia de acogida.
En las conclusiones médico legales, firmadas por el forense Modesto Martínez-Piñeiro, se indica que la niña padece una epilepsia generalizada primaria y ha tenido síntomas de un trastorno de angustia de separación.
El informe, cuyas conclusiones están fechadas el 25 de abril de este año, indica que por padecer estas patologías están contraindicadas las situaciones de estrés, estados de tensión, cambio de domicilio, alteraciones del ritmo del sueño o pérdida del referente afectivo de su familia de acogida.
Cualquiera de estas circunstancias, agrega el informe, podría provocarle a la menor nuevas crisis epilépticas y trastornos de angustia por separación “difícilmente superables”.
En el informe, solicitado por uno de los representantes legales de la familia acogente, se recuerda que la niña ingresó por primera vez en un centro de acogida a los ocho meses de edad y allí permaneció hasta que en marzo de 2005 fue dada en acogida a una familia de La Orotava (Tenerife).
Según los informes técnicos elaborados por la Dirección General del Menor del Gobierno canario, la evolución de la menor con su familia acogente ha sido “satisfactoria en extremo”.
Tras relatar los avances realizados por la menor desde su estancia con la familia acogente, a la niña se le diagnostica un cuadro de angustia de separación tras asistir por reclamo judicial a un encuentro con la madre biológica.
Según el informe, a partir de ese encuentro la niña cambia de actitud y comienza a esconderse cuando suena el timbre, siente miedo a las despedidas dentro de la casa y acompaña a su madre acogente a todos los sitios, al tiempo que busca que la acurruquen y dice que no quiere volver a Las Palmas de Gran Canaria, que es donde se produjo el encuentro con su madre biológica.
Los especialistas que valoraron a Piedad afirman que la menor presenta un cuadro de angustia por separación respecto a las personas que para ella son vinculantes y que son sus padres preadoptivos, con los que convive desde hace más de dos años.
Para los técnicos, alguno de ellos pertenecientes a la Dirección General del Menor, la reintegración de la menor con su familia biológica pondría en serio riesgo su equilibrio emocional y conductual.
En el informe se indica que la menor tiene una fuerte vinculación con su madre preadoptiva, Soledad, circunstancia que se puede deber a que la menor desde los ocho meses de edad estaba ingresada en un centro de acogida y las visitas de su madre biológica eran esporádicas.
La niña, agregan los expertos citados en el informe, encontró en su hogar de acogida todo de lo que había carecido en su anterior vida y que era, entre otros factores, seguridad, apoyo, equilibrio y normas educativas razonadas.
Según el informe, las consecuencias de una posible separación de la menor de su actual entorno podrían en riesgos su desarrollo psíquico-afectivo, ya que tendría que asumir un nuevo abandono en su corta vida, además de perder a la persona que tiene de referencia (Soledad) y perder a su familia actual.
Respecto a la madre biológica de Piedad, el informe señala que ha sido diagnosticada de reacción mixta ansioso depresivo, trastorno de de personalidad histriónica, trastorno adaptativo y trastorno delirante, por lo que considera que la estabilidad de la salud mental de esta mujer resulta “cuanto menos precaria para afrontar con garantías la educación de su hija”.
Además, afirma que no cuenta con un trabajo estable ni con recursos económicos para afrontar las necesidades de la menor.
A la niña también le han sido diagnosticada una epilepsia generalizada primaria con crisis de ausencia psicomotoras y crisis atónicas en estudio, por lo que se desaconsejan someter a la menor a situación de estrés o de tensión.