Las banderas verdes, amarillas y rojas que anuncian el estado del mar, las blancas que alertan de medusas, las azules que premian la calidad turística o las negras que castigan a las playas menos sostenibles han proliferado y se han convertido en el manual de instrucciones para conocer y usar cada trozo de costa.
La que alerta de medusas, presente en el doce por ciento del litoral español, cuenta con dos versiones: es blanca con dos medusas dibujadas en azul oscuro o magenta salvo en Canarias, cuyas costas exhiben un banderín triangular rojo con un círculo blanco que contiene dos medusas negras sobre un triángulo amarillo.
Esta nueva señal de alerta, que también se ha introducido en Italia, ha cobrado protagonismo en los últimos años a pesar de que nació ya hace más de diez en las playas del Mediterráneo septentrional, explican en Cruz Roja, institución que promovió esta enseña al comprobar que la mayoría de los bañistas consideran que las banderas de señalización de peligro en la costa se refieren exclusivamente al estado del mar.
En los municipios que aceptan la presencia de esta bandera suelen ser los servicios de vigilancia y salvamento de la Cruz Roja los que verifican la concentración de medusas e informan al responsable municipal correspondiente, señala la organización.
Es el mismo sistema que la institución utiliza para decidir si en la costa ondeará el gallardete verde, amarillo o rojo que define si la inmersión en el mar es segura, una señalización presente en todas las playas habilitadas para el baño hasta el punto de que en aquellas donde no está presente “debe considerarse razonablemente que éste está prohibido”, afirman en Cruz Roja.
La señalización, instaurada en España en 1972, en ocasiones “no se respeta como se debiera” por personas que sobrevaloran sus capacidades físicas o desconocen el medio marino, alerta la organización.
Destinadas especialmente a los turistas están las banderas azules, a través de las cuales la Fundación para la Educación Ambiental y la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC) certifican que playas de cuarenta países cumplen criterios de legalidad, accesibilidad, sanidad, limpieza y seguridad, y cuentan con una información y gestión ambiental adecuadas.
La costa española luce una de cada seis banderas azules izadas en el mundo, lo que sitúa al país como líder mundial en número de enseñas, a pesar de que este verano perdió 49, al obtener derecho a colocarlas en 455 playas y 72 puertos que suponen en torno al cinco por ciento del litoral, según ADEAC.
La asociación advierte de que las infraestructuras exigidas por bandera azul no deben justificar que se altere el carácter natural de los parajes ni utilizarse como “excusa” para facilitar la construcción de vías de acceso e instalaciones o su posterior recalificación o urbanización.
Como contrapunto a las banderas azules, Ecologistas en Acción creó hace nueve años la bandera negra, enseña que castiga los atentados contra los ecosistemas litorales y que, a diferencia de las otras banderas, no dura muchas horas en las playas cuando es izada por los miembros de la organización, explicó a Efe Jorge Sáez, coordinador de costas del grupo ecologista.
La bandera azul, señala Sáez, es exponente del turismo masificado de sol y playa que denuncia su enseña, y que es responsable de la urbanización de la costa, de la construcción de puertos deportivos, paseos marítimos y del aumento de vertidos, problemas que afectan sobre todo a las playas mediterráneas, pero que ganan terreno en las cantábricas, señaló Sáez.
Estas actuaciones hicieron al litoral español merecedor de 317 banderas negras -de casos irreversibles- y 310 puntos negros -actuaciones puntuales o proyectadas- este último verano.