NUEVA YORK, 23 (Reuters/EP)
Los cambios de presión durante los viajes en avión podrían hacer que las bombas de insulina emitan demasiada o muy poca cantidad de medicación, lo que podría poner en riesgo a los diabéticos extremadamente sensibles a estas variaciones, según un estudio.
Expertos dirigidos por Bruce King, del Hospital de Niños John Hunter en Newcastle, Australia, escribieron en la revista 'Diabetes Care' que se decidieron a investigar el tema después de saber de una niña de 10 años con diabetes tipo 1 a la que le bajó demasiado la glucosa una hora después del despegue.
Tras escuchar que otros diabéticos que usaban bombas de insulina --las cuales se colocan generalmente a personas con diabetes tipo 1 para que administren la hormona a lo largo del día-- tenían experiencias similares, los investigadores pusieron 10 de estos dispositivos en un vuelo comercial.
Durante el despegue, cuando la presión del aire estaba disminuyendo, las bombas emitieron entre 1 y 1,4 unidades extra de insulina, en promedio.
Durante el aterrizaje, cuando la presión estaba en aumento, cierta cantidad de insulina regresó a las bombas, lo que provocó la emisión de poca cantidad de la hormona, es decir menos de una unidad.
“La reducción de la presión atmosférica provoca la emisión predecible e involuntaria de insulina en las bombas por la formación de burbujas y la expansión de las burbujas existentes”, escriben King y su equipo.
El autor añadió a Reuters Health: “Cualquier persona que usa una bomba de insulina debería saber que los grandes cambios en la presión pueden causar este efecto”.
No obstante, otros especialistas en diabetes señalaron que el problema es poco frecuente y que, en la mayoría de los diabéticos, rara vez causa problemas.
“Realmente no es un problema frecuente ni recurrente que escuche de los pacientes que vuelan”, señala Robert Cohen, endocrinólogo de la Facultad de Medicina de la University of Cincinnati, quien no participó del estudio.
“Las personas muy sensibles a los pequeños cambios en las dosis son las que van a ser más sensibles a esto. Las personas que reciben dosis amplias o que no son muy sensibles (...) son mucho menos propensas a verse afectadas por esto”, añade.
El equipo de King recomienda desconectar la bombas antes del despegue y del aterrizaje y asegurarse de que no haya burbujas de aire en la insulina antes de reconectarlas, aunque Cohen señaló que era extremadamente importante que las personas sepan cómo realizar esto correctamente.
Cohen añade que los pacientes deberían chequear con sus médicos si esto podría ser un problema para ellos y, en caso afirmativo, cómo lidiar de manera segura con el asunto.
Las bombas usadas en el estudio estaban fabricadas por Animas y Medtronic, que escribieron en un comunicado conjunto a Reuters Health: “Muchos factores afectan la glucosa sanguínea durante el viaje y es poco probable que el efecto de pequeñas variaciones en las dosis durante el curso de un viaje en avión sean clínicamente significativas. No obstante, ambas empresas continuamos investigando más el tema”, añaden.