El plan de vacunación contra la COVID-19 comenzó en Canarias el 27 de diciembre de 2020 con el caso de Doria Anatolia Ramos, primera mujer en recibir la dosis de Pfizer en el Archipiélago. Desde entonces, la consejería de Sanidad del Gobierno autonómico ha administrado 13.607 vacunas hasta este lunes, un 49,19% del total recibidas. El proceso no es rápido ni lento. Sigue la media nacional (54,46%) y se aleja de las autonomías que peor lo están haciendo, como Madrid (25,2%) y Baleares (36,2%). El presidente de la Asociación Española de Vacunología y coordinador del plan en las Islas, Amós García Rojas, se muestra satisfecho: “Ha superado mis expectativas”. Y esta mañana el presidente de la Comunidad, Ángel Víctor Torres, ha ido un paso más allá afirmando que espera tener al 70% de los residentes canarios vacunados para verano. El ritmo aumentará, eso lo ha asegurado en varias ocasiones el Ejecutivo regional. Pero la velocidad debe ser mucho mayor, un 984,7% más, si se quiere alcanzar esa inmunidad de rebaño dentro de seis meses.
El objetivo que ha puesto Torres encima de la mesa es vacunar a 1.631.940 canarios antes de que llegue julio. Eso significaría administrar, desde mañana mismo, 64.540 dosis cada semana. O lo que es lo mismo, 9.220 todos los días. Ninguna comunidad se encuentra realizando estos números y Canarias, según los datos de Sanidad, inyecta una media de 850 vacunas cada jornada. Solo multiplicando de forma drástica el reparto podría alcanzar la meta que ha marcado el presidente canario y que paralizaría de forma notoria la transmisión del virus.
“La campaña es compleja y más en nuestro territorio”, subraya a este periódico García Rojas. “Es un proceso insólito. Se pretende vacunar al mayor número de gente en el menor espacio de tiempo posible”. El también jefe de Epidemiología del Gobierno autonómico recuerda que la entrega de las vacunas es competencia del Estado, y que solo atañe a Canarias la administración de las mismas.
Es ahí donde nacen los problemas. Porque el Archipiélago no puede usar camiones para trasladar las dosis al resto de islas, ahonda García, quien añade aún más complicaciones. “Hay que saber la vida media de las vacunas. Qué tenemos que preparar. Conocer en qué envases vienen, que son multidosis. Y otra cuestión: que hay que registrarlas. Eso no es fácil”.
El portavoz del Ejecutivo regional, Julio Pérez, señaló que Canarias espera administrar 6.000 vacunas a la semana. Torres dijo que se prevén unas 12.000. Las fiestas navideñas no han lastrado el programa que había pronosticado el Gobierno, pero sí han embarrado un poco el camino. El Archipiélago, por ejemplo, no vacunó el 1 de enero y el Día de Reyes. “Los sanitarios están agotados”, justifica García, quien cree que la cobertura para verano “será interesante” pero difícilmente alcanzará esos más de dos tercios de la población que espera Torres.
Con los datos actuales en la mano, las Islas lograrían la inmunidad de rebaño en 2025. Esto es irreal, porque faltan por llegar aún más vacunas como la de Moderna, que se espera a finales de esta semana, y la de AstraZeneca, que podría aterrizar en febrero. Pero ante esta proyección, varias son las voces que piden una vacunación express día y noche durante toda la semana. Quizá esto con personas más jóvenes sí se pueda hacer, indica García, pero con la población diana del primer grupo, esto es, los usuarios de residencias, es más complicado porque la vigilancia posterior a la inyección, de unos 20-25 minutos, no se podría llevar a cabo. “Lo que no podemos hacer es distorsionar la vida de los más mayores. No creo que se les deba alterar el sueño”.
El Gobierno regional ha reportado que un 74% del grupo 1 (residentes en centros de mayores y personal) ya se ha vacunado. Los próximos serán los sanitarios. Dentro de todo ese bloque “solo ha habido muy pocos casos” de personas que se han negado a recibir la dosis. Residentes casi ninguno, agrega Amós. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) que preguntó sobre la disponibilidad de inmunizarse, solo el 28% de los encuestados indicaron que no estaban dispuestos a vacunarse de manera inmediata, 19 puntos porcentuales menos que en noviembre (47%).