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18-M

Canarias exige en las calles el fin del turismo masivo y la destrucción del territorio: ''No somos un parque temático''

Una de las pancartas de la manifestación convocada en Tenerife este 18 de mayo en la que puede leerse 'Canarias tiene un límite' con la imagen de César Manrique

Natalia G. Vargas / Toni Ferrera

Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria —
18 de mayo de 2025 19:39 h

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''Es hora de despertar''. Una gran marea amarilla ha recorrido este 18 de mayo las calles de Canarias para pedir el fin del turismo masivo y de la depredación del territorio. Decenas de miles de personas se han vuelto a manifestar en las capitales de todas las islas, salvo La Graciosa, en una nueva jornada histórica que ha seguido la estela del pasado 20 de abril de 2024. Los protestantes han exigido una moratoria, la implantación de una ecotasa destinada a la conservación y la paralización de grandes proyectos turísticos. También han denunciado el aumento del precio de los alquileres, los vertidos contaminantes al mar y el empleo del agua “para campos de golf” y no para la agricultura.

En Santa Cruz de Tenerife, la movilización arrancó a las 11.00 horas desde la Plaza Weyler hasta la plaza de España, frente al Cabildo de Tenerife. La gran afluencia de asistentes hizo que a las 12.45 horas, cuando se procedió a la lectura del manifiesto, aún hubiera personas saliendo del punto de partida. “Luego dirán que somos cuatro ecologistas”, comentaba un asistente. Aunque los datos de la Delegación del Gobierno cifran en 15.000 las personas que apoyaron la manifestación, las plataformas convocantes apuntan a entre 90.000 y 100.000 personas. 

“Hoy estamos aquí personas de todas las edades, de todos los rincones de la isla, con ideas diferentes en muchos aspectos, pero con algo muy poderoso en común: el amor por nuestra tierra y la certeza de que no podemos seguir permitiendo su destrucción”, arrancó el manifiesto. Después de la lectura, un grupo de personas ataviadas con un EPI (Equipo de Protección Individual) simularon el vertido de aguas sucias sobre las fotos del alcalde de Granadilla, José Domingo Regalado, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, el alcalde de Adeje, José Miguel Rodríguez Fraga, y el consejero de Transición Ecológica, Mariano Hernández Zapata.

Muchas de las pancartas criticaban la presencia de aguas fecales en el mar de Tenerife. Solo en las últimas dos semanas han cerrado al baño cuatro playas en el sur de la isla por presencia de las bacterias Ecoli y Enterococos. Los asistentes también pidieron la protección de los espacios naturales de la isla, como Punta de Teno, un rincón virgen donde ahora se está construyendo un restaurante y 42 plazas de aparcamiento, o Anaga, uno de los enclaves más masificados de Tenerife. La petición de paralizar el proyecto turístico de Cuna del Alma, el Circuito del Motor  y el parque Underwater Gardens también atravesó toda la movilización. 

“Salud mental también es poder pagar un alquiler”, decía uno de los carteles. Luz, de 18 años y vecina del pueblo de Los Realejos, sostenía una pancarta en la que se podía leer “Mi abuelo se tuvo que ir en busca de perras y a mí me quieren echar de mi tierra”. La joven lamenta que la sobreexplotación de la isla haya derivado en la imposibilidad de encontrar una vivienda digna. “A mí me encantaría seguir viviendo aquí, pero cada vez es más difícil”, reconoce. 

Lo mismo señala Ico Escatllar, vecina de La Laguna, una ciudad Patrimonio de la Humanidad que, desde su punto de vista, “ha perdido su esencia” con la irrupción de las franquicias y de las viviendas vacacionales. “Ya apenas hay lugares donde puedas tomarte un café por los precios de antes”, ejemplifica.

''Yo nací aquí, no me voy a ir''

En Las Palmas de Gran Canaria, Delegación del Gobierno apunta que hubo 5.000 manifestantes, pero los colectivos cifran en alrededor de 40.000 el número de asistentes. La marcha comenzó en el Auditorio Alfredo Kraus y terminó en la plaza de La Puntilla, recorriendo todo el paseo de Las Canteras ante la indiscreta mirada de turistas que abarrotaban terrazas y restaurantes. 

Por un momento, los canarios, la población local, fueron el centro de atención y no los visitantes extranjeros, como denunciaban al grito de “paraíso para todos, no para unos pocos” y “yo nací aquí, no me voy a ir”. Sara, de 37 años, cuenta que vive cerca de El Agujero, en Gáldar, un tesoro escondido en el norte de la isla de Gran Canaria que está masificándose y que “por eso están aumentando los alquileres y se están deteriorando las zonas donde antes no había turistas. Es insostenible y no hay regulación”, sostiene. 

Los manifestantes se reconocían en cada pancarta. Una decía “salario medio: 1.300 euros, alquiler, 1.000, ¿300 euros para vivir?”, y las personas asentían, identificándse con la realidad de miles de residentes. “El Gobierno no apoya la protección del medioambiente. Ha apostado por más hoteles, poca vigilancia de las zonas protegidas… Los puntos de interés paisajístico, como el Roque Nublo o las Dunas de Maspalomas, están desprotegidos”, expresa Juan, de 70 años. 

A pocos metros, en la playa, hubo quienes colocaron sus hamacas de cara a la manifestación y otros, despreocupados, continuaron disfrutando de la vista al mar. “No es turismo, es colonialismo”, “con este alquiler, no da pa’ comer” y “dónde están, no se ven, nuestras casas de alquiler”, gritaban los canarios, que después de varios cánticos paraban unos segundos para aplaudir y hacer sonar sus pitos, tambores y caracolas, como si estuvieran felicitándose por estar dando la cara por sus Islas. 

“Me da pena ver cómo se destruye el entorno natural para construir hoteles que solo sirven para el enriquecimiento de unos pocos”, agrega Sara, de 27 años. “Estoy aquí para luchar por los derechos de la isla en la que nací y por mi futuro. No pienso irme, pero siento resignación por las condiciones en las que estamos. Y si esto fuera a más, sí me plantearía salir”, confiesa Elba, también de 27.

Según los datos de la Delegación del Gobierno, en Lanzarote se movilizaron 2.000 personas, en Fuerteventura y La Palma, 500, en La Gomera, 100 y en El Hierro, 90. Las reivindicaciones también se han replicado en algunas ciudades de la Península y de Europa, como Barcelona, Madrid, Bilbao o Berlín.  “No queremos más cemento. No queremos perder ni un metro cuadrado más de tierra. Queremos poner límites claros. Ayer, hoy y siempre: Canarias no se vende, Canarias se defiende”, concluyeron los manifiestos leídos en el Archipiélago.

“Es profundamente colonial el uso que se hace del territorio canario como plataforma de agresión a otros pueblos, lugar estratégico militar, con equipamiento y bases militares, maniobras y ensayos de guerra, envío de tropas para las injerencias internacionales, basurero de material militar desechado, zona fronteriza que priva de derechos a las personas que migran”, expresaban en el manifiesto descde Alternativa antimilitarista.Moc/Adnv. “Nos contaminan y nos convierten en objetivo militar”. Reclaman un estatuto de neutralidad para Canarias, un territorio de no agresión, desarmado, desmilitarizado, “zona de paz”.

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