Pagar por visitar espacios naturales es una práctica cada vez más frecuente. Con el paso de los años, son muchos los lugares que se han sumado a esta iniciativa para procurar su conservación y sostenibilidad. En España, puntos emblemáticos como el Parque Nacional de Doñana, el Parque de La Laguna Negra o el Parque de Timanfaya cobran una entrada a sus visitantes, una medida que los conservacionistas creen necesaria y que en estos días se ha avivado tras unas declaraciones del vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso (PP), que después matizaba sus palabras.
En Canarias, hay cuatro Parques Nacionales: el Parque Nacional del Teide, el Parque Nacional de Garajonay, el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente y el Parque Nacional de Timanfaya, el único en el que se paga entrada. En el Archipiélago, aún no se cobra por acceder a los parques naturales ni tampoco existe una tasa turística como sí sucede en otros puntos del país, como Balears o Catalunya. Este debate ha cogido fuerza a lo largo del año gracias a las reivindicaciones de colectivos sociales y ambientalistas que solicitan al Gobierno de Canarias medidas que frenen el colapso turístico y el deterioro medioambiental. El pasado 19 de septiembre el vicepresidente y consejero de Turismo de Tenerife, Lope Afonso, se mostraba abierto a implantar una tasa para acceder al Parque Nacional del Teide, incluido para los residentes. Poco después, se retractó de sus declaraciones y aseguró que solo había dado “su opinión personal”.
En el pleno del Cabildo de Tenerife de este viernes, Afonso puntualizaba que sí que es partidario de abrir un debate “sosegado y responsable”, pero ha remarcado que la decisión se debe tomar de forma “colegiada” y no depender del “criterio único” de un consejero. El vicepresidente ha indicado que el Cabildo no maneja “plazos concretos” para una eventual implantación y ha indicado que una posible recaudación podría destinarse a nuevos servicios, recursos o equipamientos que puedan mejorar la visita o también para la mejora de la conservación del parque. “Soy partidario del debate pero no a la ligera”, dijo.
Los últimos datos del Boletín de la Red de Parques Nacionales cifraron en 4.330.994 las personas que visitaron el Teide en 2018, datos que superaban los de 2017. Con la llegada de la pandemia, el número de turistas descendió, pero en apenas dos años Canarias volvió a recibir las mismas cifras de visitantes que en los años previos a la llegada del coronavirus: en 2019, llegaron a Canarias 13,14 millones de turistas, mientras que en 2022 recibió 12,4 millones.
Tenerife es la isla más visitada del Archipiélago con 5,8 millones de visitantes en 2022, seguida de Gran Canaria (3,8 millones), Lanzarote (2,8 millones) y Fuerteventura (2 millones). Sin embargo, estos datos cobran mayor relevancia si se tiene en cuenta cuánta población hay en Canarias que, según los últimos censos, datan en más de 2,2 millones de personas. A pesar de su limitado territorio, es la octava comunidad autónoma que más población tiene.
El director de la Fundación Telesforo Bravo, Juan Coello, defiende tanto la tasa turística (cobrar por los días de estancia en un destino) como cobrar una entrada en los espacios naturales. Sí considera que las personas residentes deberían quedar exentas y que paguen únicamente los turistas: “Los canarios financiamos las políticas medioambientales y de conservación vía impuestos. Se podría valorar cobrar a los locales determinados servicios, pero que se cobre una entrada que en parte nosotros estamos financiando, no nos parece correcto”. Por otra parte, pone el foco en el porcentaje del presupuesto que cada isla destine a la conservación del medioambiente que, en líneas generales, “es deficiente”.
Recuerda que en otros lugares ya está establecida. “En otros sitios, esto se lleva a cabo. Por ejemplo, en Azores se cobra por entrar a Montaña del Pico alrededor de 25 euros y la gente no lo cuestiona ni lo critica, ni siquiera las patronales hoteleras. No hay debate”.
“La gestión de presupuestos también es importante de cara a un posible cero turístico, porque como ha alertado la Organización Mundial de la Salud (OMS) las pandemias serán un tema recurrente en el futuro. Si no viene la gente, estaríamos dejando la recaudación en manos de un instrumento que no estaría recibiendo dinero por no recibir visitantes. Por lo tanto, tiene que haber también en este caso una aportación importante de presupuestos de cada administración, porque para algo los ciudadanos estamos pagando impuestos”, explica el director Coello.
Timanfaya, 50 años cobrando entrada
En 2024, el Parque Nacional de Timanfaya cumplirá 50 años. Desde su creación, en 1974, se cobra la entrada a los visitantes, una medida que el director, Pascual Gil Muñoz, explica que no ha impedido que la gente acuda a Timanfaya. “No viene menos gente por cobrar la entrada. Es más, hay un exceso de visitantes y el parque se colapsa”, manifiesta el director Gil.
En Timanfaya, se cobra la entrada tanto a extranjeros como a residentes, aunque existen descuentos para personas con discapacidad, residentes canarios y residentes de Lanzarote. No obstante, Gil Muñoz explica que el dinero de las entradas no repercute en la conservación del parque, sino que se financia gracias a los fondos públicos vía impuestos. “La conservación del parque la lleva el Gobierno de Canarias y la gestión principal de las visitas, que no son todas, están a cargo de los CACT (Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote). Lo ideal sería invertirlo en Timanfaya, que es como se hace en otros parques”, explica el director.
Según el Gobierno de Canarias, Timanfaya recibió en 2022 alrededor de 1,5 millones de visitantes. Para evitar el colapso en el parque, el Gil Muñoz explica que desde 2010 se encuentran negociando con los CACT para sacar los vehículos particulares y que únicamente se acceda en guagua: “Tendría muchos beneficios. En primer lugar, evitaría colas y el impacto paisajístico y medioambiental que esto genera y, por otro lado, mejoraría la calidad de las visitas. Las colas son de más de dos horas y la gente termina saliéndose del coche y se pone a caminar por el volcán, que está totalmente prohibido. Lo que distingue a Timanfaya del resto de volcanes de la isla es que son volcanes sin pisar, es natural. Solo están peinados por el viento y la lluvia. Las huellas cambian el aspecto del parque”, detalla el director.
En Lanzarote, también hay otros espacios donde se cobra la entrada, como la Cueva de los Verdes o Jameos del Agua, una isla que los conservacionistas califican de “modelo para Canarias” y que este año inició los trámites para declararse Zona Turística Saturada. Con un censo de 156.112 habitantes en 2022 según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Lanzarote recibió 2,8 millones de turistas.
Tanto desde la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello como desde el Parque Nacional de Timanfaya recalcan que con el cobro de la entrada el visitante no solo valora aquello por lo que paga, sino que también los hace corresponsables de la conservación del parque natural. “Hay un clamor social, porque los espacios naturales se están viendo deteriorados. Estamos sufriendo las consecuencias y se nos agravarán. La tasa turística es un debate necesario y sano, porque también entran en juego otros asuntos, como la especulación urbanística o la masificación”, declara el director Coello.
El rechazo del actual Gobierno a la tasa turística
Recientemente, el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, rechazó la tasa turística y alegó que el Gobierno no estaría a favor de la “turismofobia”. Además, excusó su postura con el sobrecoste que deben pagar los visitantes para viajar a las Islas. En lo que va de año, Canarias ha recibido 7,9 millones de turistas, un 16% más que en 2022 y con cifras que colocan al Archipiélago como la tercera comunidad autónoma que más turistas recibe por encima de grandes regiones, como Madrid o Andalucía.
En Marruecos, Maldivas, Cabo Verde o Thailandia e, incluso en ciudades europeas, como Roma, Ginebra, Munich, Venecia o Milán se cobra la tasa turística a los visitantes. El precio oscila entre 1 y 4 euros llegando a ser más barato según disponga el lugar de destino. Esta iniciativa pretende sufragar la presión turística en países y ciudades populares que se han visto asfixiadas por la masificación. Otras ciudades de España, como Valencia, Sevilla, Málaga y Santiago de Compostela estudian implantar la tasa turística.
Desde la Fundación Telesforo Bravo-Juan Coello, asociación dedicada a la conservación del Archipiélago, su director, Jaime Coello, explica a este medio que la tasa turística (cobrar por los días de estancia en un destino) “es un debate desde hace demasiado tiempo” y que en Canarias “se sigue mareando la perdiz” con el asunto.
Coello explica que tanto la ecotasa como el cobro en los espacios naturales protegidos son medidas clave para la conservación del territorio, pero también para costear servicios de calidad, mantener los espacios en condiciones óptimas o pagar los salarios de los trabajadores de esos espacios. Asimismo, indica que es importante “socializar los beneficios del turismo y que se queden en Canarias y su gente”. “La ecotasa puede servir para actuar con políticas medioambientales, educativas e incluso en materia de patrimonio. En Canarias, el turista deja mucho dinero en el hotel”, señala el director.