Productos aparentemente inofensivos, como algunos limpiacristales, disolventes para pintadas o desengrasantes usados en comedores escolares son un riesgo para la salud
MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
Uno de cada 10 cánceres que se diagnostican cada año en España tiene su origen en la exposición a una sustancia cancerígena en el trabajo, donde cerca del 20 por ciento de la población de este país podría estar conviviendo con este riesgo casi desconocido y que está presente tanto en ámbitos como el de la construcción o la industria, como en oficinas, el sector agrícola o en los colegios.
Es el mensaje difundido este miércoles por Comisiones Obreras en la presentación de su campaña 'Cáncer Cero en el Trabajo' ('www.cancerceroeneltrabajo.ccoo.es'), una iniciativa que busca concienciar a los empresarios, las administraciones y la sociedad en general --a través de folletos y en Internet-- de que estas sustancias peligrosas con las que se suele trabajar pueden detectarse y sustituirse por otras.
Así lo ha explicado el secretario confederal de Salud Laboral de este sindicato, Pedro J. Linares, quien asegura que casi la mitad de los agentes cancerígenos reconocidos por la Agencia Internacional del Cáncer (IARC) --173 de los 375-- son “cancerígenos laborales”. Sin embargo, poca gente conoce esta situación.
El más conocido y reconocido de los agentes cancerígenos es el amianto. De hecho, según Comisiones Obreras, existen un total de 18 ocupaciones en las que se ha demostrado un exceso de cáncer en relación con la población general. La mayoría se encuentran en la industria del aluminio, del cuero y del calzado, del mueble, del caucho, la empresa de fabricación textil y la industria de la impresión.
No obstante, poca gente sabe que también hay sustancias cancerígenas en productos aparentemente inofensivos, como los empleados para limpiar cristales o eliminar pintadas, en plaguicidas o en los potentes desengrasantes que se usan para limpiar en los comedores escolares.
LA CAUSA DEL AUMENTO DE CÁNCERES INFANTILES
“Hay muchos productos cancerígenos que se emplean en las escuelas, en los productos de limpieza para borrar pupitres o en los desengrasantes que se utilizan en los comedores”, ha destacado Linares, quien considera que la exposición de los niños a estos agentes es “una de las causas de cáncer infantil, cuyo importante incremento en España debería ser motivo de alarma para las autoridades sanitarias”.
A su juicio, las cifras de casos de cáncer laboral en España --sólo 34 en 2010 y 60 en el año 2009-- están enmascarando esta situación y “llevando al error” de que la situación no es tan grave. “El problema es que es prácticamente imposible demostrar causa-efecto que un cáncer ha aparecido por la exposición del trabajador a agentes cancerígenos, ya que la etiología del cáncer es multicausal”, señala.
Además, el hecho de que reconocer la existencia de un cáncer laboral esté ligado a su indemnización también frena el proceso. Muchos empresarios y administraciones incluso prefieren hacer oídos sordos ante estos riesgos, de fácil prevención.
“La experiencia nos ha mostrado que sólo con la acción legislativa es imposible conseguir objetivos sociales tan ambiciosos como la eliminación y reducción del uso de agentes cancerígenos en el trabajo. Por eso pedimos la colaboración de todos para identificar los productos de riesgo y poder eliminarlos o sustituirlos por otros, una tarea sencilla que podría salvar muchas vidas”, asevera.