Cáritas pide habilitar las 200.000 viviendas vacías que hay en Canarias para ayudar a salir del búnker de la pobreza agravada a miles de familias, muchas con menores a cargo, que han caído en un pozo de exclusión del que es muy difícil salir, en parte por la inacción de la Administración.
Así lo ha denunciado este lunes en la presentación de su memoria anual 2023 el director de Cáritas Diocesana de Canarias, Gonzalo Marrero, al considerar que el Gobierno de Canarias lleva más de veinte años sin dar pasos eficientes en materia de vivienda, una emergencia que, junto con otras carencias, está intensificando la pobreza en la región.
La ONG de la Iglesia atendió el pasado año en la provincia de Las Palmas a 29.100 personas (9.463 hogares), un 17,5 % más que las asistidas en 2019, para lo que empleó un 20 % más de intervenciones que en 2022 debido a la compleja espiral de pobreza que sufrían, al enfrentar, al mismo tiempo, la mayoría de ellas, falta de trabajo, deterioro mental y físico, adicciones, aumento del coste de la vida, carencia de ingresos y dificultades para acceder a una vivienda.
Recordando que “los pobres son pobres de todos”, el obispo José Mazuelos, ha instado a la Administración a contribuir con sus políticas a que se puedan “abrir ventanas” para que “los últimos”, a los que da voz esta ONG, pueda salir de una pobreza cronificada y perpetúa que les impide, a ellos y a sus hijos, tener expectativas de vida“.
Cáritas Diocesana de Canarias constata que los indicadores económicos positivos y las políticas de protección social no están amortiguando la difícil situación de las personas atendidas en la provincia de Las Palmas. Al contrario, la institución diocesana confirma en su memoria anual que la pobreza y la exclusión social se han intensificado durante 2023 entre las familias canarias, a pesar del optimismo económico de los diferentes actores sociales.
La pobreza, cronificada en Canarias, se ha intensificado en las personas más vulnerables que aún no han podido superar las consecuencias de la pandemia y las continuas crisis, agravándose su situación en 2023 con el aumento de los precios de los alimentos y el coste de la vivienda.
Cáritas Diocesana de Canarias atendió en 2023 a 29.100 personas, un 17,5% más que en 2019, antes de que la pandemia disparase el número de personas atendidas como consecuencia de los efectos socioeconómicos de la mayor crisis de la historia contemporánea. Sus consecuencias siguen notándose en la situación de los 9.476 hogares atendidos por esta institución el pasado año.
“Familias a las que ni siquiera tener un empleo garantiza cubrir los gastos básicos en alimentación y que viven en riesgo de exclusión residencial por el considerable aumento de las hipotecas y los alquileres en Canarias”, destacó el obispo de la Diócesis de Canarias y presidente de Cáritas, José Mazuelos, en la presentación de la Memoria de 2023 de la institución diocesana.
Como consecuencia de ello, prosiguió Mazuelos, “a pesar de la mejora de las prestaciones sociales y el optimismo económico que se respira, para las más de 29.000 personas atendidas por Cáritas la realidad no ha cambiado. Todo lo contrario, la pobreza se ha intensificado, es más severa, más cruda, deja una huella más profunda en las familias y surgen perfiles más agravados”, significó el obispo.
Propiciado por un escenario de incertidumbre e inestabilidad, las personas atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias tienen más dificultades para superar la exclusión social. Las ayudas sociales y económicas son lentas, ineficaces y no llegan a los colectivos más desfavorecidos, por lo que surgen perfiles más agravados, como el de las personas trabajadoras pobres, con alguna diversidad funcional o que sufren un mayor deterioro, no sólo en sus economías, sino también en su salud mental, mayor aislamiento y soledad, sobre todo en las personas mayores, e incremento de las adicciones.
Como consecuencia de la compleja realidad de las personas más pobres de Canarias, golpeados por situaciones de pobreza y exclusión más intensas y trasversales, el director de Cáritas Diocesana de Canarias, Gonzalo Marrero, destacó que la institución tuvo que “doblar esfuerzos, de voluntariado y personas trabajadoras, ya que la institución aumentó en 2023 en un 20% el número de sus intervenciones, frente al 6% de 2022. Lo que denota esta intensificación de las situaciones de los hogares atendidos”, subrayó el director.
“Ante esta nueva fotografía de la pobreza en las islas, también hemos entendido que es necesario proteger a las familias y a las personas que acuden a Cáritas para evitar que lleguen a una extrema vulneración en la que las consecuencias son más difíciles de revertir. Cuando una familia, por poner un ejemplo, pierde su casa los riesgos de entrar en una espiral mayor son del cien por cien”, aseveró Gonzalo Marrero, citando los datos que refleja la Memoria anual y advirtiendo al tiempo que la recuperación económica en Canarias, especialmente la recuperación del empleo, y las políticas puestas en marcha por las administraciones públicas para paliar los efectos de las crisis, no son suficientes para revertir la situación de las personas más pobres.
En la misma línea, la secretaria general de Cáritas Diocesana de Canarias, Caya Suárez, enumeró algunas de las situaciones complejas a las que se enfrentan los hogares acompañados por la institución. “Damos respuesta a familias con dificultades para llevar una alimentación adecuada, con dificultades para el acceso al empadronamiento, enfermedades incapacitantes no reconocidas, dificultades de conciliación por el cuidado de menores y personas dependientes, problemas de salud mental, carencias cognitivas, baja cualificación, hacinamiento, ingresos insuficientes, trabas para la homologación de títulos, dificultades para la regularización
administrativa de la población migrante, conflictividad, desestructuración familiar, soledad de personas mayores, etc.“ significó Suárez en la rueda de prensa de la presentación de la Memoria de 2023.
Esto confirma que, “si en años anteriores atendíamos a una familia con una situación concreta o problema específico de alimentación, pago de recibos o desempleo, ahora abordamos la misma situación intensificada y con mayor complejidad, apostilló José Mazuelos en la comparecencia de prensa.
Tener un empleo no es garante para sostener una vivienda
Según refleja la Memoria 2023 de Cáritas Diocesana de Canarias, el acceso al empleo no garantiza la integración plena y, por lo tanto, se consolida y normaliza la figura del trabajador o trabajadora pobre. Esto es, personas cabezas de familias que, a pesar de contar con un empleo, no pueden cubrir todos los gastos básicos de un hogar: alimentación, recursos energéticos o el sostenimiento de la casa. Y es que el aumento desmesurado del precio de la vivienda en Canarias afecta directamente al presupuesto de los hogares de bajos ingresos, puesto que el 45% carece de ingresos regulares.
Caya Suárez, refrendó esta tendencia al dibujar el perfil de las personas más vulnerables con datos de la intervención de la institución del pasado año: “El 69% de las personas atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias se encontraba en situación de desempleo. Solo el 16% de los hogares tiene uno de sus miembros con empleo, de los cuales el 5% con un trabajo en la economía sumergida. Como consecuencia de ello, las personas trabajadoras pobres atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias pasaron del 6% antes de la pandemia al 11% en el último año”.
La secretaria general expuso que el aumento de las necesidades y el número de respuestas de la intervención de Cáritas Diocesana de Canarias en el último año se ha debido a que “la pobreza se intensifica, cronifica y se hereda en Canarias. Carecer de una vivienda supone la entrada de lleno en la exclusión social severa, una espiral de pobreza que conlleva la concatenación de múltiples factores”, significó Suárez.
Por tanto, Cáritas Diocesana de Canarias confirma que el derecho a la vivienda es el principal derecho vulnerado y principal condicionante de exclusión social para las familias canarias, pues el 33% de los hogares atendidos no es titular de su casa. Desde el área de Vivienda se atendió de forma directa a 1.916 personas en 2023 y 208 representan a familias en exclusión residencial, en riesgo de pérdida de su vivienda o ya sin ella.
Caya Suárez también destacó en la presentación de la Memoria de 2023 que el rostro de las personas pobres atendidas por Cáritas Diocesana de Canarias sigue siendo de mujer en un 59%, un 47% tienen entre 40 y 59 años, el 53% es de nacionalidad española, un 45% son familias con menores a cargo, están en desempleo un 69% y el 45% no tiene ningún tipo de ingreso.
La concatenación de varias crisis, que ha provocado que Cáritas Diocesana de Canarias atendiese durante 2023 a un 17,5% de personas más que antes de la pandemia, además de las dificultades para salir del laberinto de una pobreza cronificada más intensa que cuestiona los datos económicos más optimistas, y provocan un aumento de las patologías de salud mental y el consumo de sustancias que derivan en adicción en la población más vulnerable.
Cáritas Diocesana de Canarias aboga por un reparto más justo y equitativo de la riqueza y la protección de los derechos básicos de todas las personas, como la alimentación, el acceso a la vivienda y a un trabajo digno, y mantendrá el compromiso de seguir trabajando allí donde se necesite, para abrir camino a la esperanza.