La Asociación Gallega contra el Maltrato al Menor (AGAMME) ha presentado una denuncia ante el Juzgado de guardia en Las Palmas de Gran Canaria por el presunto caso de explotación infantil a bordo del mayor buque pesquero-factoría del mundo, el Lafayette, que continúa deambulando a unas 50 millas de la costa grancanaria “sin gobierno” después de que abortara el miércoles por la noche el fondeo en el Puerto de La Luz, donde tenía previsto arribar el martes procedente de A Coruña.
AGAMME también ha presentado escritos al Defensor del Pueblo, la asesora del área de Migraciones e Igualdad de Trato del Gobierno central, la Fiscalía General del Estado, el Defensor de Menores y el Diputado del Común.
La asociación trata así de reactivar una investigación que fue archivada por la Fiscalía de Ferrol el pasado jueves, después de una inspección de pasaportes en la que no se apreciaron indicios de la presencia de menores trabajando en el buque, como aseguraba el trabajador de los astilleros que denunció el caso. El operativo policial desplegado no pudo, sin embargo, revisar a fondo el Lafayette al carecer de los permisos de extranjería y de la embajada rusa.
“Es evidente que hay niños en ese barco, hemos hablado con mucha gente que fue testigo”, afirma Eva Seoane, portavoz de AGAMME, quien lamenta que no exista material gráfico que atestigüe la situación de la decena de menores de entre 8 y 14 años que se hallarían en el interior del barco. “La Fiscalía de Ferrol no solicitó las cintas de las cámaras de seguridad del puerto y esas imágenes al mes se destruyen”, recuerda Seoane.
La asociación reclama a la Justicia que actúe “con la máxima premura y contundencia” para “liberar a los menores de la esclavitud”. Su portavoz reclama que las autoridades competentes, haciendo uso de la legalidad vigente a nivel internacional, aborden el buque o lo lleven a puerto para realizar una exhaustiva inspección. “Esos menores tienen que volver con sus familias o ir a un centro de acogida”, asevera Seoane.
AGAMME considera que el capitán del barco con bandera rusa “no sabe qué hacer ni dónde ir” debido al cariz que están adoptando los acontecimientos, con varias organizaciones internacionales al acecho. El buque apenas se ha movido en las últimas horas y navega a una velocidad muy reducida, por debajo de un nudo por hora. “Si no se mueven, por algo será”, advierte la portavoz, quien recalca que el barco debía permanecer otros dos meses en el puerto de Ferrol para reparar una avería técnica, por lo que augura que debe estar sufriendo “unas pérdidas tremendas”.
“Ojalá que no pase nada. Tenemos una espina clavada en el corazón, de aquí se nos escapó. Llevamos tres días sin dormir”, concluye.