Canarias no bajará la persiana por Semana Santa. El Archipiélago, junto con las Islas Baleares, se ha quedado fuera del cierre perimetral que ha acordado el Ministerio de Sanidad con las comunidades autónomas para reducir la movilidad y contener la transmisión del virus en la semana del 26 de marzo al 9 de abril. Las Islas han pedido que se tuviera en cuenta su condición insular y, como señaló el portavoz del Ejecutivo canario, Julio Pérez, el pasado jueves, con la situación actual de la epidemia “no es previsible” un cerrojazo como el que adoptarán las autonomías peninsulares.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció este miércoles un consenso alcanzado en el Consejo Interterritorial de Salud, que reúne a todos los consejeros autonómicos de este departamento, para prohibir los traslados entre comunidades durante Semana Santa y el puente de San José, así como un toque de queda común a las 23:00. Las medidas estarán vigentes del 26 de marzo al 9 de abril y del 17 al 21 de marzo. Las autonomías han pactado un plan sobre el que hay tres notas disonantes: la rebelión de Madrid, que ha votado en contra del documento, y la exclusión de Baleares y Canarias.
La principal conclusión es que el Archipiélago no recibirá en Semana Santa turismo nacional (salvo procedente de Baleares) y sí internacional. El Gobierno regional se ha encomendado a la población residente para oxigenar el turismo y así lo deja claro la campaña Pasión por tus Islas, presentada este miércoles. “El objetivo es generar notoriedad de la marca e incentivar el consumo interno de productos y servicios”, dijo la consejera de Turismo Yaiza Castilla. Pero el Ejecutivo no pierde la esperanza y ha decidido jugar una última carta por los viajeros extranjeros, apelando al eslogan de “destino seguro, fiable y repleto de atractivos”.
Canarias notificó este miércoles 221 contagios de coronavirus, la cifra más alta del último mes. La incidencia acumulada (casos por 100.000 habitantes) en los últimos 14 días muestra un pequeño repunte desde hace semana y media hasta situarse en 112. El Archipiélago es de las pocas autonomías cuya transmisión del virus está aumentando (aunque sea de forma tímida). Gran Canaria y Tenerife están experimentando también leves subidas en las infecciones y cuatro islas, según el informe epidemiológico del Gobierno autonómico, se encuentran en riesgo alto en la ocupación de pacientes COVID-19 en UCI. La situación no es ni muy mala ni muy buena. Pero está claro que ya no “evoluciona favorablemente”, como dijo el portavoz del Ejecutivo el pasado jueves.
El gráfico de arriba muestra en qué punto se sitúa cada comunidad y cada isla del Archipiélago según el semáforo de indicadores que lanzó la Unión Europea en octubre. Bruselas marcó una serie de umbrales para recomendar (que no imponer) una serie de restricciones sanitarias, según considere cada Estado Miembro, y así armonizar la toma de decisiones. Cuando la incidencia (IA) sea menor a 25 y la positividad (porcentaje de positivos según el número de pruebas diagnósticas) sea inferior al 4%, se pinta el color verde; pasa a ámbar si la IA se encuadra entre 25 y 50, sin importar la positividad, o si la IA no supera los 150 y el 4% de positividad. Todo lo demás se traza de rojo. Y Canarias, así como sus dos islas capitalinas, está ubicada ahí.
Este semáforo elaborado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés) no es mandatario. No existe un obligado cumplimento detrás, aunque sí es cierto que establece un punto de partida para evitar las limitaciones a la movilidad decretadas de forma arbitraria a lo largo de toda la pandemia. Por eso Canarias no se cierra a pesar de estar en la zona menos boyante del gráfico. Y los viajeros internacionales podrán poner un pie en las Islas, siempre y cuando lo hagan con una PCR negativa bajo el brazo.
La epidemia, por países
Las infecciones en Italia están volviendo a crecer. La media de siete días se coloca en 21.013 contagios diarios, nivel que no se alcanzaba desde el descenso de la curva en la segunda ola. El Gobierno de Mario Draghi anunció hace dos semanas que prorrogará todas las restricciones en vigor hasta después de Pascua, y debido al reciente repunte de casos todo apunta a que impondrá medidas de protección aún más duras. Sin embargo, según publicó este miércoles el diario Reppublica, habrá una reunión en los próximos días para tomar una decisión firme sobre esta cuestión. Eso sí, según recuerda la Embajada de Italia en España, la entrada de italianos, a excepción de quien proceda de Sicilia, Cerdeña y Valle de Aosta, está permitida.
Alemania también teme una nueva explosión de detecciones. La incidencia es de 81,57 casos por 100.000 habitantes, pero la meseta o valle en la que entró el país germánico a mediados de febrero comienza a coger altura. El Instituto Robert Koch admite que las hospitalizaciones están cayendo entre los mayores de 80 años por las vacunas, “pero básicamente en todos los demás grupos de edad la incidencia está aumentando nuevamente”. Alemania retiró a España de la lista de regiones de alto riesgo el 20 de febrero.
Con respecto al Reino Unido, la tormenta epidémica que azotó al país desde finales de año hasta mediados de enero ya es historia. El Servicio de Salud Pública (NHS, en sus siglas en inglés) ha pasado de contabilizar una media de 60.000 casos diarios en el pico de la segunda ola, a registrar 6.000 en estos momentos. La cepa B.1.1.7 que explica esta explosión de infecciones, y que ya circula por Canarias protagonizando en torno al 40% de los casos, provocó que España aplicara un veto de entrada a los británicos, que no pueden pisar terreno español hasta el 16 de marzo, excepto aquellos vuelos que transporten exclusivamente residentes españoles y nacionales.
Francia, por su parte, vive una doble realidad. Por un lado, los contagios están desbocados, con más de 20.000 diarios. Y por otro, la curva de incidencia no se ha disparado. Es decir, sí que está habiendo un crecimiento de la transmisión, pero de momento contenido. Los ciudadanos galos han sido noticia estos días por protagonizar imágenes de fiesta y despreocupación en Madrid, donde dicen vivir su “vida de antes”, según destacó un estudiante de París a elDiario.es.
Austria, República Checa, Finlandia, Grecia, Noruega, Polonia… Son varios los países europeos que están viviendo un incremento del virus. La Organización Mundial de la Salud, en palabras de su director de Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, ha alertado de esta nueva tendencia. “No es el tiempo de relajarse con las medidas, si lo hacemos corremos el riesgo de tener una nueva ola de casos. Las medidas individuales de prevención, vigilancia sanitaria pública y vacunaciones son los tres pilares fundamentales en estos momentos y solo si se complementan podemos conseguir que los confinamientos sean una cosa del pasado. Si falla uno de ellos, volveremos a medidas sociales a gran escala”.