La idea era innovar y por ello, Julio Roldán, director del Secretariado Diocesano de Pastoral con Juventud, decidió convocar este jueves un casting en la parroquia de Santa Teresita, en la capital grancanaria con la intención de conseguir que el coro juvenil diocesano de dicha parroquia aumentara el número de participantes y aficionados.
Roldán comenta que una de las funciones del secretariado, es precisamente, la “animación con jóvenes”, sólo que en esta ocasión el casting estaba abierto para todos aquellos que “además de cantar, sepan hacer algo más, como teatro, danza o también expresión cultural”, sin importar demasiado su edad, por ello mandaron su convocatoria a colegios y parroquias, con la intención de que asistieran todos aquellos que lo desearan.
El jurado del casting lo conformaban dos de los miembros más experimentados del coro, Patricia Llanes y Rubén Rodríguez, elegidos por el director del Secretariado para seleccionar a los mejores cantantes que este año conformarán el coro juvenil diocesano. Ambos son aficionados a la música y buscaban personas con oído musical, buena entonación, expresividad, que supiesen cantar en grupo y, “muy importante, que tengan chispa”, decía Rubén.
El coro juvenil diocesano cuenta ya con dos años de experiencia y unas 30 personas que al menos una vez al mes se reúnen para ensayar y preparar, en los salones de la parroquia de Santa Teresita, aquellos eventos en los que suelen participar, es decir, celebraciones diocesanas de jóvenes, encuentros de oraciones y también convivencias. Para Roldán, lo más significativo de este coro “va más allá de la música, son los valores, inculcar los valores en relación con el evangelio”.
Sara Sosa Ojeda era una de las jóvenes que el año pasado ya participó en el coro y que ahora se presentaba al casting. Es estudiante de enfermería y comentaba que suele “cantar y tocar la guitarra por hobby”. La joven, de 22 años, dice que lo que más le gusta del coro es “estar con personas que coinciden en la fe, en los valores que se comparten y en el gusto por la música, porque eso me hace sentir bien”. Sara se desvinculó un poco del mundo de la inglesia al confirmarse y por ello, “vi el coro como un recurso para volver a las andadas cristianas”, explicaba la chica.
Muy similar era el caso de Josimar González Montelongo, un estudiante de traducción e interpretación de 19 años, que también cursa el primer año de canto en el conservatorio. “Me gusta mucho la música, además estoy en un grupo de jóvenes en mi parroquia 'Tamaraceite', vi el coro como una expresión musical”, explicaba. Montelongo actualmente participa en tres coros, confiesa que éste le gusta más porque es católico y todo lo que cantamos tiene que ver con el catolicismo. Hay buen ambiente, compartimos ideales, valores y sobre todo a aprender de las experiencias de los demás“.
Sin duda, asistir a un casting para participar en un coro juvenil diocesano es algo poco habitual, y por ello, Julio Roldán, dejaba al descubierto su alegría por que esta gran familia que hasta ahora había conformado el coro, siga en aumento, con la mera intención de divertirse y contar con nuevas personas a las que enseñar y de las que poder aprender.