La Plataforma de Afectados, Víctimas y Damnificados por los Incendios Más Nunca aseguran que, tres años después de los incendios que azotaron las islas de Gran Canaria, Tenerife y La Gomera en 2007, “la catástrofe no ha concluido”, puesto que “la mayoría de los deberes quedan por hacer, muchas víctimas por indemnizar y un juicio por comenzar”.
El colectivo recuerda en un comunicado el tercer aniversario de los terribles fuegos que afectaron a estas islas, al que añaden el ocurrido en La Palma durante el verano de 2009. Igualmente, no quieren “olvidar a quienes perdieron la vida luchando contra el fuego en Tarragona y Guadalajara”.
Por ello, desean “seguir en la memoria de todos los canarios y canarias que aprecian lo que tienen a su alrededor, los que intentamos seguir viviendo en las zonas rurales manteniendo unos valores y un paisaje, los que aman su tierra”.
Planes de gestión sin concluir
La plataforma destaca que en todos los incendios de Canarias de estos tres últimos años no ha habido víctimas mortales, pero estima que “este hecho no se puede considerar un triunfo por parte de los gestores de la tragedia que no acaba”. “Aquí no termina la catástrofe. Sólo han pasado tres años”, indican.
Respecto a las medidas protectoras del medio ambiente, confirman que el desarrollo administrativo y legal de las figuras de protección de los espacios naturales “siguen tal cual”.
“Igual que antes: los planes de gestión de espacios naturales no se han concluido, las fichas financieras de los que están creados están tan desfasadas de la realidad que ni si quiera serían útiles si se aprobaran en el presente”, denuncian.
Pendientes de nuevas peritaciones
Asimismo, plantean que el juicio “todavía no acaba de empezar” y “están pendienten las nuevas peritaciones solicitadas por el juez”. “Esperar a que 'se haga justicia' es desesperar: estar pendiente de la resolución de la tragedia que se revive cada vez que hay que realizar un nuevo trámite, no es de justicia”, subrayan, al tiempo que reconocen que “con el juicio no se van a depurar responsabilidades políticas”.
Al entender de esta organización, “las nuevas teorías de economía, ahora reinventadas con la crisis, hablan de economía sostenible: una economía practicada en entornos rurales desde hace tantos años que ni se recuerda”. “Sostenible sí. Abandonada también. Obligados por la economía sostenida y urbana”, apostillan.
Tres años después cerca de una veintena de mayores han fallecido sin poder volver a vivir en su vivienda, atender su finca o ver sus animales repuestos. “Afirmar que su fallecimiento ha sido fruto directo de la catástrofe sería indemostrable, pero que los estados de depresión en las que se sumieron fueron la causa de su muerte, es tan cierto como que el fuego quema”, lamentan.
Actuaciones “neglientes” y “absurdas”
En este sentido, enumeran “una infinita lista de actuaciones negligentes, inútiles y absurdas”. De este modo, detallan que en Ayagaures, al sur de Gran Canaria, tres años después, “las farolas no alumbran, la gestión de la madera aprovechable no ha sido transparente, pues sólo algunos afectados recibieron parte” y se preguntan “quiénes se habrán beneficiado de la mayor parte”.
Además, recuerdan que en su día solicitaron la creación de una Comisión para estudiar y analizar el por qué sucedió esta catástrofe y tratar de evitar en el futuro cometer los mismos errores. Sin embargo, después de tres años siguen sin respuesta.
Cayó el pino de pilancones
“Los planes municipales de emergencia también han seguido el mismo camino: la tónica del ninguneo y desprecio hacia los que en los campos vivimos. La no actuación inmediata hizo caer el pino de Pilancones. Las cuadrillas de empleo que se contrataron de manera inmediata para maquillar la zona afectada, se emplearon más en las zonas turísticas que en las realmente afectadas, donde aún quedan restos de la catástrofe”, critican.
A ello suman que los trabajadores del Hotel Los Palmitos perdieron su empleo, al quedar parcialmente destruido el edificio. Tras una larga lucha de 34 meses para su posible reincorporación siguen en situación de desempleo, y pendientes del cumplimiento de una sentencia para poder cobrar subsidio.
Los cañaverales se podaron hasta que descubrieron que éstos brotaban con mayor fuerza. Entonces emplearon herbicidas que contaminaron los nacientes y acuíferos, denuncian los vecinos, que subrayan que “las promesas de cobrar las ayudas hasta el último euro, quedaron en eso, promesas, como les está sucediendo a las víctimas por el incendio de La Palma”.
'Más nunca' acusación particular
La plataforma alega que “las víctimas” tienen “la razón”, pero no les “basta”. “Nacimos siendo una utopía y seguimos siéndolo a día de hoy. No somos los mismos que comenzamos esta andadura. Como suele suceder con las iniciativas que en esta tierra proliferan, ya hay quienes se encargan de neutralizar y apagar la llama”, agregan.
Sin embargo, tres años después siguen “tratando de mantener viva la fuerza” que les ha unido y les ha permitido crecer en la isla de La Palma tras el incendio del pasado verano.
Una causa más en la que Más Nunca ha ejercido la acusación particular en la causa abierta. En base a la experiencia adquirida, el colectivo logró que las “segundas residencias” en La Palma fueran aptas para recibir ayudas. De esta manera, los habitantes de Fuencaliente y Mazo pudieron solicitar las indemnizaciones por cada casa sin distinción.
Contactos con damnificados de España y otros países
Más Nunca continua trabajando en el objetivo de que catástrofes como estas no se vuelvan a repetir. En este sentido, han contactado con víctimas de los incendios de Tarragona, Guadalajara, Galicia, Grecia, Bulgaria, Macedonia, Francia e Italia.
De hecho, tratan de llevar a cabo el primer Encuentro Internacional de Víctimas de los Incendios, al entender que las experiencias a compartir “pueden enriquecer y aportar nuevas ideas a la hora de prevenir, gestionar y afrontar estas catástrofes”.
Asimismo, están ultimando la edición de un catálogo de recomendaciones dirigidas a los habitantes de las zonas rurales de Canarias, a partir de la experiencia que les ha dejado la vivencia de estas catástrofes.
“Tener en cuenta las generaciones futuras no es algo nuevo. Es lo que hicieron nuestros abuelos por nosotros y es nuestro deber, hacerlo por nuestros nietos. Queremos que ellos también puedan elegir vivir en el campo o en la ciudad. Que no sea una cuestión de supervivencia sino de calidad de vida”, remarcan.
En su opinión, “Canarias no estaba ni está preparada para incendios de tal magnitud. La cuestión ahora es decidir quién quiere estarlo para el próximo fuego”.
“Que nadie se lleve a engaño. Que no haya fuego no significa que no haya llama. Seguimos pendientes, vigilantes, para que esto no ocurra más nunca. En el tercer aniversario de los incendios, la llama sigue prendida. La catástrofe no ha terminado. Nosotros aquí seguimos”, advierten.