Estos 66 inmigrantes, entre los que hay dos previsiblemente menores de edad, llegaron a la playa de Archile, en el municipio de San Miguel de Abona, en el sur de la Tenerife, en una embarcación en la que viajaban otras dos personas, una muerta y otra que falleció a pesar de los intentos que por reanimarlo realizaron miembros de Cruz Roja.
Fuentes del Centro de Coordinación de Emergencias y Seguridad 112 indicaron este jueves que los 66 inmigrantes vivos, todos subsaharianos adultos, llegaron con problemas de hipotermina y deshidratación, pero se han recuperado.
El cayuco en el que viajaban tiene unos diecisiete metros de eslora, 2,5 metros de ancho y 1,5 de alto, y en su interior había once bidones de combustible, vacíos, indicaron desde la Delegación del Gobierno en Canarias.
Los dos cadáveres han sido trasladados al Instituto Anatómico Forense, mientras que los 66 inmigrantes vivos están en la Comisaría de la Policía Nacional en Playa de las Américas, en el municipio de Arona.
Uno de los inmigrantes llegó muerto a la playa tinerfeña, mientras que el otro falleció después de que durante una hora los efectivos sanitarios intentasen reanimarlo.
Según dijo el coordinador del Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencias de Cruz Roja, Nicolás Castillo, el cadáver que estaba en el interior de la barca tenía rigor mortis, mientras que al otro lo intentaron salvar con maniobras de reanimación, pero también murió.
El cayuco arribó en torno a las 22:30 horas del miércoles a la playa de Archile sin que fuera detectado, y cuando efectivos de la Guardia Civil y Cruz Roja llegaron al lugar encontraron a los inmigrantes en la playa, cerca del cayuco.