'El cisne que hay en ti', una asociación de ballet inclusivo que va más allá de lo artístico a través de un enfoque terapéutico

Noemi Castellano

Las Palmas de Gran Canaria —
16 de mayo de 2024 19:15 h

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La imagen que se suele tener almacenada en el imaginario sobre los bailarines de ballet clásico es la de una persona sujeta a una barra y erguida sobre sus punteras, pero la fundadora de El cisne que hay en ti, Clara Benítez, ha querido transformar este concepto a través de su asociación y darle una perspectiva inclusiva, adecuando esta danza a las distintas características personales y que, de esta manera, otros colectivos puedan realizarla y disfrutar de sus beneficios.

Clara Benítez no contempla limitaciones que impidan desarrollar esta danza y sentir sus movimientos. Considera que cada persona tiene un talento y lleva un cisne dentro, de ahí el nombre de está organización sin ánimo de lucro. “Tenemos muchos prejuicios sobre el ballet, pero llega un momento en el que si nos olvidamos de ellos y empezamos a sentir la música, el cuerpo y tomamos conciencia corporal, intuiremos ese reflejo del cisne”, resalta.

El ballet para esta asociación tinerfeña no tiene etiquetas, por esta razón promueven este tipo de baile adaptándolo a las características particulares. A través de una metodología inclusiva, basada en componentes sensoriales y en el respeto de los diferentes ritmos, esta entidad intenta acercar el ballet a distintos grupos de la sociedad como las personas mayores o con discapacidad. “El ballet por tradición no se suele vincular a este tipo de colectivos. En la Península sí que hay compañías e incluso academias, pero aquí en Canarias, por ejemplo, no hay un ballet inclusivo”, expone Benítez.

Con este enfoque, se pretende que esta danza actúe como un recurso de integración y como una terapia integral que contribuya a nivel físico y psicológico de sus practicantes. “Los bailarines y bailarinas de ballet clásico conocemos muy bien nuestro cuerpo porque tenemos que prevenir lesiones y entonces podemos ayudar mucho anatómicamente a enfermos con esclerosis múltiple o a en la movilización con personas mayores”, explica la precursora de esta iniciativa. A la vez que narra el caso de Conchi, una mujer con esclerosis múltiple que afirmaba durante el paso de Benítez por la Asociación Tinerfeña de Esclerosis Múltiple (ATEM), que había mejorado su motricidad y su capacidad de movimiento en las articulaciones, sobre todo.

La licenciada en Ballet Clásico asegura que no es necesario que estas personas realicen grandes movimientos para que contribuya positivamente en su estado anímico, sino que solo con una buena postura corporal, subir un brazo o mover un simple dedo, ya se consigue. Asimismo, Clara Benítez, por medio de este acercamiento, intenta que esta danza se convierta en un recurso diario que les ayude a desarrollar determinadas actividades cotidianas como atarse unos cordones de los zapatos.

Los talleres en colaboración con otras entidades son los espacios que la asociación ha encontrado para llevar a cabo este ballet inclusivo. Un periodo de tiempo donde los asistentes trabajan elementos como el aire, el agua o la tierra a través de una coreografía en la que intervienen distintos objetos, como las plumas, los palos de lluvia o las telas, los cuales contribuyen a impulsar los sentidos y a que los participantes sientan que están contando la historia con su cuerpo. Otro protagonista en estos encuentros son los globos. En concreto, en el taller Cisne up que tuvo lugar este martes, 14 de mayo, en la Asociación Tinerfeña de Trisómicos 21 (Down Tenerife), fue uno de los componentes centrales de esta actividad.

En esta cita, sus seis participantes pudieron leer el cuento de El Patito Feo de Hans Christian Andersen mediante pictogramas para facilitar su comprensión. Acto seguido los asistentes bailaron este relato con ayuda de estas sopladeras que simulaban el huevo del que nace el protagonista de esta historia y con las que trabajaron la motricidad y la expresión corporal. En estos talleres, según subraya Clara Benítez, no solo prima el ballet sino que también está presente la música, la magia, el sentimiento y la diversión.

Un proyecto que surge en plena pandemia

En 2020 fue cuando Clara Benítez pudo materializar este concepto de ballet inclusivo en forma de asociación. Era a finales de ese año cuando llevaba a cabo su primer taller con tan solo dos asistentes, debido a la situación de pandemia que se atravesaba, en la Casa Verde de la Asociación Nuevo Futuro Tenerife. Sin embargo, la idea de realizar una organización de este tipo surge mucho antes, concretamente en 2017, después de tener una vivencia especial con Pablo, un niño con autismo severo, en la sala de baile de su casa. Durante esta visita el pequeño encontró un espacio para expresarse, que desencadenó en un abrazó con Clara y que hizo que ella se plantease realizar este proyecto. “Al tener esa experiencia con Pablo y al sentirme tan conectada a él, dije: tengo que hacer algo porque esto es lo que yo quiero hacer en la vida, o sea, sentí que era mi propósito de vida”, detalla.

Durante los años siguientes a este encuentro, Benítez explica que no tuvo la posibilidad de llevar a cabo a esta asociación debido a otras responsabilidades, pero que ese momento quedó dentro en ella y que fue en 2020 cuando pudo formalizar esta iniciativa, después de encontrar a las personas con las que hacerlo posible.

Este instante de Pablo en la sala de baile con Clara, también se ha quedado marcado en la memoria de Irene Zalba, la madre del menor. La progenitora reconoce que “sentirlo libre esa tarde con un tutú rosa, bailando al ritmo que su cuerpo y alma le pedía”, será un recuerdo que tendrá de por vida, ya que ella de pequeña practicaba ballet y siempre ha buscado que su hijo se exprese a través del arte. Irene Zalba, que a su vez es presidenta y psicóloga de la Asociación Visión Azul Autismo, indica que Clara ha actuado como “varita mágica para crear capacidades ocultas y vencer el miedo a una sociedad no preparada para la diversidad”.

Vinculada a la danza desde pequeña

Clara Benítez, malagueña, realizó sus estudios artísticos desde los ocho años hasta los veinte. Es licenciada en Ballet Clásico por el Conservatorio Superior de Danza de Málaga y está especializada en Coreografía y Técnicas de Interpretación de la Danza.

Durante su trayectoria ha tenido la oportunidad formar un grupo de iniciación al ballet con adultos, donde nació este camino de esta disciplina como terapia. Así mismo fue voluntaria en la Asociación de Fibromialgia y Fatiga Crónica (AFITEN) y en la Asociación de ayuda a personas con dependencia en Canarias (APEDECA). Estas dos últimas experiencia le hizo derivar su camino hacia el tipo de danza que desarrolla en la actualidad, el ballet inclusivo.