Claves sobre la prohibición de la purpurina: Canarias busca alternativas para que su Carnaval brille de manera sostenible
Los microplásticos ya son parte de los ecosistemas de Canarias. Una investigación realizada por EOMAR en 2015 analizó la acumulación de plásticos en las playas de Lambra (La Graciosa), Famara (Lanzarote) y Las Canteras (Gran Canaria), zonas expuestas a corrientes y vientos predominantes, pero con diferente tipo de presión de la actividad humana. Tras los resultados, el grupo de investigación concluyó que la contaminación de microplásticos “está afectando gravemente a las islas y que han entrado en la cadena alimentaria”. Sin embargo, a lo largo de este último año han salido a la luz nuevos estudios que ponen de manifiesto cuál es la dimensión del problema en el Archipiélago, como por ejemplo la presencia de microplásticos en la nieve del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide y crema solar en los acuíferos de El Hierro a comienzos de 2023. Por ello, se avanza en medidas como la prohibición de la purpurina en la UE, un desafío para Canarias, donde una de sus fiestas más populares es el Carnaval, para el que ya se buscan alternativas para que sea más sostenible.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) calcula que hay 51 millones de partículas microplásticas en el mar, 500 veces el número de las estrellas de nuestra galaxia. Aunque en la última década se hayan adoptado ciertas medidas para disminuir el consumo de plásticos, como la prohibición por parte de la Unión Europea (UE) de pajitas, bastoncillos y artículos de un solo uso, el pasado 25 de septiembre se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) un reglamento que prohíbe las partículas de polímeros sintéticos inferiores a cinco milímetros, material presente en la purpurina y en algunos cosméticos. Con esta medida, se busca disminuir la emisión de microplásticos para proteger el medioambiente, concretamente medio millón de toneladas según la UE. La restricción pretende cumplir con el objetivo del Plan de Acción «Contaminación Cero» de reducir la cantidad de microplásticos liberados en un 30% para 2030.
La venta de purpurina y otros productos cosméticos queda prohibida inmediatamente después de la puesta en vigor de la normativa, es decir, 20 días tras su publicación en el DOUE. Además, el reglamento restringe otro tipo de productos, como el material de relleno granular o ciertos productos sanitarios y de limpieza que contengan microplásticos. De esta manera, se pretende restringir el uso de microplásticos añadidos intencionadamente en productos. Esto quiere decir que su tamaño no se debe a un proceso de degradación de grandes objetos, sino que fueron fabricados con esa dimensión.
¿Qué son los microplásticos?
El plástico se obtiene principalmente del petróleo y del gas natural y la mayoría no son biodegradables. Como explica Javier Hernández Borges, catedrático de Química Analítica de la ULL, en su caso los microplásticos son partículas de plástico inferiores a 5 milímetros. “Estos pueden ser de dos tipos: primarios, que son los fabricados intencionalmente con ese tamaño, como la purpurina; o los secundarios, formados a partir de fragmentos plásticos de mayor tamaño. Ambos tienen los mismos efectos en el medioambiente”, indica Hernández. Productos de uso diario, como geles de ducha, pasta de dientes o cremas de exfoliación contienen estas partículas.
Los microplásticos representan una amenaza no solo para el medioambiente y los ecosistemas, sino para la salud humana. Se estima que cada año se liberan 42.000 toneladas de microplásticos primarios en la UE. El catedrático Hernández ha investigado el impacto de los microplásticos en el medioambiente de Canarias: “Se encuentran en todos los compartimentos ambientales, como el aire, el suelo o el agua. Además, también es un peligro potencial para la salud humana. Estudios recientes han detectado microplásticos, en sangre, placenta y heces. Los efectos cada vez son más serios y el problema es mayor de lo que parece”.
El proyecto IMPLAMAC lleva años estudiando el impacto de los microplásticos en los archipiélagos de la Macaronesia. Sus conclusiones preliminares señalan que las costas de Canarias, Cabo Verde, Madeira y Azores tienen “puntos calientes” de llegada masiva de microplásticos. El catedrático explica que la llegada de microplásticos en el Archipiélago puede parecer que no es importante, pero la realidad es que Canarias es susceptible a la llegada de estas partículas a los océanos debido a las corrientes marinas y la posición geográfica de las Islas.
Asimismo, Hernández explica que los microplásticos menores a un milímetro, aquellos que no vemos, están en unos compartimentos en mayores concentraciones que en otros. “Todo parece indicar que las concentraciones en Canarias son menores que en otras partes del mundo. Hemos hecho un estudio de microplásticos en aire con otras universidades y el Archipiélago es de las comunidades que menos tiene, al igual que en el agua del grifo”, aclara el catedrático. No obstante, señala que en cuanto a sedimentos marinos, “las concentraciones son muy altas y más que en otras zonas del mundo”: “Eso seguramente es debido a los emisarios submarinos que liberan cantidades importantes de microplásticos”.
Un carnaval “sin brillo”: alternativas a la purpurina convencional
El Carnaval de Canarias es un símbolo de las Islas. Es muy frecuente que se acuda a la purpurina para maquillarse y disfrazarse en estas fechas. No obstante, con la nueva normativa de la UE, la comercialización de este producto queda prohibido antes de que acabe 2023. Aunque parezca un material irremplazable, la realidad es que existen alternativas más respetuosas con el medioambiente e igual de llamativas.
No es el fin de la purpurina. A día de hoy, muchos productos plásticos tienen sustitutos biodegradables y naturales. Hay opciones, como purpurina ecológica elaborada a partir de material polimérico natural y plantas, algas marinas y pigmentos naturales. A pesar de que su comercialización no está tan extendida como la purpurina convencional, productores locales o tiendas especializadas en productos ecológicos y naturales ofrecen estas alternativas de consumo responsable. Bien es cierto que, como plantea el catedrático Hernández, las nuevas opciones serán más costosas, pero añade que el mercado buscará alternativas.
Legislar es la manera de reducir los microplásticos. Así lo asegura Hernández que, aunque señala que “la medida es controvertida porque afecta a muchos sectores”, la realidad es que estos productos tienen un coste medioambiental alto. “Es un granito de arena dentro de una montaña, pero solo se puede revertir con acciones como estas y otras. Combinando acciones, tendrá su efecto”.
Como explica el catedrático, los efectos no serán inmediatos y podrán ser visibles a medio y largo plazo. No obstante, además de la legislación, también señala algunas acciones individuales que puede llevar a cabo la ciudadanía desde diferentes ámbitos, como es el consumo responsable: “Tenemos que pensar en la huella medioambiental del producto, hacer un uso responsable del plástico y reciclar y reducir. Ciertamente, hay plásticos que salvan vidas, pero debemos hacer un uso más racional”.
Hernández destaca un concepto clave en nuestros días: “One Health” (‘Una sola salud’): “No se puede entender la salud humana sin la salud ambiental o la animal. Hay que entender el medioambiente como algo que forma parte de nosotros, porque todos formamos parte de una sola salud”.
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