El cambio climático también amenaza la supervivencia de las aves marinas porque el calentamiento global hace que encontrar comida para alimentar a los polluelos sea una misión cada vez más difícil para estas aves, según un estudio de la Universidad de Barcelona (UB).
La investigación es de carácter internacional y el equipo de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB se ha centrado en estudiar la respuesta climática de una población de pardela cenicienta (Calonectris borealis), que cría en el Archipiélago canario.
Los biólogos han comprobado que estas aves marinas no han podido adaptar su ciclo reproductor a las nuevas condiciones climáticas marcadas por el cambio global, según el trabajo, que publica la revista Nature Climate Change.
Los profesores de la Facultad de Biología de la UB Jacob González-Solís y Raúl Ramos, que han participado en la investigación, han advertido de que en un futuro el aumento progresivo de las temperaturas del mar podría generar una falta de sincronía entre el periodo de cría y de alimentación de los polluelos y las etapas en que las presas son más abundantes en los océanos.
Esta investigación es el resultado de la colaboración de un amplio equipo internacional de expertos en aves marinas, liderado por la Universidad de Edimburgo, el Centro de Ecología e Hidrología (CEH) y la Investigación Antártica Británica (BAS) del Reino Unido.
El trabajo ha analizado los patrones de reproducción de 62 especies de aves marinas entre 1952 y 2016, un período marcado por el aumento significativo de la temperatura de la superficie del mar.
Los biólogos han advertido de que actualmente las aves marinas son el grupo de aves más amenazado del mundo, y el estado de conservación de la mayoría de especies empeora día a día.
Según el estudio, las aves marinas no pueden adaptar los ritmos biológicos a los cambios de la temperatura en superficie de los océanos, mientras que sus presas más habituales (calamares, sardinas, etc.) sí están alterando los patrones reproductores como respuesta al cambio global.
Esta falta de sincronía entre los ritmos biológicos de aves marinas y presas puede dificultar la obtención de alimento (decalaje trófico), en especial durante la época de cría y de alimentación de los polluelos, una situación que pondría en riesgo la supervivencia de muchas poblaciones especialmente vulnerables, según los biólogos.
Jacob González-Solís ha detallado que, en concreto, han podido monitorizar la reproducción de las pardelas desde 2001, un hecho que ha permitido contribuir de manera significativa al resultado final del trabajo.
“Las conclusiones indican que en las áreas oceánicas del Atlántico y el Mediterráneo se prevé que las especies migratorias de larga distancia serán las más afectadas, ya que habitan al menos en dos áreas diferentes durante todo el año”, ha avisado González-Solís.
Según el profesor Ramos, las aves marinas tienen historias de vida particularmente extremas, con una esperanza de vida superior a la de sus presas, una alta supervivencia adulta, baja fecundidad, y una edad reproductora avanzada.
“Estos factores hacen que sean particularmente sensibles a cualquier perturbación ambiental, tanto de manera directa como indirecta”, explica.
Según Ramos, “este decalaje trófico entre aves y presas por al calentamiento será especialmente perjudicial en petreles gigantes, fulmarus y albatros, que han mostrado una menor flexibilidad en su fenología de cría, mientras que cormoranes y alcatraces son los que tienen mejor capacidad de respuesta al clima”.