El debate sobre la ecotasa, una de las reivindicaciones de las movilizaciones del pasado 20 de abril en Canarias, se ha quedado estancado esta semana en el Parlamento regional. El presidente Fernando Clavijo (CC), que unos días antes de las manifestaciones se mostró dispuesto a abrir un “proceso de reflexión” para “cambiar las cosas a mejor”, ha descartado implantar una tasa turística y ha planteado “un IGIC ecológico”, es decir, usar un impuesto canario que ya existe e incrementarlo (sin especificar en qué porcentaje) a las pernoctaciones hoteleras. Se trata de una medida que tanto expertos consultados como la oposición ven llena de dudas.
La propuesta aún no ha sido explicada en profundidad. El presidente canario la lanzó en la radio autonómica asegurando que es “más eficiente” y que repercutirá no solo en las arcas del Gobierno, sino de los cabildos y ayuntamientos. La idea, sin embargo, no es suya. Clavijo recoge el guante del presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, Manrique de Lara, quien sugirió antes de las manifestaciones “recargar el IGIC con algunas décimas”, sin especificar cuántas, si se quiere obtener una financiación extra para la mejora de espacios públicos en las ciudades turísticas, formación en el ámbito del sector turístico o mejora de infraestructuras.
De momento, se desconoce la postura de su socio de Gobierno, el PP, que ha sido ha sido tajante al rechazar la ecotasa. Desde la Consejería de Turismo (que dirigen los populares) aseguran a este peridico que la decisión sobre una posible subida del IGIC será conjunta y que la están estudiando.
En Canarias, donde no se paga el IVA, hay una serie de productos y servicios gravados con un impuesto indirecto canario, el IGIC. Las pernoctaciones hoteleras están gravadas con un 7%. No obstante, es un importe que va a las arcas públicas de la comunidad autónoma, pero no es un impuesto específico para mitigar la huella que generan 16 millones de visitantes anuales sobre un territorio fragmentado y más vulnerable al cambio climático.
El economista Carles Manera remarca que lo que no tiene “discusión alguna” desde el punto de vista técnico y jurídico es un impuesto específico a las pernoctaciones. “No hay argumentos sólidos contra un impuesto de pernoctación turística, mal llamado ecotasa”, remarca. Recuerda que en economía tributaria si se pone un nuevo impuesto hay que tener en cuenta dos cuestiones: que sea fácil de gestionar y que la base imponible esté muy clara. Otra cuestión a tener en cuenta es la finalidad.
Manera recuerda que este impuesto ya existe en lugares como Balears o Catalunya y que son los hoteleros los que los recaudan, los que harían de caja, pero no tienen que pagar nada. Así mismo, desmonta el argumento de que vaya a detraer visitantes y el de que el impuesto solo tendría sentido en ciudades culturales para conservar el patrimonio pues, según remarca, ser un destino de sol y playa es un motivo adicional para aplicar un impuesto turístico, ya que se acrecientan problemas sobre el territorio, la generación de residuos, emisiones, estrés hídrico, problemas de vivienda, salarios más bajos… “No va a redundar en la competitividad de nada y nadie dejará de venir a Canarias porque pagues un euro y medio más la noche”, subraya.
Otros expertos inciden en la misma idea: no se ha encontrado datos que concluyan que la tasa turística haya afectado al volumen de turistas, aunque hay economistas que han preferido no dar su nombre que sí inciden en que la medida debería repercutir en ello para que no sea un instrumento recaudatorio. No obstante, cabe recordar que en comunidades como Balears la recaudación anual con la tasa turística ha alcanzado unos 120 millones de euros y que esa recaudación va destinada a un fondo de Impulso del Turismo Sostenible y se reparte en proyectos.
¿Qué puede haber tras la subida del IGIC antes que una ecotasa?
La campaña de Coalición Canaria y del PP en las elecciones de mayo del año pasado se basó precisamente en prometer una rebaja fiscal. Las dos formaciones prometían rebajar el IGIC del 7 al 5%. Una rebaja que afectaría precisamente a servicios como la actividad turística, ya que muchas otras cuestiones que tienen que ver con la vida cotidiana de la ciudadanía como los productos básicos el IGIC se grava entre un 0 y un 3%.
“Es un Gobierno desnortado que lo que está demostrando es que están superados por lo que está sucediendo, porque hablar de subir el IGIC no solamente era tabú, sino que la medida que planteaban era bajarlo dos puntos”, recuerda el diputado Luis Campos, de Nueva Canarias, formación que planteó esta semana en el Parlamento siete medidas para cambiar el modelo de desarrollo y que fueron rechazas por el Gobierno. “Nosotros cuando hablamos de tasa turística, hablamos de un nuevo impuesto con una ley específica, una regulación concreta”, recuerda. Se trataría por tanto de un nuevo impuesto que costaría más derogar que subir o bajar el IGIC unas décimas.
Campos señala otro elemento clave de la tasa turística que es que puedes definir un destino finalista de los recursos y se puede destinar a renovación de zonas, descarbonización del turismo, digitalización, a los espacios naturales, al paisaje … “Es un elemento que cobrará más fuerza por parte de quienes nos visitan a la hora de decidir los distintos destinos y los lugares donde su visita pueda proporcionar una huella de carbono cero respecto a lugares más contaminantes”, resume.
Así mismo, incide en que la tasa turística está reconocida en todo el mundo y para el turista es algo que ya tiene incorporado en su imaginario y puede tener una asociación positiva para compensar esas externalidades negativas del turismo. Recuerda que el alemán que llega a Canarias viaja a otros lugares donde está incorporada la tasa turística. “Estamos hablando no solamente de una medida recaudatoria sino de un concepto, una filosofía y un símbolo que a lo mejor es el inicio de un nuevo modelo y el inicio de un cambio”, apunta. Recuerda además que su partido llevó al parlamento este tema en forma de ley en 2015 y fue rechazada en el Parlamento en 2018, cuando la propuesta era de apenas 0,50 a 1,50 la noche dependiendo de las estrellas del hotel y por un máximo de siete días.
El PSOE registró recientemente una PNL precisamente para que se instaure en Canarias dicha tasa turística. Una medida que también fue rechazada esta semana por los partidos que sustentan al Gobierno y por la extrema derecha. El diputado socialista Sebastián Franquis recuerda que en su propuesta se excluía a los residentes canarios y se especificaba que lo que querían gravar no es la actividad turística en sí sino la presión que está ejerciendo esos millones de personas que visitan Canarias sobre las infraestructuras, el territorio, los servicios públicos… “No es por el hecho de la actividad turística en sí, sino por la presión que se ejerce”, apunta.
Recuerda que lo interesante de la ecotasa es que tiene un carácter finalista y que se puede destinar a políticas que apuesten por la sostenibilidad del destino. Esto significa que se puede extender a cuestiones como “el tema hidráulico, energético…”. “Lo otro (dice en referencia a la subida del IGIC planteada por Clavijo) se ingresa a las arcas públicas y se puede ingresar para incrementar un 30% los altos cargos del Gobierno o para reducir los impuestos a los más ricos, que es lo que han hecho”, apunta Franquis. Además, incide en que con la ecotasa también se puede decidir que parte de esos ingresos vaya a cabildos y ayuntamientos.
A su juicio, el Gobierno de Canarias está improvisando y después de que han sucedido las manifestación está “volviendo a su discurso original” porque “votaron ya en contra de aplicar un impuesto que es una de las propuestas importantes de esa manifestación y han votado en contra de todas las medidas”, incide.
Otra cuestión a destacar es que el 47% de los visitantes que llegan a Canarias lo hacen a través de un paquete turístico que contratan en origen. No obstante, el IGIC lo terminaría pagando o la agencia de viajes o en su caso debe repercutirlo el hotel a la Hacienda canaria.
Por su parte, Podemos también ha calificado en un comunicado “de tomadura de pelo” la propuesta del presidente Fernando Clavijo de subir el IGIC a las pernoctaciones en los hoteles y ha abogado por la implantación de una ecotasa, como se exigió en las manifestaciones del pasado sábado. “Clavijo reconoce abiertamente que el turismo masivo tiene efectos perversos, y desvía el debate para no asumir que esta industria debe contribuir a revertir sus impactos sobre el medioambiente. Y eso se hace con un impuesto finalista como la ecotasa”, recalcó la diputada Noemí Santana.