Un policía local de Las Palmas de Gran Canaria, Bernardo Sánchez Pérez, ha sido condenado a 600 euros de multa y a pagar a un ciudadano 1.650 euros por una falta de estafa cometida mientras ejercía sus funciones en las oficinas municipales de la ciudad en abril de 2008.
Según la sentencia, dictada por la juez de Instrucción 8 de Las Palmas de Gran Canaria, María Victoria Rosell, todo empezó el 11 de abril de 2008, cuando el ciudadano se acercó a las oficinas municipales de la ciudad a tramitar la baja de su coche del impuesto de vehículos. Sebastián, como se llama el denunciante, que prefiere preservar su anonimato, no se podía imaginar que, sin buscarlo, allí mismo iba a encontrar un comprador para su viejo Opel Kadett, matrícula GC 6821 AM.
Así fue. El policía Bernardo Sánchez, de servicio y con uniforme en las dependencias municipales, se interesó por el coche y pactó con Sebastián comprárselo por 1.800 euros. Como señal, el agente entregó en el acto 150 euros y se comprometió por escrito a hacer las gestiones para el cambio de titularidad. En el escrito, el comprador no hizo constar el precio total de la compra-venta, pero sí se hacía cargo del vehículo
Pasaron los meses y Sebastián no obtenía los 1.650 euros que el comprador de su coche se había comprometido a abonar. El agente le daba largas una y otra vez, pero sí tuvo tiempo para personarse el 1 de julio de 2008 en las dependencias de la Hacienda autonómica a satisfacer los impuestos del traspaso, un 4% de los 150 euros que entregó como señal, es decir, seis euros.
Ya en septiembre, Sebastián se cansó de esperar y contactó por su cuenta con el jefe de la Policía Local, Javier Henríquez, lo que motivó una acción muy airada del comprador. En un mensaje de teléfono móvil, Bernardo escribió lo siguiente a Sebastián: “Señor Chano, me creía que era ud un caballero, me ha decepcionado. Usted hizo lo que tenía que hacer, me parece bien, pero yo también hice lo que tuve que hacer pero no con coacción personal. Sepa ud y entienda que no hay nada firmado en donde yo le deba dinero alguno, pero fue trato de palabra (sic). Pero soy más caballero de lo que usted piensa así que el resto se lo abonaré en cuanto yo pueda. El tema se lo he pasado a mi abogado. Gracias no quiero respuesta. Ya le avisaré para darle el dinero”.
Pero Sebastián terminó denunciando los hechos ante la Justicia, que acaba de condenar al agente a dos meses de multa con cuota diaria de 10 euros (600 euros); a indemnizar al denunciante con la cantidad de 1.650 euros y al abono de las costas judiciales.
En la sentencia se da por probado que el agente de la Policía Local cometió una falta de estafa y que, con el ánimo de obtener un beneficio económico, desarrolló una “puesta en escena que constituye un engaño suficiente para inducir a error a un particular”.
La sentencia es recurrible ante la Audiencia Provincial.