El Consorcio de Emergencias de Gran Canaria cuenta con desfibriladores en 17 vehículos para pacientes a los que no llega el personal sanitario

El Consorcio de Emergencias de Gran Canaria dispone de desfibriladores semiautomáticos en 17 de sus vehículos pesados y ligeros para atender a víctimas situadas en lugares donde los bomberos son el único recurso que logra acceder, así como para los propios bomberos, pues sufrir un paro cardiacos es una de sus principales causas de muerte junto a los accidentes de camino a los siniestros.

De esta manera, el Consorcio cumple las recomendaciones internacionales y el decreto autonómico que regula la utilización de desfibriladores semiautomáticos externos por parte de los primeros intervinientes, pues “la desfibrilación precoz es la medida que más vidas salva en situaciones de paro cardiaco, ya que no pueden ser revertidos si no hay descarga eléctrica. El resto de medidas como ventilación y masaje cardiaco tienen como objetivo sostener al paciente hasta poder aplicarle la descarga”, explica el oficial del Consorcio, Mario Beltrán.

Por este motivo, están instalados en un camión de primera salida y uno de rescate de cada parque, además de en tres vehículos de mandos y dependencias. Estos 17 vehículos están señalizados, los desfibriladores están dados de alta en el registro autonómico y son visibles en la página de información geográfica del Gobierno canario, Grafcan, cuyo mapa de Gran Canaria muestra la concentración de desfibriladores en zonas urbanas frente a su escasez en zonas rurales.

El Consorcio contribuye de esta manera a contrarrestar esta carencia en áreas rurales y alejadas con estos aparatos de electromedicina en los que invirtió 18.000 euros. No solo podrán ser utilizados en accidentes de tráfico, sino también de montaña y acuáticos, en los que se producen las mayores necesidades de reversión cardiaca.

Estos aparatos de alta tecnología portátiles están diseñados para que puedan ser utilizados por personas sin titulación ni preparación en contacto con el 112. En cualquier caso, los bomberos del Consorcio recibieron formación previa a su instalación.

Moldes para el cuerpo

Esta medida se completó con la inversión de otros 14.000 euros para dotar a estos mismos vehículos con otros tantos colchones de vacío, el mejor sistema para inmovilización de personas, utilizado también en ambulancias, si bien en este caso está adaptado a situaciones de rescate, es decir, son de mayor tamaño y más resistentes.

Se trata de colchonetas llenas de esferas de polietileno que, al poner al paciente sobre ella, se amolda por completo a su cuerpo, lo envuelve y lo inmoviliza como si estuviera en un molde. Una vez puesto sobre la camilla y atado con cinturón, el conjunto se comporta como un bloque que puede ser manipulado para extraerlo con mayor seguridad.

Además, “cualquier vibración se distribuye por todo el cuerpo, no solo en los puntos de apoyo como en las tablas espinales o en las camillas convencionales, en las que el lesionado se apoya en el sacro, las escápulas y otros puntos que reciben mayor presión, lo que hace que ante algunos giros pueda resultar dañada la columna. Las colchonetas de vacío son mucho más seguras”, ahonda el oficial.

El ente, finalmente, también adquirió férulas de inmovilización de polietileno expandido muy ligeras que pueden ser usadas dentro de los vehículos y no corren el peligro de que se piquen como las neumáticas, lo que hace que las inmovilizaciones dentro del vehículo sean menos arriesgadas.