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El consumo de ibuprofeno, un dolor de cabeza para las depuradoras de aguas residuales

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Los españoles consumen cada vez más ibuprofeno, incluso para problemas para los que ese fármaco no sirve, con consecuencias que no solo se miden en riesgo para su salud, sino en un potencial daño para el medio ambiente, porque afecta a los primeros peldaños de los ecosistemas marinos.

El Instituto de Estudios Ambientales y Recursos Naturales (i-UNAT) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria publica este mes en Science of the total Environment un estudio sobre la cantidad de medicamentos que pueden encontrarse en las aguas residuales de una depuradora de una población media, como la que atiende a Ingenio, Santa Lucía y Agüimes (130.000 habitantes).

Los científicos del i-UNAT han comprobado, con mediciones quincenales durante seis meses, que cada litro de aguas residuales que llega a esa depuradora contiene un promedio de 59,2 microgramos de fármacos o metabolitos de fármacos, entre los que se incluyen más de una veintena de compuestos utilizados con frecuencia, como varios antibióticos, antidepresivos, antiinflamatorios, medicamentos contra el colesterol o protectores estomacales, entre otros.

Si se tiene en cuenta que la depuradora del sureste de Gran Canaria procesa a diario 18.000 m3 de aguas residuales, un sencillo cálculo revela que una población de ese tamaño vierte cada día por el inodoro algo más de un kilo de medicamentos y residuos de medicamentos, diluidos en la orina de quienes los ingirieron.

Entre los compuestos estudiados, las mayores concentraciones en las aguas residuales que se reciben en la depuradora del sureste de Gran Canaria corresponden a la cafeína, que no es estrictamente un fármaco, aunque aparece en algunos estimulantes, con 36 microgramos/litro (648 gramos al cabo del día), y al ibuprofeno, con 16,1 microgramos/litro (289,8 gramos a lo largo de un día).

Este estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria incluye 23 compuestos. Dieciséis de ellos se encontraron en las aguas residuales que llegan esa depuradora en todas las muestras (el ibuprofeno entre ellos) y otros tres, en más de un 80%.

Los autores de este artículo subrayan que las depuradoras modernas son muy eficientes eliminado esos compuestos antes verter el agua al mar, al cauce de un río o a una red de riego urbano (en el caso del sureste de Gran Canaria, la tasa de eliminación es del 99%), pero matizan que, aún así, una parte de esos compuestos (variable, según el tipo) se libera al medio ambiente.

“Y se ha demostrado que la exposición continua a trazas de ciertos fármacos provoca consecuencias inesperadas y efectos no deseados en los ecosistemas”, apuntan Cristina Afonso, Zoraida Sosa y José Juan Santana, los responsables de esta investigación.

En su caso, han elaborado un indicador del riesgo que comporta la presencia de esos compuestos en el agua para tres tipos de seres vivos marinos (las algas, unos pequeños crustáceos conocidos como dafnias y los peces), a partir de una comparación de la concentración detectada con el nivel que se sabe que resulta inocuo.

El resultado de ese cociente ofrece un valor, denominado RQ. El consenso científico suele determinar que un RQ por debajo de 0,1 es inofensivo, cifras entre 0,1 y 1,0 comportan un riesgo medio y valores superiores a 1,0 representan un peligro alto.

“La mayoría de compuestos estudiados no presenta un riesgo significativo, porque su RQ está entre menos de 0,001 y 0,077. Sin embargo, el gemfibrozilo (un anticolesterol), el ibuprofeno y el ofloxacino (un antibiótico) generan un riesgo significativo para determinados organismos, con valores RQ superiores a 1”, apuntan.

Este estudio cifra el riesgo del ofloxacino en un RQ 50 para las algas y en un 1,91 para los peces; el del ibuprofeno, en un 5,42 para las algas, en un 4,34 para los peces y en un 2,41 para las dafnias; y el del gemfibrozilo en un 22,3 para los peces, un 5,02 para las algas y un 1,93 para las dafnias.