Un sábado de hace casi nueve meses, en concreto el 25 de diciembre, el consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, se ponía frente a los medios para anunciar el fin oficial de la erupción en La Palma. Así, la Navidad firmó el epílogo de un volcán que tuvo durante 85 días, desde el 19 de septiembre, una actividad que arrasó con todo a su paso. El propio consejero verbalizó la palabra “alivio” para hacer este anuncio.
La erupción, en cifras
Los científicos que siguieron desde el primer día el nacimiento del volcán en Cumbre Vieja, aseguraron que se trataba de una erupción estromboliana “de manual”, aunque también reconocieron que sus cifras eran “apabullantes”.
Lo cierto es que la erupción del volcán de Cumbre Vieja es la más larga de las que se tienen noticias en La Palma y una de las más duraderas de las registradas en España, aunque muy lejos aún del Timanfaya, en Lanzarote, que en el siglo XVIII estuvo activo durante seis años.
Daños
Durante esos 85 días, los diferentes cráteres expulsaron coladas de lava que ocuparon 1.219 hectáreas de suelo. Además, apenas diez días después de su primera explosión, una de las coladas llegó al mar, formando un delta lávico. Poco después, otras coladas seguirían este mismo camino, lo que originó finalmente dos deltas lávicos, uno de 43,46 hectáreas al sur de la erupción y otro de 5,05 al norte.
Engulló 1.576 edificaciones, según el recuento que hizo el Catastro (inmuebles registrados) y 2.988, según las estimaciones del sistema de satélites europeos Copernicus (conteo desde el aire).
Asimismo, el manto de lava arrasó 370 hectáreas de cultivo, la mayoría plataneras, pero también viñas y aguacates, y en total quedaron afectados 73,8 kilómetros de carreteras.
Afectó a los municipios de Los Llanos de Aridane (75,65%), El Paso (16,79%) y Tazacorte (7,56%).
Dispositivo humano
El papel de la ciencia en esta crisis volcánica fue fundamental. En este periodo de tiempo intervinieron 528 científicos acreditados y 1.000 personas del dispositivo de Emergencias.
En el transcurso de la erupción se produjeron diez evacuaciones, con 7.000 personas afectadas y seis confinamientos.
La ceniza y los gases también obligaron a cancelar vuelos en el aeropuerto de la isla, en concreto, un total de 500 operaciones fueron anuladas.
Un volcán a vista de pájaro
El director del comité técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, quien estuvo casi diariamente informando sobre la evolución del volcán, destacó tras declarar el fin de la erupción la presencia de drones en el monitoreo. Se llevaron a cabo un total de 2.800 vuelos para el seguimiento de la erupción.
El peligro no ha acabado
Actualmente, alrededor de 200 personas, vecinos y propietarios, todavía no pueden acceder a sus inmuebles en La Bombilla y Puerto Naos por los gases que todavía emana el volcán.
Avenidas vacías, plantas secas en balcones y ventanas abiertas con cortinas al viento es la imagen que deja este enclave privilegiado antes de la erupción y fantasma hoy en día, en el que solo se escuchan los avisos de las balizas medidoras de gases y el motor de las desaladoras instaladas en las cercanías.