“Los problemas los vas a tener tú, dame tu documentación a ver quién coño eres”. Quien supuestamente habla es un policía local de Mogán, “colocando su mano derecha en el cinturón y próximo a la cartuchera”. Y a quien supuestamente amenaza es a un taxista. Eran las 2:30 de la madrugada del 22 de marzo. Estaban solos en la gasolinera de Puerto Rico y ante la negativa del taxista a identificarse sin testigos, el policía, al ver que su supuesta víctima pedía ayuda por radio, “se introduce en el vehículo oficial y abandona el lugar, a toda velocidad y sin mediar palabra”.
Así figura en una denuncia presentada a la mañana siguiente por el conductor de taxis Francisco José Muñoz Farias contra Juan Santana, cabo de la Policía Local del Consistorio que preside Francisco González (PP), por un presunto delito de persecución, amenazas y vejaciones, tras un incidente nimio ocurrido en la parada de taxis de Playa de Mogán, la Venecia de Canarias, la semana anterior.
El taxista decidió presentarse en el Puesto Principal de la Guardia Civil ese mediodía del 22 de marzo al sentirse días atrás perseguido y amenazado por el cabo. La cita en el surtidor de Puerto Rico fue la gota que colmó el vaso.
Policía y taxista se verán las caras el próximo 20 de abril en los Juzgados de San Bartolomé de Tirajana, para responder el primero de las acusaciones del segundo por presunto abuso de autoridad hasta el extremo de la persecución y la amenaza.
Según consta en la denuncia presentada el 22 de marzo, la semana anterior el policía local, acompañado de otro agente de sexo femenino, se dirigió de malos modos a dos compañeros de profesión del conductor del taxi, que estaban estacionados en la parada de Playa de Mogán sin poder acceder del todo a la misma al haber dos coches particulares en su lugar.
La denuncia del taxista recoge que el cabo Santana se dirigió a sus compañeros con expresiones como “quita el taxi de aquí”, y sin mediar palabra estos dos taxistas abandonaron el lugar.
“Vete, que ya te cogeré por ahí”: cita sorpresa de madrugada
Sin embargo, al señalar el denunciante y otro compañero que estaba en la parada la presencia de los dos turismos, el agente policial respondió con que “quién coño te crees tú que eres, para decirme a mí lo que yo tengo que hacer”, y se provocó un cruce de palabras en el que el taxista replicó que “yo soy un contribuyente del municipio, que paga sus impuestos, para que usted cobre a fin de mes”.
El día del primer incidente se saldó con la petición del cabo de la policía local de la documentación de identidad del taxista, al que preguntó sobre la titularidad del taxi y otras cuestiones.
El taxista, a su vez, reclamó al cabo que se identificara y al subirse dos clientes al coche del denunciante, éste planteó al policía que “si no me va a denunciar, me marcho que tengo dos clientes en el taxi”, a lo que el policía contestó que “vete, anda vete, que ya te cogeré por ahí”.
Lo cierto es que el conductor del taxi se sintió perseguido desde ese instante por el cabo de la policía, ya que tuvo conocimiento, a través de otros compañeros, de que el policía había estado preguntando sobre la identidad del taxista que se le había encarado, si era suyo el vehículo y “quién era en el municipio”.
La misma madrugada del 22 de marzo en que se presentaría la denuncia a mediodía, sobre las 2:00 horas recibió una llamada de un compañero que le indicaba que “La Policía Local quiere hablar [con el taxista] en la cafetería de la estación de servicio de Puerto Rico”.
La sorpresa del taxista fue encontrarse sólo con el cabo en la gasolinera de entrada a Puerto Rico, al que tras darle las “buenas noches, ¿qué problema tiene?”, colocando su mano derecha en el cinturón y próximo a la cartuchera, el policía replicó según consta en la denuncia: “Los problemas los vas a tener tú, dame tu documentación a ver quién coño eres”.
Al negarse el taxista a entregar la documentación sin testigos, y tras pedir que llamara el policía a un compañero suyo al menos, el denunciante se dirigió a su coche para llamar a otros taxistas que ejercieran de testigos de los hechos, ante lo cual “el agente se introduce en su vehículo oficial y abandona el lugar, a toda velocidad y sin mediar palabra”.
No fue la última vez que el taxista vio a solas y a altas horas de la madrugada al policía. Esa misma noche, sobre las 2:30, al llegar a la cooperativa de taxis el conductor volvió a encontrarse con el cabo. Estaba de nuevo solo y tampoco hubo intercambio de palabras. Será ante el juez cuando lo hagan.