La depresión y el dolor fomentan la fatiga en las supervivientes a un cáncer de mama

MADRID, 13 (EUROPA PRESS)

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han determinado que la depresión y el dolor son dos factores que se pueden asociar al cansancio en aquellas mujeres que han superado un cáncer de mama, un hallazgo que puede ser clave para mejorar su calidad de vida y su rehabilitación.

Actualmente, más de un 83 por ciento de la población afectada en España por estos tumores sobreviven cinco años después del diagnóstico y, de estas mujeres, alrededor de un 66 por ciento sufre fatiga tras el tratamiento, causado directamente por la enfermedad, por el deterioro físico o por la terapia recibida.

“La fatiga asociada al cáncer es el síntoma que más limita la calidad de vida y más se presenta en pacientes que sobreviven a distintos procesos oncológicos”, explica al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) el investigador Manuel Arroyo, autor principal de este estudio.

Por ello, Arroyo y su equipo indagaron hasta conocer los factores relacionados con la fatiga que pueden paliarse para así optimizar la rehabilitación de los supervivientes.

Tras realizar un seguimiento a 59 pacientes tratadas de cáncer de mama durante su primer año después de superar clínicamente la enfermedad, se evaluó su estado psicológico, su condición física y diferentes aspectos ligados al cuadro médico típico tras un proceso oncológico (cansancio, dolor, restricción de la movilidad, depresión, etcétera).

Mediante un procedimiento estadístico de remuestreo, consiguieron hacer inferencias similares a las que se obtendrían con muestras más grandes, para obtener datos más fiables y eliminar el problema del tamaño reducido de la muestra, explica Arroyo, en declaraciones recogidas por Europa Press.

Así, los resultados indican que las pacientes más afectadas por el cansancio tras el tratamiento sufrieron al mismo tiempo episodios de depresión y deterioro de su imagen corporal, procesos dolorosos en la región cervical y del hombro, y falta de movilidad en el brazo, posiblemente relacionada con la intervención quirúrgica.

En estudios anteriores ya se había observado la presencia de trastornos relacionados con la autoestima o la imagen corporal tras el proceso oncológico.

Pero, por primera vez, este equipo de investigadores ha relacionado la hipersensibilidad sensorial, los impedimentos de movilidad y determinadas condiciones psicológicas con la fatiga observada tras la cura del cáncer.

“Estos hallazgos deben motivar el uso de programas de apoyo a los pacientes que posibiliten no solo una mejora psicológica, sino también el uso de recursos que reduzcan su dolor”, apunta Arroyo, quien recalca que “la fatiga, de no ser tratada, puede presentarse durante años e inducir un grave impacto físico, emocional, social y económico”.