Un padre acusado de presuntos abusos sexuales a su hija de catorce meses tras amanecer la niña con desgarros en la vagina que llevaron a pedir socorro a su pareja y madre del bebé ha afirmado este jueves que la hirió accidentalmente al asearla, en contra del parecer de tres médicos que la examinaron.
Las dimensiones y lo hondo de la herida, de un centímetro de longitud y otro centímetro de profundidad según un informe de una doctora que la vio el día que se conocieron los hechos, ocurridos el 9 de marzo de 2010 en Arinaga, en Gran Canaria, han llevado a concluir que la lesión es incompatible con una acción fortuita a los tres profesionales sanitarios en un juicio celebrado esta mañana.
En él, y ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas, el acusado, Echedey S. M., para el que el fiscal pide un total de 11 años y 3 meses de cárcel por creerlo autor de un delito de abusos sexuales y otro de lesiones, ha rechazado culpabilidad alguna y ha dicho que su pareja pidió entonces socorro porque “se puso nerviosa ella sola” y “pensó mal” en un primer momento.
Conforme a su relato de lo sucedido, en la noche del 9 de marzo de 2010, cuando tuvieron lugar los hechos juzgados, él y la madre de la bebé salieron a cobrar un dinero que debían pagarle a las doce horas y luego decidieron “dar un paseo” hasta más de las dos de la madrugada, cuando regresaron a casa y vieron que la pequeña tenía irritaciones bajo el pañal, que el padre se dispuso a cambiarla.
Fue en ese proceso de cambiarle el pañal cuando, tras limpiarla con toallitas y al aplicarle crema para hidratarla, hirió a su hija accidentalmente, ha asegurado el enjuiciado, que ha dicho, como prueba de lo casual que sostiene que fueron las lesiones, que ni se percató de que se las había producido en ese momento sino al día siguiente, cuando le retiró el pañal y lo vio manchado de sangre.
En ese momento, ya en la mañana del 10 de marzo, también se percató de lo que ocurría su pareja, que comenzó a proferir gritos de auxilio que alertaron a vecinos y trabajadores de una nave industrial colindante con su vivienda hasta el punto de que se pidió ayuda al 1-1-2 y acudieron al lugar agentes de la Guardia Civil que acabaron por detener a Echedey S. M..
Hechos estos que han corroborado tanto testigos citados en la vista oral del juicio como el propio acusado.
“Si fue accidental, fue algo violento”
Sus declaraciones han sido rebatidas, sin embargo, en lo tocante a que hirió a su hija fortuitamente al ponerle crema, puesto que los médicos que atendieron en aquel momento a la bebé, una pediatra de un centro de salud y dos doctores forenses que la examinaron luego, una el mismo 10 de marzo y otro meses después, opinaron que las dimensiones de las lesiones no se correspondían con esa versión.
“Era una buena herida” o “de una profundidad muy importante” son algunos de los argumentos que los profesionales sanitarios expusieron para rechazar las explicaciones del padre, frente a las cuales la pediatra que atendió primero a la niña dijo que “si fue accidental, fue algo violento” y el médico que la vio por último declaró “existen más probabilidades de que se deba a una agresión”.
Parecer este que compartió la doctora forense que la examinó el 10 de marzo de 2010, quien, al preguntársele si le parecían atribuibles a una manipulación casual las heridas de la pequeña respondió tajante “no, por supuesto que no” e insistió en que producirlas requirió “una cierta fuerza y presión mantenidas”, ya que “no afectó solo a piel, afectó también a tejido muscular”.
Basándose en su opinión y la de sus colegas, el fiscal del caso ha insistido en mantener la petición de condena para el acusado que había formulado inicialmente, aludiendo además, como prueba, según él, de su culpabilidad, al hecho de que su pareja, con la que sigue conviviendo en la actualidad pese a lo ocurrido, fue citada como testigo y se negó a declarar acogiéndose a su derecho a no hacerlo.
Frente a su tesis, el abogado defensor ha afirmado que los gritos que la mujer dio al conocer el estado de su hija no deben tenerse en cuenta, por tratarse de alguien con “un carácter bastante alterado” y “que chilla a la mínima”, y se ha mostrado partidario de “poner en tela de juicio” las declaraciones de los médicos, pidiendo la libre absolución o “la pena más favorable” para su representado.
De cuya inocencia da fe, según ha considerado, el hecho de que el acusado y su pareja “permanecen perfectamente conviviendo hasta ahora”, lo cual ha opinado que no pasaría de haber sido realmente una agresión el origen de las lesiones de la bebé.