Marcelina Sánchez murió sin rencor. Nina, como la conocen en la familia, “superó totalmente” los dos años que pasó ingresada en el hospital, las decenas de operaciones a las que le sometieron y los injertos que le desollaron algunas partes del cuerpo para cubrir otras que jamás se recuperaron por completo. En 1977, con 26 años, trabajaba como florista en el aeropuerto de Gando, en Gran Canaria. El 27 de marzo de ese año, una bomba colocada por el Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) convirtió en metralla la cristalera ante la que trabajaba y le resquebrajó la espalda para siempre.
“Todo esto ha sido muy impactante”, admite Antonio Medina. Es el sobrino de Marcelina y se refiere al estreno este viernes del documental que narra la historia del atentado que sufrió en Argel Antonio Cubillo, líder del MPAIAC desde su fundación hasta el abandono de las armas en 1979. Un año antes, Juan Antonio Alfonso, un “mandado” como reconoce el propio Cubillo en una entrevista a La Provincia, intentó clavarle un cuchillo por la espalda. Es la trama de Cubillo, historia de un asesinato de Estado, una película dirigida por Eduardo Cubillo Blasco, sobrino del protagonista. “Parece un homenaje a un hombre que no fue solo víctima, sino verdugo”, se indigna Medina.
El fundador del MPAIAC permaneció exiliado en Argelia 26 años. Fue allí donde tuvo lugar el intento de asesinato en torno al que el documental teje una trama con elementos de thriller político sobre cómo conspiró el Estado para acabar con la vida de Cubillo. A su regreso en 1986, el líder independentista y responsable de, al menos, dos atentados reivindicados por las Fuerzas Armadas Guanches, el brazo armado del MPAIAC, reconoció los ataques para poder beneficiarse de una amnistía ofrecida por el Gobierno socialista.
La película ha levantado ampollas entre los afectados por los atentados del grupo armado. “A las víctimas se las ha olvidado completamente”, se queja Medina, “no solo se ha acallado el debate, se ha olvidado”. El atentanto con bomba en el aeropuerto de Gando donde Nina resultó herida fue, además, la causa indirecta del mayor accidente en la historia de la aviación internacional. 583 personas fallecieron en el aeropuerto de Los Rodeos, en Tenerife, en el choque de dos aviones con destino a Gran Canaria. La explosión obligó a desviar el tráfico aéreo al aeródromo del norte de Tenerife, que no estaba preparado.
“La vida de muchas personas estuvo afectada por este hombre”, dice Antonio, que se queja de que la película no cuente historias como la de su tía y de que el director no se haya puesto en contacto con las víctimas para contrastar su visión.