Efecto Gazz (o cómo reírse los 365 días del año)

“¿No les pasa que a veces sus amigos guiris son más canarios que ustedes?”. Así introducía Christophe Gaziello su primer minivídeo en Vine, sin más intención que echarse unas risas. Al cabo de un mes, su hermano pequeño le llamó: “¿Te has enterado? / No. ¿De qué?”. El vídeo se había hecho viral. En cinco meses, 25.000 personas decidieron seguir las andanzas de Gazz en Facebook. Esta es la historia de un social media influencer que reivindica la inteligente sencillez del estilo de vida canario.

Nació en Niza en 1984, pero a los tres años su familia se mudó a Lanzarote. “Vivir aquí te educa, te da una filosofía de vida muy distinta a la de otros sitios”, explica Gazz. Siempre fue un niño inquieto: practicó el dibujo, la música y el vídeo, no paraba quieto. Un amigo de la familia, Luis Gobantes, le aconsejó estudiar Comunicación Audiovisual. “Se lo agradeceré toda la vida”, dice el comunicador lanzaroteño, que hoy es cámara, editor y montador freelance, y trabaja como director de comunicación en una empresa que desarrolla aplicaciones infantiles.

Lleva tres días en casa y ya nota el efecto balsámico de Lanzarote. “Hay gente que crece en un mundo totalmente distinto a este”, que está preocupada porque pasan 45 minutos de la hora pactada de entrega de un informe y se agobia porque el vagón del metro va lleno. Son situaciones que llaman la atención al recién llegado a una capital dominada por la productividad y el capitalismo“.

Los contenidos que desarrolla Gazz persiguen la risa y quieren ser cachetones a mano abierta contra el estrés. A sus 31 años hace suya la inteligencia ancestral de la gente sencilla, que sabe diferenciar muy bien el grano de la cuestión de la paja más absurda: “A ver, ¿pero dónde vas? Relájate”. La vida no tiene por qué ser para tanto. Ver una romería en un cuadro renacentista; acuñar términos como “el síndrome de hidratación canina”, catar a un tipiquillo cualquiera, definir fobias, estados de ánimo, situaciones…

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