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El Gobierno canario rectifica tras las críticas por obviar a la mujer en la muestra sobre un siglo de pintura y poesía

Macame Mesa

Las Palmas de Gran Canaria —

A falta de unos días para que abandone el espacio que ha ocupado desde junio en el Tenerife Espacio de las Artes (TEA), una muestra producida por el Gobierno de Canarias que resume cien años de pintura y poesía ha generado polémica. El motivo no se centra tanto en el contenido del centenar de obras expuestas, como en su autoría.

Y es que de un total de 37 artistas del siglo XX representados, tan sólo han sido incluidos cuatro trabajos pertenecientes a tres mujeres. En concreto, Maribel Nazco, María Belén Morales y Maud Bonneaud. Ninguna poeta. 

La oleada de críticas generadas en torno a la poca representación femenina de la exposición, que lleva por título Pintura y poesía: la tradición canaria del siglo XX ha hecho recular a los comisarios encargados de la selección de las obras, los profesores de la Universidad de La Laguna (ULL) Fernando Castro y Andrés Sánchez Robaina.

De hecho, la directora general de Cultura, Aurora Moreno, aclara a Canarias Ahora que la muestra cambiará su contenido en su próximo traslado a Gran Canaria, donde permanecerá hasta que finalice el año, para incluir los trabajos de un mayor número de autoras. Hasta el día 5 del presente mes, habían visitado este espacio en el TEA más de 3.600 personas. 

Moreno asegura no haber impuesto cuotas a los comisarios y sostiene que “hay una realidad y en base a ella se va a hacer el pertinente estudio para incluirlas, de hecho ellos dicen que ya tenían en mente hacerlo”. Sostiene que la Administración regional garantizará la aplicación de la ley de igualdad y desarrollará junto a los centros expositivos un proyecto para diagnosticar la efectividad de la norma. 

Castro no ha querido responder a este medio si el incremento de firmas femeninas será exponencial o qué criterio aplicará junto a Sánchez Robaina para añadir obras que despreciaron en un principio. Sin embargo, una información publicada por Canarias 7 refleja que recientemente se refirió a la poca presencia de la mujer en el arte del siglo XX debido a que “no las dejaron desarrollarse, porque era una sociedad patriarcal”.

Más sangrantes resultan afirmaciones publicadas, como que las artistas que destacaron entonces no eran “comparables con los hombres” y que su nivel era insuficiente para quedar reflejadas en la muestra. Palabras que Castro asegura que se sacan de contexto cuando no van acompañadas del resto de su argumentario.

A lo que sí se refiere brevemente es a los extremos de “irracionalidad muy considerable” que ha alcanzado el debate generado en torno a la exposición.

“Perspectiva deformada y sexista”

Una de las primeras en levantar la voz fue la artista Alba González, que solicitó al presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, que cancelara la itinerancia de la “exposición misógina” a través de una petición publicada en la Web Change.org que ya supera las 15.000 firmas.

“Los firmantes, artistas, escritores, agentes culturales y, en general, ciudadanos que rechazamos esta en absoluto inofensiva manifestación machista, consideramos, además, que la circunstancia de que haya sido financiada con dinero público constituye un terrible agravante que nos hace retroceder muchos pasos”, apuntaba en la petición.

Asimismo, lamentaba que “las niñas y adolescentes que la visiten con sus centros de enseñanza, por tanto, se encontrarán con una manifestación cultural que las rebaja y las desprecia. Y los niños también tendrán un perspectiva deformada y sexista de lo que ha dado de sí la cultura en las Islas durante el siglo XX”.

En esa línea se expresó en su blog la historiadora del arte y profesora de la ULL Yolanda Peralta, quien recordó que desde principios de siglo XX destacan nombres femeninos en el arte, mujeres que poco a poco consiguieron ocupar un lugar en el ámbito artístico. Peralta concluyó que era falso que sus obras no tuvieran nivel suficiente para estar presentes en la exposición y se refirió a que el criterio de “calidad” ha sido históricamente “una de las estrategias desarrolladas por el canon artístico dominante para dejar fuera del discurso a las mujeres”. 

Entre los nombres que se dejaron fuera, destacan Pino Ojeda, Lola Massieu - Premio Canarias de Bellas Artes- Jane Millares, Vicky Penfold o Eva Fernández, así como Laura Gherardi o Antonia Bacallado con trayectorias que arrancan en la década de los noventa del siglo XX, recuerda en su entrada.

Para la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPG), Ángeles Alemán, existe una injusticia histórica que contrasta con la libertad de selección del los comisarios, que deben aportar una explicación más trabajada. Aunque considera “grave” la ausencia de la mujer, considera que el linchamiento mediático que está sufriendo la muestra está sacado de contexto.

Alemán, que acaba de publicar un artículo sobre Lola Massieu en una revista de investigación, afirma que le gustaría ver en la exposición a la susodicha artista canaria, así como a Sira Ascanio, Marta Mariño o Carmen Llopis, entre otras. Gente que “ha estado en la batalla”, que ya “ha hecho historia” y que ha sido importante en el devenir cultural de Canarias.

La corrección de la exposición, un paso histórico en Canarias

La subdirectora del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, Mayte Enriquez, que participó la tarde este martes en la mesa redonda sobre Mujeres en el museo virtual canario, celebrada en el mismo TEA, considera un paso histórico la decisión de los comisarios de recular e incluir más artistas femeninas en la muestra.

A Enriquez no le sorprende que una exposición artística prime a los hombres sobre las mujeres, porque “es lo que se ha venido haciendo siempre” en los museos. Sin embargo, el hecho de que los comisarios vayan a revisar el contenido tras las críticas sí le resulta insólito y sin precedentes en la historia del Archipiélago.

A su juicio, las herramientas legales resultan insuficientes para evitar la perversión de las cuotas y la paridad en la presencia de la mujer en las muestras, ya que se puede recaer en una postura de “ser políticamente correcto, pero en el fondo seguir teniendo la misma discriminación”. El equilibrio, añade, se encuentra en “seguir trabajando” y en mantener discursos que “ocupen toda la semiótica del espacio”.

“A voz de pronto, me parece que estamos de enhorabuena. Un movimiento que sale fuera del museo, de la sala de arte, que se traslada a través de las redes sociales y que crea esta polémica...me parece maravilloso que el museo por fin genere polémica, debate y discusión sobre asuntos fundamentales de la sociedad”, manifiesta.

Enriquez cree que todavía falta mucho tiempo para que la discriminación desaparezca de los museos, pero valora que “cada vez queda menos”.