La comunidad científica de Canarias llora la muerte de la bióloga Ana Ramos, una de las técnicas más reconocidas de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria. Ramos dedicó más de tres décadas de su vida al cuidado y protección de los tesoros naturales de la isla y se la recordará, sobre todo, por la milagrosa recuperación de la especie vegetal Lotus kunkelii, un endemismo grancanario que estuvo a punto de extinguirse y que según reconocen los propios compañeros de la bióloga desaparecida aún existe gracias a su trabajo y tesón. La también conocida como Yerbamuda de Jinámar se encontraba en serio riesgo de desaparición por la alteración del medio natural en la costa norte de Gran Canaria. Ramos lideró un proyecto de recuperación de esta especie acometida por el Cabildo insular que supuso la multiplicación de los ejemplares supervivientes a través de la recolección de semillas y la ‘clonación’ de ejemplares mediante fragmentos de ramas tiernas recolectadas in situ. Del buen hacer de Ana Ramos quedan las plantas de Lotus kunkelii que aún resisten en la zona dónde se lograron tasas de éxito del 90% en las repoblaciones.
La bióloga lidiaba desde hace años con una enfermedad que la obligaba a hacer numerosos esfuerzos para seguir desempeñando su función. Aún así, sus compañeros destacan que siguió trabajando hasta el final. “Ana Ramos, llevaba unos 30 años trabajando de forma absolutamente entregada y de forma escrupulosa por el medio ambiente de la Isla de Gran Canaria”, señala Manuel Amador, director insular de Medio Ambiente del Cabildo grancanario quien añade que sin el tesón y la determinación de la técnico “es probable que la Lotus kunkelii hubiera desaparecido”. “Sus informes técnicos de La Isleta, Bandama, Jinámar o Tafira eran contundentes. Dotados de un rigor jurídico y técnico insuperables. Hablar bien de alguien que nos ha dejado es lo fácil, en este caso, no es fácil, es totalmente justificado y necesario. Pero no solo era una gran profesional, era una persona entrañable, que aún teniendo diferencias con alguien ponía siempre su cara amable y su predisposición a solucionar el conflicto. Se nos ha ido una gran profesional y una gran mujer. Hoy en es un día de luto para los compañeros y compañeras de Medio Ambiente”, lamenta el director insular del área.
Aunque “su planta”, como comenta Manuel Amador, era la Yerbamuda de Jinámar, Ana Ramos también jugó un papel fundamental en otros hitos de protección medioambiental como la defensa de las poblaciones de escarabajo en La Isleta o la protección del paisaje de la Caldera de Bandama.