El copago redujo la fidelidad de los pacientes con infarto a sus medicamentos, según un estudio
La fidelidad de los pacientes con infarto a los fármacos que deben tomar regularmente se redujo hasta un 8 % en España, sobre todo con los más caros, en los meses siguientes a la decisión del Gobierno de introducir el copago para los pensionistas y elevar la aportación de los trabajadores.
La revista Heart publica este mes un estudio sobre las repercusiones de la reforma sanitaria que se aprobó en España en 2012 sobre los tratamientos que siguen los pacientes con síndrome coronario agudo, en el que han participado los servicios sanitarios de Navarra y la Comunidad Valenciana, además de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria, Castilla-La Mancha y Pompeu Fabra.
El estudio se basa en el seguimiento de los casos de 10.563 pacientes con ese tipo de patologías, procedentes de tres colectivos: pensionistas, que comenzaron a pagar un 10 % por las medicinas que antes recibían gratis; trabajadores en activo que antes pagaban por sus fármacos el 40 % de su coste y pasaron a abonar del 50 al 60 %; y trabajadores a los que la reforma no afectó en nada, dados sus bajos ingresos, usados como “grupo de control”.
El trabajo puso el foco en ese tipo de pacientes porque se tiene constancia de que las personas con síndrome coronario agudo que interrumpen sus medicaciones tienen tres veces más probabilidades de morir que los que continúan con el tratamiento.
Sus resultados revelan que tanto entre los pensionistas como entre los trabajadores afectados por la reforma sanitaria el seguimiento de las medicaciones que tienen pautadas cayó hasta un 8 %, sobre todo con los fármacos más caros, como las pastillas ACEI y ARB (para el control de la presión arterial) y las estatinas (medicamentos dirigidos a reducir el colesterol).
En cambio, los pacientes que a los que no afectó en nada esa modificación de la cobertura sanitaria pública siguieron con sus tratamientos sin mostrar cambios destacables.
Los autores precisan que ese efecto “económico” sobre la fidelidad al tratamiento se fue diluyendo con el tiempo, hasta volver a una situación considerada normal al cabo de año y medio.
“Incluso aunque los efectos parezcan temporales, esperamos que este paréntesis de 18 meses en la adherencia a sus tratamientos de pacientes altamente vulnerables tenga un impacto relevante en su evolución clínica, como han apuntado estudios anteriores, y probablemente también en los costes económicos”, asegura este artículo, cuya primera firmante es la catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Beatriz González López-Valcárcel.
Por ello, sugieren que, cuando introduzcan este tipo de copagos farmacéuticos, se aseguren de que los pacientes de alto riesgo queden exentos de esa medida.