Las fracturas del modelo económico en Lanzarote y La Palma: ''El turismo no ha beneficiado igual a toda la población''

La masificación amenaza la sostenibilidad de Canarias y Baleares. Los dos Archipiélagos están atravesados por la falta de vivienda, el aumento del vehículo privado y la presión sobre los espacios naturales. El Informe 4 islas. Indicadores de sostenibilidad de Lanzarote, La Palma, Menorca e Ibiza (2024) advierte sobre algunas de las consecuencias que tiene para las islas depender del modelo turístico actual. Entre ellas están la desigualdad social o la mayor vulnerabilidad medioambiental o económica ante futuras crisis como la provocada en 2020 por el coronavirus.
“El turismo no ha beneficiado de manera equitativa a toda la población”, concluye el análisis. En este sentido, Menorca se sitúa como la isla más igualitaria de las cuatro, con un 13% de la población en riesgo de pobreza. Al otro lado de la balanza está La Palma, donde la exclusión social golpea al 24% de los isleños. “Lanzarote e Ibiza han mostrado mejoras en sus indicadores de desigualdad, aunque su dependencia del turismo las hace vulnerables a crisis económicas”, sostiene el texto.
La investigación, elaborada por el Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote, la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma, el Observatori Socioambiental de Menorca (OBSAM) del Institut Menorquí d’Estudis y el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, señala el aumento del precio de la vivienda como uno de los efectos ''más visibles del crecimiento poblacional y del turismo''. Esta consecuencia afecta aún más a las capas más vulnerables de la población.
''En todas las islas, el acceso a la vivienda se ha convertido en un problema social prioritario, afectando la capacidad de los trabajadores para asentarse y desarrollarse en estos territorios“, advierte el informe. En Lanzarote, los obstáculos para acceder a una vivienda han empujado a decenas de trabajadores del sector turístico a vivir en urbanizaciones abandonadas, en coches, e incluso a pernoctar en sus puestos de trabajo, en el caso de los empleados de la planta hotelera de la isla.
Presión sobre los recursos
Lanzarote e Ibiza son, de las islas que analiza el estudio, las más dependientes del sector turístico, con cerca de un 40% de sus empresas dedicadas a este sector. Este porcentaje contrasta con la precariedad y la temporalidad detectada en los dos territorios, donde el empleo turístico está ''marcado por contratos de corta duración y alta rotación''. En La Palma sigue siendo clave la agricultura y en Menorca la industria manufacturera permite una mayor diversificación.
En esta línea, Menorca e Ibiza subren también el impacto de la temporalidad, mientras que la demanda turística sobre Lanzarote y La Palma es sostenida durante todo el año al formar parte del “destino Canarias”. Esto permite a las dos islas canarias una ''distribución más uniforme del empleo y los ingresos'', a diferencia de las dos islas del archipiélago balear, que hace frente a un empleo estacional, fluctuaciones en la renta y alta presión en pocos meses.
Las cuatro islas estudiadas tampoco se recuperaron igual de la crisis provocada por el coronavirus. Ibiza y Menorca vivieron una recuperación rápida gracias al turismo europeo. En el caso de la segunda, su modelo más diversificado ha permitido una recuperación más sostenible, mientras que Ibiza aún enfrenta problemas estructurales como la saturación, ''lo que la hace vulnerable a futuras crisis''.
La recuperación de La Palma fue más lenta, ya que al cierre de fronteras para frenar los contagios se sumó la erupción volcánica de Cumbre Vieja en 2021. Así, ''enfrenta el reto de reconstruir su economía sin caer en la dependencia del turismo masivo'' de sol y playa. Lanzarote logró recuperarse por la estabilidad de la demanda turística, aunque sigue siendo igual de dependiente de este modelo económico, enfrentando ''retos ambientales y de gestión territorial''.
Todas tienen en común la fuerte presión que existe sobre sus territorios. El texto retrata cómo el desarrollo económico y la sobrepoblación han incrementado el consumo de los recursos naturales en todas las islas, generando problemas de contaminación, generación de residuos y consumo de agua y energía. ''En Lanzarote, la sobreexplotación de recursos y el turismo de masas pueden comprometer la sostenibilidad futura'', advierte el texto, que además alerta sobre la vulnerabilidad socioeconómica y ambiental de La Palma.
La huella de carbono producida por el tráfico aéreo sigue siendo uno de los principales problemas. Además, el índice de motorización ha crecido en todas las islas ante la mayor dependencia del coche privado. El informe apunta que en Lanzarote, igual que en Ibiza y Menorca, se están repitiendo los problemas de congestión del tráfico y movilidad interna. ''La falta de una infraestructura eficiente de transporte público hace que la gente dependa del coche privado, aumentando la huella ambiental y los costos de movilidad'', aclara.
El Informe 4 islas plantea que la solución para paliar este impacto pasa por ''políticas que fomenten la sostenibilidad, la diversificación económica y la protección del territorio''.
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