Colectivos de ecologistas y profesores universitarios encabezados por Ben Magec y Antonio González Viéitez han presentado este martes una nueva plataforma, el Frente Canario contra el Gas, que ha considerado la introducción del gas en las islas como un “atropello democrático”.
En declaraciones a los periodistas, cuatro portavoces de esta nueva plataforma han lamentado que no se haya consultado a Canarias antes de aprobar la disposición del real decreto de medidas para paliar los efectos económicos de la guerra en Ucrania y que liberaliza la implantación de regasificadoras en las Islas, al eximirlas de pasar por el procedimiento de autorización administrativa.
Así, el profesor de Economía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Antonio González Viéitez ha opinado que el Estado quiere compensar su posición de sacar el gas de la ecuación de precios del mercado energético “intentando que España sea la cabeza de entrada del gas norteamericano”.
“Nos han metido en una situación de guerra, donde se habla de una economía de guerra que ahora mismo tiene ahora como objetivo fundamental sustituir el gas ruso por el americano”, ha aseverado el profesor. A su juicio, esa intención supondría “un auténtico paso atrás” en la lucha contra la crisis climática y por el respeto a la naturaleza y se daría en Canarias “el absurdo” de importar recursos energéticos pese a tener “tremendos recursos naturales”.
“Es como importar hielo en Groenlandia o arena en el Sáhara”, ha ironizado González Viéitez, que ha llamado a la sociedad canaria a mostrar, “como en circunstancias anteriores con las prospecciones petrolíferas”, todo su rechazo al gas “y a defender el futuro del medio ambiente y la humanidad”.
Por su parte, el profesor de Ingeniería Industrial de la ULPGC y miembro también de la nueva plataforma, Roque Calero, ha explicado que implantar dos regasificadoras en Canarias “sería muy caro” y costaría unos 600 millones de euros que habría que amortizar en 20 o 25 años. “Esto significa que durante ese periodo de tiempo no se puede eliminar el gas del sistema eléctrico y por tanto las renovables no van a poder introducirse en la cantidad que es posible y necesaria”, ha reflexionado Calero, que ha considera que la introducción “masiva” del gas natural licuado sería “un freno tremendo” en un momento “crítico” para la extensión de las renovables en Canarias.
En esta línea se ha expresado también Antonio Hernández, abogado y portavoz de la plataforma Frente Canario contra el gas, que ha señalado que en breve pedirán una reunión con el consejero de Transición Ecológica del Gobierno canario, José Antonio Valbuena (PSOE), para instarle a pedir la derogación del real decreto.
A su juicio, la medida del Gobierno de España significa la paralización de la introducción de renovables y “en lo que hay que centrarse ahora” es en medidas drásticas basadas en la autosuficiencia y en alcanzar el 100 % de renovables “cuanto antes”.
Por último, el exconcejal de Sí Se Puede en Granadilla de Abona y miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético de Tenerife y La Palma, un colectivo que también se adhiere al nuevo Frente, Antonio Cabrera, ha dicho que hasta la aprobación del decreto pensaba que el debate del gas en Canarias “estaba ya superado”.
“Hay que acelerar la transición energética, lo que debería significar disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. Con los sobrecostes que tienen en Canarias los sistemas energéticos insulares por la dependencia de los fósiles, en vez de reducir esa dependencia lo que se pretende es diversificarla”, ha lamentado Cabrera.
Ha coincidido asimismo con Viéitez en que hay un interés de Estados Unidos, que, en su opinión, “ha resuelto problema su para vender el gas de fracking”, un hecho que, ha dicho, “empeora la situación y bloquea las soluciones verdes a la emergencia climática”.
Asimismo, Cabrera ha querido “tirar de las orejas” al Cabildo de Tenerife y ha criticado que sea “la única administración canaria” que apuesta por el gas pese a que el Gobierno canario, “de su mismo signo político”, esté en contra.