La Agencia Europea de Fronteras (Frontex) ha reunido este jueves en Las Palmas de Gran Canaria a los oficiales de inteligencia destacados por sus países miembros en África para estudiar qué hay detrás del cambio en las rutas migratorias que ha elevado la presión en el Estrecho de Gibraltar.
La sede Casa África acoge durante todo este jueves la reunión anual de la Comunidad de Inteligencia de Frontex en África, un foro celebrado a puerta cerrada que por segunda vez tiene lugar en España (sus anteriores encuentros fueron en Roma, Madrid y París).
La reunión se produce en un momento en el que el flujo de migrantes que recibe España por las costas del sur del país ha batido ya todos sus récords y suma 45.541 llegadas a 30 de octubre, el triple de las que se contabilizaban a la misma fecha de 2017, según el último balance publicado por el Ministerio de Interior.
La presión que soportan las costas de Andalucía ha llevado a España, además, a rebasar sus máximos históricos de entrada de inmigrantes por mar, unas cifras que databan de hace más de una década, en concreto de 2006, cuando la llamada “crisis de los cayucos” hizo que llegaran casi 32.000 personas solo por Canarias.
El jefe de Análisis de Riesgos para Países Terceros de la Agencia Europea de Fronteras, Roman Fantini, ha confirmado al inicio de la reunión que este encuentro de Canarias tiene como objetivo primordial “hablar de los cambios en la ruta del Mediterráneo central (la que enlaza Italia con Libia y Túnez, básicamente) y en la del Mediterráneo occidental, que afecta en particular a España”.
Y también sobre la situación en “países claves de origen y tránsito”, sobre todo en Mali, Marruecos y Libia.
Fantini ha rehusado realizar ningún comentario más en nombre de Frontex, aparte de señalar, como analista, que hay indicios desde principios de año que apuntan a un cambio en las rutas y que quieren discutir con los enlaces destacados en África las razones que ven detrás de esos movimientos y qué se puede esperar en el futuro.
Aunque los debates de este encuentro tienen carácter reservado, los datos oficiales que publica regularmente Frontex en su página web dan una orientación sobre el cambio que se ha producido.
A fecha de 30 de septiembre, la ruta del Mediterráneo occidental (hacia España) había rebasado con creces a la del Mediterráneo central (hacia Italia, básicamente), con 35.489 llegadas acumuladas desde enero en la primera frente a 20.880 de la segunda, que durante los últimos años había acaparado todos los focos.
El último informe de Frontex, publicado en 2017, ya deja constancia de que esa tendencia se viene fraguando desde hace algo más tiempo: “Mientras la rutas del Mediterráneo central y oriental muestra un descenso en la presión migratoria en 2017, el número de inmigrantes que llegan a España desde el norte de África marcó un récord (ya superado este año) con casi 22.900 personas, lo que supone a su vez más del doble que en el año previo (9.990)”.
Ese informe de Frontex relacionaba ese repunte en el estrecho con las revueltas sociales en la región del Rif, en Marruecos: “Esa situación creó una oportunidad para más salidas desde estas rutas occidentales a partir de la segunda mitad del año 2017”.
En la reunión de hoy, también estarán sobre la mesa las rutas con destino a Canarias, comunidad que ha visto este año cómo han vuelto a aparecer en sus costas algunos cayucos y, sobre todo, cómo se han disparado las llegadas de pateras con respecto a 2016.
De acuerdo con el último balance de Interior, hasta el 30 de octubre habían llegado a Canarias 1.215 personas en 57 pateras o cayucos, cinco veces más que el año anterior a la misma fecha, cuando se contaban 246 inmigrantes en 13 embarcaciones.
Esa cifras, que son las más altas de los últimos años en Canarias, distan mucho, sin embargo, de las que se produjeron hace una década con la crisis de los cayucos: 31.678 personas en 2006, 12.478 en 2007, 9.181 en 2008 y 2.246 en 2009 (datos de Frontex).
Al inicio del encuentro de Casa África, la delegada del Gobierno en Canarias, Elena Máñez (PSOE), ha enfatizado esa diferencia.
“Es verdad que estamos viviendo un repunte importante en la llegada de pateras (en Canarias), pero por suerte no estamos en una situación como la que vivimos aquí en 2006. La situación es preocupante, pero no alarmante”, ha resumido.