Un año más, y ya van 20, Gamá participa en el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria con su propio chiringuito en el que no solo se servirán bebidas sino que será punto de reparto de preservativos y de información sobre el colectivo y su trabajo. Detrás de la barra servirán las copas las personas voluntarias de Gamá junto a los técnicos y, el grupo Juvenis, de jóvenes activistas de Gamá, dinamizará los alrededores con una performance y muchas sorpresas.
Al colectivo Gamá y al parque Santa Catalina les une mucho más que el carnaval. Fue precisamente en sus cafés y terrazas fue donde surgió la entidad, fruto del activismo de un grupo de personas LGTB cristianas que por allí se reunía en los años 90. El parque Santa Catalina y la zona Puerto estaban repletas de locales de ambiente como el WHY NOT, el PUB MIAU, la discoteca FLASH o la INOLVIDABLE. Fue el empresariado de esos locales gais y Gamá, junto con la dirección artística del Carnaval del año 2000 los que le propusieron al gobierno municipal, a través de la concejalía de Cultura dirigida por Isabel García Bolta, crear los chiringays.
“Les comentamos lo interesante que podía ser que los locales gais dinamizaran un poco el carnaval con su propia zona. Podía ser un foco de interés para dar visibilidad, era la época de las primeras grandes manifestaciones, la movida gay y el activismo empezaban a tener bastante peso”, rememora el actual director artístico del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, Israel Reyes, mano derecha de su homólogo de aquellos años, Anatol Yanowsky.
La primera edición de chiringays en la zona Lolita Pluma fue un éxito. Se colocaron unos seis stands decorados cuidadosamente con los motivos de cada local de ocio nocturno; al siguiente año fueron ocho y el siguiente prácticamente ni cabían en Santa Catalina. Y la fiesta, que entonces acababa a las 5 de la mañana, cuando cortaban la música, seguía en las discotecas hasta el amanecer.
“Había un clima genial por aquellos años. Nos lo pasábamos muy bien, la gente tenía un lugar seguro en el que ser visible en la calle. Era un espacio diverso y alegre en el que las personas LGTB iban con su gente. Había tanto buen rollo que todo tipo de personas venían a nuestra zona, también huyendo de los conatos de peleas en los chiringuitos del Parque Blanco”, comenta Montserrat González, presidenta de Gamá.
Los chiringays se convirtieron así en un espacio amigable y un punto nostálgico para amantes de la música de los 80 y 90 y sobre todo en una zona en la que todas las personas disfrutaban del carnaval en un entorno de diversidad: “Se creó muy buena onda y se convirtió en el espacio de diversión de la mano de la diversidad, el respeto, la tolerancia y la libertad de expresión”.
La Gala Drag llevaba dos años celebrándose y alzándose como el evento de visibilidad LGTB por excelencia. “Coincide con el auge del movimiento LGTB y las manifestaciones, los chiringays, la Gala Drag y Gamá eran un revulsivo social con mucha presencia. Una cosa apoyaba a la otra”, afirma Reyes. Los chiringays se convirtieron en un espacio en el que la comunidad LGTB se organizaba para la fiesta, la Gala Drag era el escaparate de visibilidad de la tolerancia y Gamá el referente activista, ya posicionado tras varias celebraciones del Orgullo.
“Por eso Gamá siempre fue muy activa en el carnaval, era y es un gran escaparate para seguir educando”, admite el director artístico, que se sonríe al recordar cómo por aquellos años, cuando el personal de la entidad LGTB repartía preservativos por la calle, todavía había algunos políticos que se sonrojaban.
“Sigue habiendo una conciencia de educar, de concienciar sobre las (ITS) infecciones de transmisión sexual, el VIH y el compromiso social de no perder la cabeza en carnaval. Gamá siempre ha sido una referencia y es muy importante que siga estando en la zona gayfriendly por excelencia de nuestro carnaval”, comenta Israel Reyes.