El Gobierno de Canarias, a través de los actuales responsables del Comité de Seguimiento del Proyecto Life para recuperar el pinzón azul de Gran Canaria, ha tachado de “provocación permanente” las declaraciones realizadas por el director del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria, Pascual Calabuig, quien ha denunciado que el boicot a su trabajo desde el Servicio de Biodiversidad del Ejecutivo canario ha pausado el repoblamiento de estos pájaros en las cumbres de la isla.
En un comunicado remitido a este periódico este lunes, casi tres semanas después de solicitar sin respuesta a la Viceconsejería de Medio Ambiente la versión de los encargados del proyecto antes las duras críticas de Pascual Calabuig, los responsables sostienen que el veterinario lo que busca es “perseguir una reacción airada y visceral que desvíe la atención del debate técnico y científico” y que “sigue la estrategia de repetir de manera continuada verdades a medias y falsedades para que parezcan verdades indiscutibles”.
El escrito está firmado por Ruth de Oñate Calvín, doctora en Ingeniería de Montes y directora técnica del Proyecto Life; Miguel Ángel Cabrera Pérez, coordinador de Biodiversidad del Gobierno de Canarias; Felipe Rodríguez Godoy, técnico del Gobierno de Canarias; Ángel C. Moreno Martín, biólogo del Gobierno de Canarias; Luis María Carrascal, doctor en Biología y profesor-investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Manuel Nogales Hidalgo, doctor en Biología, e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; y María Dolores Estévez, veterinaria del Cabildo de Gran Canaria.
“Todos los males del pinzón azul son atribuibles a otros y todos los logros y éxitos son de su exclusividad, sin considerar la complejidad que conlleva la recuperación de una especie en peligro de extinción, sin entender que se requiere el esfuerzo coordinado y constante de numerosas personas e instituciones, sin ser capaz de trabajar de manera coordinada y de asumir como propios los acuerdos y criterios consensuados sobre la base de las evidencias científicas, siendo incapaz de reconocer el trabajo de los demás”, critican los firmantes.
También señalan que entre los objetivos del plan de recuperación del pinzón azul de Gran Canaria está el potenciar el establecimiento de nuevos nuÌcleos de población autosuficientes y para ello “la cría de ejemplares en cautividad es una herramienta; pero no la única”. Precisamente Calabuig es partidario de potenciar la cría de ejemplares en cautividad, pero desde el comité sostienen que “es una tarea difícil, costosa en términos económicos y no exenta de problemas derivados de las peculiaridades de la especie, de la necesidad de disponer de medios económicos suficientes y de personal capacitado, de llevarla a cabo controlando los aspectos genéticos de la población cautiva, el control de las enfermedades infecciosas y las condiciones de tranquilidad necesarias en el entorno del centro de cría”.
Además, son partidarios de la traslocación o traslado de ejemplares silvestres desde los pinares de Inagua, Ojeda y Pajonales a otros lugares porque es una acción “que tiene menos dificultades técnicas y requiere medios económicos y humanos significativamente menores”, aunque Calabuig defiende que esta técnica no es muy efectiva porque los pinzones azules tienen filopatría, por lo que tienden a volver al lugar donde nacieron para reproducirse.
“El Gobierno de Canarias no está en contra de la cría en cautividad de la especie ni contempla como objetivo el cierre del Centro de Cría en cautividad del pinzón azul. Lo que el Gobierno de Canarias quiere, al igual que el resto de miembros del Grupo de Trabajo, es que se aplique la mejor estrategia posible y, si no fuera la traslocación de ejemplares silvestres, lo sería la cría en cautividad. Pero eso sí, de manera seria y rigurosa”, subraya, saliendo al paso de la sospecha de Calabuig de que el Ejecutivo pretende cerrar el citado centro situado en Tafira.
Defensa de la recolección de huevos
Como explicó Calabuig, el Cabildo no le ha repuesto en su cargo de coordinador del programa de recuperación de la especie a pesar de que la Justicia desde 2016 le obliga a hacerlo. Según los firmantes del escrito, en ese año es cuando comenzaron las dificultades y problemas en el seno del Comité de Seguimiento con la incorporación del veterinario por diferencias entre las dos partes. Así, Calabuig reclamaba la renovación del plantel de reproductores de cría del centro de Tafira mediante la captura de juveniles de pinzón azul, mientras que desde el proyecto contemplaban que esto se hiciera mediante la extracción de huevos de nidos localizados en estado silvestre, los cuales hay que recoger de las ramas y las copas de los pinos en pleno verano, algo que el veterinario tacha de acción muy peligrosa.
“La recolección de huevos de nidos de la población silvestre es un buen método para conseguir reproductores para el Centro de Cría. Tiene la ventaja de que los pollos que naciesen de ellos serían capaces de criar al año siguiente. Por contra, presenta ciertas dificultades logísticas pero no son insalvables. De hecho, es una medida eficaz en programas de cría en cautividad internacionales de otras especies amenazadas en islas. No obstante, durante la campaña de reproducción de 2016, en el Centro de Cría volvieron a producirse los mismas problemas relacionados con brotes infecciosos por bacterias. Estas circunstancias no recomendaban la recolección de huevos con destino a la cría en cautividad”, aseguran los coordinadores.
Con esto, resaltan que las hembras juveniles capturadas entre 2008-2011 no iniciaron su reproducción en el Centro de Cría hasta el tercer año y que desde 2004 a 2012 las hembras produjeron 88 huevos y 11 pollos, lo que arroja un éxito de cría de 0,13 pollos/huevo. Entre 2013 y 2015 se produjeron 48 huevos y 15 pollos, con un éxito de cría de 0,31 pollos/huevo. “Estos números van acompañados por su contrapunto económico. El coste de la cría en cautividad ha sido aproximadamente de 24.600 euros por juvenil liberado en la cumbre. Y todo esto sin que se hallan resuelto de manera definitiva todos los problemas mencionados anteriormente. Sin embargo, la traslocación de juveniles silvestres desde el pinar de Inagua al pinar de la Cumbre, tiene un coste asociado de unos 34 euros por ejemplar. Por eso, se decidió dar más peso a la traslocación de ejemplares silvestres y evaluar con criterios científico-técnicos su idoneidad”, mantienen.
Por último, comentan que si bien Calabuig “recalca frecuentemente que en su etapa como responsable liberó 48 pinzones en la cumbre y que ahora el centro de cría es un geriátrico y que en los últimos seis años el número de ejemplares que se han liberado se ha desplomado”, contraponen que “en su ausencia” se han liberado 58 pinzones nacidos en cautividad.
“Tampoco señala que en su etapa se producían más machos que hembras, ni que llegó a liberar en 2012 más del triple de machos que de hembras, hecho claramente perjudicial y que ha sido corregido en su ausencia”.
“Que alguno de los miembros del Comité de Seguimiento no esté de acuerdo con las decisiones adoptadas de forma consensuada en su seno no supone un problema. Lo que no es aceptable es insultar, difamar y acusar gravemente a personas e instituciones, con la pretensión de causar daño e intentar generar un conflicto institucional donde no lo hay, y poniendo en riesgo las tareas de conservación de esta especie amenazada. Todo ello, faltando a la verdad, ocultando y tergiversando hechos y datos, y lo más relevante, distrayendo tiempo y esfuerzo del que debe ser el verdadero objetivo: la conservación del pinzón azul de Gran Canaria”, concluyen.