Este viernes tuvo lugar en el polígono industrial de Arinaga, Gran Canaria, el acto de colocación de la primera piedra de una nueva planta de biometano en la isla construida por la empresa ATH Bioenergy. A la ceremonia asistieron Ángel Víctor Torres, ministro de Administraciones Públicas y Memoria democrática, Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, y Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria.
También acudieron el consejero de Transición Ecológica y Energía del Ejecutivo autonómico, Mariano Hernández Zapata; el alcalde de Agüimes, Óscar Hernández, y el Rafael Zárate, gerente de ATH Bioenergy, junto a otros ejecutivos de la empresa y representantes del sector empresarial, energético y primario.
El gerente de la empresa ATH Bioenergy, Rafael Zárate, señaló que la previsión es que la planta de Gran Canaria esté operativa en aproximadamente 14 meses. “Confiamos en que pueda empezar a moverse de tierra este verano. Luego, le seguirá la de Tenerife, con un lapso de seis u ocho meses, y, después, Lanzarote y Fuerteventura, cada uno con otro lapso de ocho meses por año. Prácticamente, todo el proyecto en las cuatro islas será de casi cinco años”.
A su vez, cifró en más de 25 millones de euros la inversión realizada en Gran Canaria y recalcó que se trata del primer proyecto que se pone en marcha en Canarias y que le seguirán otra instalación idéntica en Tenerife, dado que son las islas con mayor turismo y mayor producción de residuos orgánicos, y, posteriormente, se construirán en Fuerteventura y en Lanzarote, donde existen muchos centros turísticos. “Porque el proyecto está vinculado al sector turístico, que es nuestro principal sector económico y hay una necesidad de que sea más sostenible y más amigable con el medioambiente, y en eso vamos a colaborar y a contribuir”, añadió.
Zárate calificó la iniciativa como “un proyecto muy ambicioso”, donde “se apuesta por cambiar la cultura del residuo y, sobre todo, por tratarlo como un recurso y obtener todas las bondades de ese recurso, que es el residuo biodegradable, que gestionaremos en la instalación para conseguir varios productos de salida, todos con origen orgánico, principalmente, biogás, que está formado por biometano y bioCO2, ambos con múltiples aplicaciones, y el biogás como combustible”.
Declaró que “también se explotará el CO2, que tiene múltiples usos industriales y que sería un CO2 orgánico, al contrario del CO2 fósil que tiene huella de carbono”, y, además, que otra parte importante del proyecto consiste en que el producto, una vez conseguido el biogás, se seguirá gestionando para obtener fertilizantes para la agricultura. “El sector agrícola en Canarias demanda mucho fertilizante”, comentó. “Este sería un fertilizante orgánico de origen local. Así se reducirá el alto consumo de fertilizantes químicos en Canarias y en Gran Canaria”. Con relación a este asunto, puntualizó que la planta producirá en la Isla unas 5.000 toneladas fertilizante líquido y unas 4.000 toneladas de sólido al año.
Finalmente, anunció que, “para completar la circularidad, nos ocuparemos de la recuperación de agua en la instalación y también será agua regenerada. La mitad se utilizará para las propias demandas de la planta y la otra mitad se aplicará a la red de riego para uso agrícola o uso industrial y, de esta forma, ofrecemos un proyecto totalmente circular y valorizamos el residuo orgánico aproximadamente en un 95%, para evitar así que llegue a los vertederos”. De hecho, precisó que la instalación tendrá una capacidad de gestión de 35.000 toneladas de residuos y que “Gran Canaria genera unas 190.000 toneladas de residuo orgánico al año y nosotros gestionaremos aproximadamente un 8%, revalorizando todo ese producto orgánico”.