Las recomendaciones sobre el uso de mascarillas han variado a lo largo de la pandemia, pero sobre lo que sí hay unanimidad a nivel mundial es sobre su eficacia para evitar la propagación del coronavirus. Se han mejorado los canales de suministro y ya empiezan a dispensarse con más regularidad en las farmacias canarias, pero las posibilidades de abastecimiento a largo plazo aún son inciertas, sobre todo si se aspira a que en un futuro próximo – cuando se entre en una fase avanzada de desconfinamiento - su uso sea diario y generalizado. En un contexto así, los expertos recomiendan mantener el resto de medidas de prevención del contagio -limpieza y distancia, fundamentalmente- y los farmacéuticos proponen priorizar a los colectivos más vulnerables a través de la receta electrónica.
Amós García Rojas, jefe de sección de Epidemiología del Servicio Canario de la Salud (SCS) y presidente de la Asociación Española de Vacunología, advierte de que el hecho de que se empiece a hablar de recomendar el uso de las mascarillas no cambia su función. “Las mascarillas no sirven para evitar que te infectes si la persona que está a tu lado es positiva y estornuda. Entonces, ¿cuáles son los elementos que pueden estar haciendo que ahora se empiece a recomendar su utilización? Que hemos pasado de la fase de contención a una en la que ya se empieza a hablar de descompresión del problema, y las estrategias y las recomendaciones se tienen que ir acompasando a una situación algo más optimista”, afirma. Y añade: “Sería razonable pensar que todos los ciudadanos usen mascarillas para evitar que los que son portadores asintomáticos desconocidos puedan transmitir el problema a otros ciudadanos, pero no tiene ningún sentido hacer una recomendación si lo que se está recomendando no está disponible; si llegamos a ese escenario, debes tener las garantías de que hay para todos”.
Por eso, independientemente de lo que decidan los gobiernos, García Rojas insiste en la importancia de no relajar las medidas de prevención del contagio: distancia social, lavado de manos, desinfección de pomos y zonas comunes, estornudar en el codo o utilizar pañuelos desechables.
La posibilidad de que existan mascarillas en grandes cantidades y de forma constante todavía parece compleja. “Lo que va a pasar con el abastecimiento es una incertidumbre total”, reconoce Manuel Ángel Galván, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife. “Prácticamente no hemos tenido ni para proteger al propio personal de las farmacias, que ha estado todo el día trabajando casi sin protecciones, manteniendo las distancias, en muchos casos a través de mamparas que hemos colocado”, subraya.
Su homólogo en Las Palmas, Juan Ramón Santana Ayala, coincide: “Las mascarillas han estado llegando a cuentagotas. Cada vez que los aviones que transportaban los pedidos hacían una escala, se subastaba una parte de las mascarillas que iban dentro”. Gracias al aumento de la producción en China, e incluso en España -vaticina-, el suministro podrá ir normalizándose poco a poco. “Prevemos que usando corredores seguros, aviones directos de China a España o de China a Canarias, estaremos en vías de asegurar que empiecen a llegar más cantidades de mascarillas”.
Pero una cosa es normalizar el suministro y otra que las mascarillas se puedan usar a diario y por todos los residentes en Canarias. Antes de la pandemia, la demanda era escasa y se atendía con facilidad. Si se generalizara su uso, “cada paciente necesitaría una mascarilla al día o, en el mejor de los casos, cada tres días si la mantiene en condiciones. Si multiplicamos eso por dos millones de habitantes que viven en Canarias… necesitaríamos millones. Ya lo dice la Organización Mundial de la Salud (OMS): va a ser difícil que haya mascarillas para todos. Por lo tanto, hay que ser lo más eficientes posibles a la hora de distribuirlas. Somos conscientes de que no es una solución fácil y menos en medio de una crisis, pero hay que pensar una estrategia”, señala Santana Ayala.
La estrategia, en su opinión, pasa por priorizar colectivos a través de la receta electrónica. “Tenemos una herramienta muy útil con la que puedes segmentar la población por patología, por edad, por lo que se considere. Lo que hemos planteado a Sanidad es que a aquellas personas que los propios médicos, los propios prescriptores, entiendan que hay que hacerles llegar esa mascarilla, les aparezca en la receta electrónica igual que le aparece su medicación habitual. Entendemos que eso es lo más lógico en estos momentos”.
“Fuimos los primeros en proponerlo aquí, pero sabemos que en otras comunidades autónomas ya lo están valorando e incluso alguna lo tiene casi en marcha. El Gobierno ha decidido en esta primera etapa repartirlas a través de la policía, de una forma desde nuestro punto de vista poco profesional: hay que indicarle al paciente cómo debe ponérsela y cómo debe quitársela porque, si no, va a ser un foco de contaminación”, añade.
De momento, las farmacias canarias ya han empezado a usar la tarjeta sanitaria para dispensar las mascarillas. Cada ciudadano puede adquirir una unidad cada tres días. Se trata, según la Consejería de Sanidad, de una fórmula articulada por los farmacéuticos motu proprio, pero no por el Servicio Canario de Salud. Es decir, no están prescritas por el médico; la tarjeta electrónica sirve para asegurar una distribución más equitativa.
Por otro lado, para hacerlas asequibles a la población, el Gobierno central anunció que publicará una orden para controlar los precios, que se han incrementado durante estos meses. Se trata de una de las medidas que habían propuesto los farmacéuticos, que también han solicitado que se centralicen las compras. De momento, lo que ha hecho el Estado es fijar los criterios generales por los que se establecerán esos precios máximos.
El precio se multiplica por 5
La Cooperativa Farmacéutica de Canarias (Cofarca) advierte tanto de las dificultades de suministro como del aumento de los precios. “Los fabricantes han incrementado los precios, al igual que algunos nuevos proveedores que han surgido en esta situación de crisis. Tanto el alto coste del transporte como la limitada oferta existente han hecho que a las cooperativas nos llegue el producto con unos incrementos de hasta cinco veces el precio existente hace dos meses y en unas cantidades insuficientes para cubrir la demanda. Desde Cofarca suministramos las unidades disponibles a las farmacias prácticamente a precio de coste y estas, a su vez, aplican unos márgenes reducidos, pero, claro, estamos partiendo de origen de unos precios tan altos que el usuario final esta sufriendo las consecuencias”.
Para llegar al máximo posible de población, Cofarca ha establecido cantidades máximas de pedido por farmacia, con el objetivo de favorecer que las unidades disponibles puedan distribuirse al mayor número posible de boticas. Por su parte, dada la escasez de mascarillas, algunos establecimientos aplican un límite de compra por persona.
Como ocurre a nivel nacional, otros productos con escasez de stock son los geles desinfectantes, guantes y termómetros.
Mascarillas caseras
Ante la escasez, muchos ciudadanos han comenzado a fabricar mascarillas caseras y a distribuirlas de manera altruista. El presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife, Manuel Ángel Galván, valora todas estas iniciativas solidarias – “siempre es mejor llevar algo que nada”-, pero precisa que no garantizan la protección total. “Podemos usarlas, pero hay que lavarlas con agua caliente y tratarlas con mucho cuidado, siempre que mantengamos el resto de las recomendaciones que se han dado, sobre todo las distancias. Inicialmente hablábamos de un metro de separación, ahora ya hablamos de entre un metro y medio y dos… Cuanto mayor sea la distancia, mayor es la seguridad. Las mascarillas caseras se agradecen, por supuesto, porque hay muy buena voluntad, pero por sí solas no van a garantizar que no tengamos contagio”, señala.