Guillermina Franco Álvarez, doctora en Ciencias de la Información y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid en el Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual, destacó este jueves los beneficios que el fenómeno de la inmigración aporta a las sociedades, recordando que el poder mediático es tan efectivo que, en ocasiones, produce discursos manipuladores con los que se culpa al inmigrante y no a las políticas de los gobiernos.
Franco intervino en el taller sobre medios de comunicación e inmigración Por una comunicación integrada, dirigido a profesionales de los medios y celebrado en Santa Cruz de Tenerife, donde abordó las tendencias discursivas de los medios en materia de inmigración. Según dijo, la objetividad es muy difícil de alcanzar, ante lo que se puede optar por realizar un tratamiento personal de los temas a base de una lucha diaria en la que prima la inmediatez.
“Es necesario mantener una visión crítica y contrastar siempre las fuentes”, dijo, haciendo hincapié en las connotaciones despectivas que muchos términos y expresiones encierran cuando se aborda la inmigración. “Hay que cuidar la terminología y evitar palabras como 'avalancha', 'indocumentado' o 'fenómeno masivo', porque se representa algo que no es así, ya que no se está produciendo ninguna invasión”.
En cuanto a los beneficios que aporta la población inmigrante, apuntó a su aportación positiva al problema del envejecimiento, su contribución fiscal a través del pago de impuestos, su ayuda y sostenimiento al sistema de la Seguridad Social y el enriquecimiento debido a una mayor diversidad cultural. No obstante, precisó que también existen dificultades, como los problemas que se ocasionan a la sociedad receptora y la posición de los gobiernos de los países emisores.
La irrelevancia de la nacionalidad
Guillermina Franco destacó el modo con que los medios, generalmente, tienden a resaltar la nacionalidad de los sujetos que protagonizan una noticia cuando se trata de un suceso trágico, como puede ser Un rumano mata a un hombre en el metro de Madrid. “¿Por qué dar el detalle de la nacionalidad?”, preguntó, precisando que esa costumbre es “peyorativa” y no es “constructiva”, porque la procedencia “no debe ser la marca del titular”.
Asimismo, destacó la asociación que el público suele hacer del término inmigración con el cayuco o la patera, “mientras que no se habla de las personas procedentes de muchos países, entre ellos Latinoamérica, por el Aeropuerto de Barajas”. Franco sostuvo que las informaciones en este campo se centran en el drama humano y en el uso de esa imagen, sucediendo lo mismo con los ciudadanos del Este de Europa, “de los que también se habla poco y de forma peyorativa”.
Por último, hizo hincapié en la necesidad de hacer un uso del lenguaje en los medios sin que aporte connotaciones negativas, tanto en inmigración como en cualquier tema. “Nuestras creencias se basan en nuestra información cotidiana, que crea identidades culturales. El lenguaje es un vehículo crucial que aporta sentimientos a lo que decimos o todo lo contrario, por lo que debemos trabajar con una connotación positiva hacia el otro, saber cómo miramos al otro para así vernos reflejados en él”.