Herramientas para combatir la violencia machista en Internet: “Hay que poner el foco en quienes la ejercen”

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —
24 de noviembre de 2021 22:13 h

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“Yo trabajo con jóvenes y quiero tener herramientas para prevenir la violencia en Internet”. Es la principal demanda que se plantean los asistentes en algunos de los talleres para profesionales de distintos perfiles que quieren formarse sobre ciberviolencias. La fotoperiodista y formadora Nadia Martín ha ahondado en estos tipos de violencia y trata de responder a las cuestiones que le plantean con actividades prácticas. “Si hay violencia en el espacio virtual es porque existe en la sociedad”, explica a Canarias Ahora. En este espacio se habla de sexting (que tiende a mencionarse esta práctica como delito, pero en realidad consiste en el intercambio de fotos o contenidos de connotación sexual, el problema radica en cuando se difunde el contenido sin la autorización de la otra persona, caso en el que estaríamos hablando de sexpreading o sextorsión). También se habla de grooming (el acoso y abuso que se realiza hacia los menores por Internet), de las estafas típicas que se cometen en la red o del body shaming o humillación corporal.

“¿Con qué herramientas les hubiese gustado contar cuando estaban en la etapa formativa?” es la cuestión que lanza Nadia Martín en los talleres. Señala que en estos encuentros trabaja en la importancia de “ahondar en el iceberg de la violencia cuyos cimientos se sostienen con toda una estructura que fomenta la desigualdad y ofrecer recursos de sensibilización, prevención y actuación”. En su caso, asegura que le hubiera gustado que en su etapa en la universidad, le hubiesen enseñado a informar sobre violencias machistas, por ejemplo. “También sobre la importancia de la comunicación no sexista y la responsabilidad inmensa que tenemos como profesionales de la comunicación en este sentido”, añade. La periodista afirma que en su adolescencia precisamente en Youtube encontró ese grupo de iguales tan necesario y cita a YellowMellow , gracias a la que muchas jóvenes podían dejar de sentir que no eran las únicas personas no heteros. “En la adolescencia te sentías más sola y escuchar a una chica que lo cuenta libremente, de alguna manera nos hacía sentir más acompañadas y trabajaba la prevención de las violencias LGTBifóbicas. Ahora me encanta, por ejemplo, ver los vídeos de Carolina Iglesias (PercebesyGrelos) en los que habla abiertamente, por ejemplo, de bisexualidad”.

Nadia Martín afirma que los agentes educativos socializadores también reproducen ciertos discursos o narrativas y siente que, algunas veces, “se habla de la juventud desde unos parámetros adultocéntricos”. “¿Por qué cuando se habla de la juventud se descontextualiza de lo estructural y de las violencias sistémicas? Por poner un ejemplo: ¿Nos hemos olvidado de la violencia machista legitimada en los anuncios publicitarios de los años 40’? Una de las herramientas con las que trabajamos es con el iceberg de las violencias de género, que nos ofrece esa óptica de que no son un problema ”de la juventud“ o ”algo individual“, sino que es una violencia estructural cuyos cimientos se asientan en prejuicios, estereotipos, discursos de odio, etc”. De hecho, durante el recorrido del taller, la periodista invita a las personas participantes a conectar con su “yo” adolescente realizando un ejercicio que consiste en que los asistentes se trasladen con los ojos cerrados hacia un momento de esa juventud, con la ropa que más les gustara y con los sentimientos que tenían entonces. “¿Qué te hubiera gustado saber antes de tener esas primeras relaciones?”

Sobre las herramientas de control, expone que también son importantes las de sensibilización, tener charlas sanas y empáticas con las y los menores, acercarnos sin condescendencia, etc. “Lo más importante es ser una figura de confianza, que vean en ti que te pueden contar las cosas y que no vas a culpabilizarles sino tal vez, proporcionarle herramientas de autocuidado y fomentar los buenos tratos, dentro y fuera de las redes, y buenos usos de la tecnologías. Muchas veces, cuando se habla de las relaciones que estos establecen, se suele hacer desde un prisma del miedo, el prohibicionismo y la censura. Creo que es importante una coeducación, empatía y escucha activa. Entender las nuevas maneras de relación por diversas vías y prevenir desde ahí”, asegura.

Un cambio en el prisma

La principal herramienta que invita a utilizar es a cambiar el foco. “Los ejercicios de culpabilización de la víctima están a la orden del día. Aún nos resulta complicado encontrar campañas que pongan el foco en quienes ejercen la violencia y no en quienes la reciben”, asegura. De hecho, recuerda que la narrativa del “no hagas esto para evitar ser víctima de violencia (online y offline)” va en la misma línea que cuando te preguntan “¿qué hacías sola a esas horas?” o “cuando ponen el foco en la ropa que llevaba”. Todo ello sostiene que es lo que legitima la cultura de la violación y reproduce el discurso de que las mujeres somos culpables de la violencia que ejercen sobre ellas, y es una idea machista. “Lo mismo sucede con las violencias LGTBfobas, racistas, clasistas, capacitistas, etc. Hay que dejar de poner el foco ahí y ahondar en lo realmente importante;  la responsabilidad colectiva de parar esos malos tratos, no reproducirlos y cortar, en el caso de ciberviolencias, con el ciberacoso, el hostigamiento digital o la sextorsión, entre tantas otras violencias, aquí solo mencioné algunas”, asegura.

La periodista insiste en que las redes sociales no son la causa y que “si hay violencia en el espacio virtual es porque existe en la sociedad”. Señala que la red es solo un espacio más donde se puede ver “lo que sucede allá fuera”. pero recuerda que se está alzando la voz para hacer de ese “nuestro espacio seguro”. Durante los talleres cita varios ejemplos de cuentas de Twitter feministas como @afrofeminas, @hombrescontraelpatriarcado o @deconstruyendoeducacion, entre otras como la de la periodista y redactora jefa de género de eldiario.es Ana Requena. También menciona múltiples canales de Youtube como el de la Psico Woman y tantos otros canales que sirven para contrarrestar los bulos contra la violencia de género.

“Cada vez contamos con más guías didácticas que muchos colectivos especializados en violencias machistas, racistas o LGTBfobas tienen disponible en la red que, puede ser también un espacio de prevención, sensibilización y actuación contra las violencias machistas. Es la herramienta de la que nos servimos para movilizarnos y reivindicar también. Es cierto que hay algunos YouTubers con millones de seguidores y un discurso muy peligroso, negacionista contra las violencias de género y demás, pero también hay contenido muy interesante que tal vez no tenga este alcance, pero está  llevando a cabo una labor importantísima de coeducación adaptada a los nuevos medios”, subraya.

La imposición de la belleza

Nadia Martín es autora del documental la imposición de la belleza, un proyecto autogestionado que realizó cuando cursó el Máster en estudios de género en la UAM. Se compone de entrevistas a psicólogas, activistas antirracistas, a compañeras trans de la isla en la que nació y escritoras feministas diversas que habían profundizado, desde su disciplina, en las consecuencias de las violencias estéticas, el body shaming y de la imposición del canon establecido de belleza. “A partir de ahí comenzamos a moverlo y quise ofrecer con la guía didáctica un recurso que tejiera, de alguna manera, un puente en las aulas que acercara contenido audiovisual, musical, campañas, guías con recursos interesantes e incluso una literatura que tal vez aún no forme parte del currículum académico pero que resulta fundamental en la prevención de las violencias estéticas, el acoso y los niveles tan altos de insatisfacción corporal”. La guía puede consultarse en la web Juventud Canaria.

La periodista rescata las palabras de la psicóloga Jara Aithany en Vice: “La dismorfia corporal es consecuencia de la violencia hacia nuestros cuerpos” y las de la escritora Gabriela Wiener, que indica que la belleza es muchas veces es fruto de un canon racista y colonial. “Es importante que el acercamiento teórico de la guía didáctica fuera diverso a través de la música, de emocionarios, de vídeos, o de la literatura de autoras y autores diversos como es el caso de Miquel Misse, que acerca las realidades trans, o Sonya Renee y bell hooks sobre la diversidad corporal y el autoamor, sin que nadie hable por ellas y ellos, sino al contrario, invitando a leer sus obras y proponiendo dinámicas asociadas a las mismas para poder trabajarlas en clase”, asegura.

“Es interesante cómo la literatura o el trabajo audiovisual pueden ser también herramientas de transformación social que nos ayudan a entender actitudes que siguen ahí. Además, con contenido audiovisual de vídeos de canales interesantísimos, con canciones y dinámicas grupales que siguen la metodología de la experiencia encarnada. Algunas de las reflexiones presentes en la guía tienen que ver con la dismorfia de snapchat (como la acuñó Tijion Esho) ahora más bien de Instagram, que con los filtros de realidad aumentada se ha demostrado que pueden disparar los malos días de imagen corporal. La limpieza en redes del contenido que te genera ese sufrimiento podría ser una buena alternativa de autocuidado, por ejemplo, y en ese sentido ya están realizando un trabajo interesantísimo asociaciones como la de la isla vecina, Gull-Lasègue, para el Estudio y Tratamiento de la Anorexia y la Bulimia en Canarias”, apunta.

Nadia Martín defiende que la base para erradicar esas violencias en la esfera digital es entender esa estructura que las legitima. A partir de ahí, trabajar en la sensibilización y prevención para utilizar recursos en las propias redes como aliados en esta lucha. Así mismo, menciona los mitos del amor romántico o de Disney como otro de los elementos que sustentan estas violencias y contra esos mensajes basados en tópicos como “el amor todo lo puede”, “quien bien te quiere te hará llorar” o “si no te quieres tú, nadie te va querer” ya que muchas veces a las personas se les destruye el autoestima precisamente por recibir esas violencias y esos mensajes en la socialización. En este punto, destaca la importancia de los libros de autoras feministas como Brigitte Vasallo. También invita a que realicemos una mirada interseccional y expone la importancia de autoras como Desirée Bela.

La periodista ha estado impartiendo talleres en prevención de ciberviolencias en todas las islas promovidos por la Dirección General de Juventud del Gobierno de Canarias. En uno de estos talleres en Gran Canaria, Laura Fuentes, directora de esta área destacó la importancia de no criminalizar estas herramientas pero sí en prevenir para detectar las violencias a las que se encuentran expuestas las personas más jóvenes especialmente. Por su parte, la Consejería de Igualdad, Diversidad y Transparencia del Cabildo de Gran Canaria, que dirige Sara Ramírez, está animando estos días a las mujeres de la isla a participar en una encuesta que se ha activado, con el fin de elaborar el Mapa de ciberviolencias machistas en la Isla, en el que será el primer estudio de estas características que realiza en el Archipiélago.