Es un patrimonio histórico desconocido. O al menos olvidado. Son las haciendas vitícolas del norte de Tenerife. Surgieron a finales del siglo XVI y en el XVII se convirtieron en la principal riqueza de la aristocracia de la Isla. Historiadores de la Universidad de La Laguna han recuperado la memoria de 82 de estas haciendas y proponen la declaración de patrimonio mundial de este paisaje cultural. Una hacienda abandonada en Buenavista del Norte, propiedad del Gobierno de Canarias, será el centro de interpretación. Canarias Ahora-elDiario.es inicia con esta entrega un reportaje de cuatro capítulos semanales sobre las haciendas históricas de Tenerife.
El doctor Juan Ramón Núñez Pestano es el alma mater de una investigación de años “acerca del patrimonio olvidado de las antiguas haciendas vitícolas de Tenerife y su impacto en la construcción del paisaje rural del norte de la Isla”. La Ruta de las Haciendas: un recorrido por el paisaje cultural de las antiguas haciendas vitícolas del Norte de Tenerife es el título del trabajo, publicado en un libro digital de más de un millar de páginas. En esta ingente tarea, las profesoras María Eugenia Monzón Perdomo y Judit Gutiérrez de Armas son codirectoras de un ambicioso proyecto presentado en junio del año pasado y en el que han participado un total de dieciocho profesionales.
El norte de la isla es un territorio abrupto, con un gran desnivel y con una masa forestal considerable que ha ido mermando con el transcurso del tiempo. Los guanches fueron los primeros que iniciaron la transformación del paisaje con sus pequeños cultivos y el pastoreo, pero fue a raíz de la Conquista cuando se experimentó una mayor metamorfosis con la repartición de las tierras, principalmente a familias procedentes de la Península, que colaboraron en el proceso de conquista y colonización de las Islas.
Inicialmente se crearon ingenios azucareros –como ocurrió en Gran Canaria, La Palma y en menor medida en La Gomera- de los que aún se atisban algunas huellas, pero a mediados del siglo XVI penetra con fuerza en Tenerife el cultivo de la vid para producir vinos de la uva malvasía. El crecimiento de la actividad fue tan notable que un siglo después las autoridades de la Isla prohibieron nuevas plantaciones, incluso se ordenó el descepamiento de vides sembradas, porque la población continuaba cultivando a pesar de las prohibiciones.
El comercio del vino fue un buen negocio hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando el plátano empieza a colonizar las plantaciones de viñedos. A mediados del XX, el paisaje había cambiado por completo, y aún se modificó más con el desarrollo demográfico y la construcción de nuevas carreteras. El peaje fue caro, con la desaparición de caminos reales y el abandono de muchas de las haciendas. En este contexto, nace la investigación de este equipo de expertos en Historia Moderna de la ULL, con el doble objetivo de documentar y catalogar este patrimonio etnográfico y cultural –tarea finalizada- y, en segundo lugar, recuperarlo porque afortunadamente hay muchos vestigios de aquella época de esplendor vitícola. Para ello, la estrategia es una propuesta ambiciosa: la declaración de patrimonio mundial de este paisaje cultural.
Patrimonio Mundial
En su trabajo de investigación, además de bucear en los archivos y en otras fuentes de información para conocer la historia de cada una de las haciendas –algunas están declaradas BIC-, el equipo liderado por Núñez ha elaborado siete rutas, desde el macizo de Anaga, en el noreste, hasta Buenavista, en el otro extremo de la cara norte de Tenerife, con el objetivo final de que “se declare patrimonio mundial en la modalidad de rutas patrimoniales”. En este sentido, Juan Ramón Núñez recuerda que hay rutas amparadas por la declaración de Paisaje Cultural de la Unesco. “La más famosa de nuestro país es la Ribeira Sacra, en Galicia, mientras que a nivel internacional destacan las declaraciones de la región vitícola de Alto Douro (Portugal), Isla do Pico en Azores y, sobre todo, las rutas y paisaje cultural de Borgoña y Champaña (Francia)”.
En Canarias, el único referente sería La Geria, en Lanzarote, que fue galardonado, en 2013, con el premio Paisaje Cultural de Canarias por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio. Al respecto, los doctores del departamento de Historia Moderna “pensamos que la propuesta que planteamos para definir la ruta de las antiguas haciendas vitícolas, como elemento patrimonial singular, tendría un potencial mucho mayor aún, dado que la historia de los vinos de Tenerife y del paisaje asociado a sus famosos viñedos de malvasía tiene acuñada una imagen de marca muy conocida, forjada en Europa desde el siglos XVI e inmortalizada entre el público culto con el drama shakesperiano”; imagen de marca, recuerda Núñez, “que ha servido de base a las II Jornadas Históricas Canary Wine celebradas en La Laguna en julio de 2021”.
Los autores de esta investigación, no obstante, son consientes de la envergadura del proyecto y de la dificultad de coronarlo con éxito. Por ello, señala la historiadora María Eugenia Monzón, la primera etapa sería “consolidar la ruta del antiguo camino real de Daute, que une los municipios de Garachico, El Tanque, Los Silos y Buenavista del Norte”, ya que en este último pueblo hay una hacienda de titularidad pública. El primer objetivo del plan, afirma Núñez Pestano, “es crear un centro de interpretación en la Hacienda de los Ruices”, propiedad del Gobierno de Canarias y adscrita a la Consejería de Turismo, que “ha mostrado un gran interés en llevar a cabo el proyecto”, sostiene el investigador.
El secretario general técnico de Turismo, Francisco Hernández Padilla, en declaraciones a este periódico, no solo ha mostrado su interés para llevar a cabo la creación del centro de interpretación en la citada hacienda –propiedad del Gobierno desde 1995, que se adquirió para hacer un hotel escuela pero no se ha tocado desde entonces-, sino que en esta legislatura ha impulsado otros dos proyectos vinculados al patrimonio cultural que están operativos. “Para nosotros es fundamental incorporar el patrimonio cultural, no solo el histórico, a la industria turística”.
Hay fondos europeos destinados a este tipo de iniciativas, pero “nosotros no invertiremos ni un euro si no hay detrás un proyecto sostenible, duradero”, advierte este jurista, que recuerda los casos de obras e infraestructuras que se han ejecutado con dinero público y no se han puesto en marcha. Para evitar precisamente despilfarro o despropósitos, se está ultimando un concurso para que “empresas especializadas nos digan qué hacer”. Se trata, añade Milagros González, arquitecta y técnico de confianza de González, “de una planificación holística”, es decir, “un proceso global, articulado e integrado de concebir realidades, en donde la visión del futuro fundamenta el conocimiento del presente, el cual, a su vez, tiene razón de ser en el pasado”.
En consecuencia, el uso de la hacienda de Los Ruices no tiene que ser exclusivamente el de centro de interpretación de las rutas patrimoniales de las haciendas vitícolas, sino también un recurso del que debe disponer el Ayuntamiento de Buenavista del Norte, donde está enclavada esta casona. Una vez esté definido el uso, el plan de negocio del inmueble, la arquitecta de Turismo se encargará de proyectar la reforma y rehabilitación de la casa. 2023 es el año clave para ejecutar el plan.
El Ayuntamiento de Buenavista del Norte está entusiasmado con la propuesta de los investigadores de la ULL y con la estrategia del Gobierno. Su concejal de Patrimonio Cultural, Medio Ambiente y Participación Ciudadana, Esteban Lorenzo, “considera que es un buen punto de partida para la recuperación de esta hacienda”, un antiguo caserón abandonado y que ha sufrido actos vandálicos. Para evitar su deterioro, se ha tapiado y se ha limpiado el entorno. “Además de la puesta en valor de las otras haciendas que hay en la comarca”, añade Lorenzo, “supondrá un recurso interesante, no solo por el fomento de un turismo sostenible sino porque se recupera una parte de la historia del pueblo”.
El objetivo de reformar el inmueble de la Hacienda de los Ruices es una vieja aspiración del Ayuntamiento de este pueblo de 4.800 habitantes, pero “a raíz del estudio de los historiadores, se ha activado la maquinaria y estamos en contacto con la Consejería de Turismo; la limpieza continuará en la parte posterior y la idea es que sea un proyecto viable que tenga continuidad después de la restauración de la casa. El proyecto que se plantea desde el área de Historia Moderna tiene un potencial importante para que se desarrolle ahí, pero también otros elementos del patrimonio cultural que se están trabajando en el municipio se pueden beneficiar con la sinergia que generan propuestas de este calado”. El concejal de Sí Se Puede asegura que hay una magnífica sintonía con Turismo. “Nos han traslado que este proyecto tiene que ir de la mano del Ayuntamiento al tratarse de un recurso del municipio y nosotros estamos dispuestos a aportar todo lo que podamos”.
La implicación del Cabildo
Los investigadores consideran fundamental la implicación del Cabildo en una iniciativa que afecta a una decena de municipios tinerfeños. Hasta ahora, “el apoyo institucional, al margen de la Consejería de Turismo del Gobierno autónomo y del Ayuntamiento de Buenavista del Norte, en general ha sido escaso, con excepción del Vicerrectorado de Investigación de la ULL, que se implicó en la publicación del libro digital, y de la Fundación CajaCanarias, cuya presidenta nos ha procurado diversas entrevistas con responsables políticos”.
El director insular de Patrimonio Histórico del Cabildo, Emilio Fariña Padilla, desconocía el trabajo de los historiadores de la ULL hasta que este periódico le aportó los detalles. “Nos parece un trabajo muy interesante porque atesora una doble condición: el componente histórico de esta actividad, por lo que representa el vino a lo largo de la historia, y por el valor patrimonial de estas haciendas”. Fariña declaró a esta redacción que quiere “conocer de primera mano este trabajo y voy a reunirme con este equipo del área de Historia Moderna de la Universidad de La Laguna lo antes posible”.
El director insular, cuya gestión depende directamente de la Presidencia de la Corporación, asevera que “para impulsar la propuesta de la ruta de las haciendas históricas debemos de ir de la mano de la Consejería de Agricultura ”por el valor inmaterial y etnográfico de la actividad vitícola“.
La presidenta de la Fundación CajaCanarias, Margarita Ramos Quintana, considera que los resultados de este proyecto han sido “espectaculares” y servirá “no solo para conocer mejor la historia de las haciendas que medraron en torno a las vides, sino para explorar su potencial como recurso cultural, patrimonial y turístico”. En ese sentido, piensa, como enfatizó durante la presentación de La Ruta de las Haciendas: un recorrido por el paisaje cultural de las antiguas haciendas vitícolas del Norte de Tenerife, “que la investigación desarrollada posee un alto potencial de transferencia a la sociedad, por lo que ahora está en manos de las instituciones aprovechar las oportunidades que el conocimiento desvelado por este estudio brinda a los diferentes municipios que ahora quedan unificados a través de estas rutas”.