Uno de cada cuatro hombres que abusan de manera prolongada con agresiones físicas o mentales suele ser un psicópata, según indicó el profesor Robert Hare, de la Universidad British Columbia, considerado como el gran experto mundial en la detección de esa anomalía.
Los hombres que “engañan a sus esposas, abusan de ellas emocionalmente, no trabajan y malgastan el dinero que ellas consiguen por su trabajo en juego, alcohol y en coquetear con otras mujeres suelen ser psicópatas”, comentó Hare, quien pronunció esta semana una conferencia en Santiago de Compostela.
Según Hare, autor del Psycopathy Check List (PCL), como se denomina en inglés su procedimiento para detectar a los psicópatas, las investigaciones efectuadas en Norteamérica “indican que del 20% al 25% de los hombres que de manera persistente abusan de sus mujeres son psicópatas”.
Añadió que los estudios efectuados en otros países llegan a las mismas conclusiones, por lo que indicó que “estaría sorprendido si hubiera diferencias” en España.
Hare explicó que el 75% o el 80% restante de hombres que llevan a cabo agresiones contra la mujer con la que conviven “no hay razón para creer que estén muy sanos”, al mostrar tal actitud.
“Los psicópatas son muy persuasivos y convincentes”, de manera que son capaces de convencer a un psiquiatra o un juez de que ellos no son el problema, sino que el culpable de la situación es la víctima, dijo el investigador canadiense, que lleva más de tres décadas dedicado a analizar la situación.
“Legalmente no se puede hacer nada contra ellos”, indicó Hare, quien aconsejó a quienes se ven confrontados a personas psicópatas que desarrollen “estrategias para protegerse” con mucha cautela.
“En caso de querer abandonarlo puede ser arriesgado, porque consideran a su marido o su mujer como una posesión más, como si se tratara del coche o el perro”, concluyó.
El talante del psicópata
“Probablemente la genética juega una papel más importante que el medio social en el que se desarrolla”, comentó Hare, quien indicó que hasta el momento la manera más eficaz de prevenir es detectar precozmente esa actitud, especialmente a partir de los 7 y 8 años, cuando comienzan a “robar, engañar y hacer daño a los demás” con comportamientos “muy fuera de los normal”, dijo.
Señaló que el principal problema es cuando logran desarrollarse en ambientes en los que “ser un psicópata está bien considerado”, tales como ambientes de pobreza y conflicto, pero también en la dirección de empresas en momentos de turbulencias financieras o al frente de países en guerra.
“Los psicópatas se mueven muy bien en organizaciones y países inestables en los que no hay leyes firmes y explícitas, incluso en situaciones caóticas”, dijo, y apuntó que durante la guerra en la antigua Yugoslavia o el desmoronamiento de la Unión Soviética proliferaron.
Preguntado acerca de algunos dirigentes históricos susceptibles de tener síntomas de psicópata, consideró que si bien “Hitler fue un individuo muy complejo”, Stalin probablemente sí fue un psicópata.
“El PCL no es perfecto”, indicó Hare acerca de su sistema de detección, pero consideró que la investigación podría favorecer que la neurobiología “complementara” ese método de diagnóstico.
Hare indicó que “cuanto más avanza la investigación sobre la genética del comportamiento y la manera en que funcional el cerebro y las diferencias, así como sobre los transmisores neuroquímicos, más nos acercamos a una manera de tratamiento”.
El investigador destacó que “no hay pruebas de que los psicópatas tengan dañado el cerebro o sufran desórdenes mentales”, y que por ello la cuestión que podrían plantear futuros tratamientos son cuestiones “éticas”, como “si tenemos derecho a intervenir” para cambiar el cerebro a los psicópatas.