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Un informe de 2019 recomienda devolver a manos públicas el servicio privatizado de Medicina Nuclear del Hospital Negrín

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Un informe fechado en diciembre de 2019, meses antes de la irrupción de la pandemia de COVID-19, recomienda al Servicio Canario de Salud (SCS) devolver a manos públicas la gestión del servicio de Medicina Nuclear del Hospital Universitario Doctor Juan Negrín de Gran Canaria. Esta unidad, dedicada al diagnóstico y tratamiento del cáncer a través de radiofármacos, es la única de carácter asistencial en todo el país que explota una empresa privada dentro de un complejo hospitalario público. Dimec, filial del mayor grupo sanitario privado de la isla, Clínicas San Roque, presta el servicio desde hace seis años fuera de contrato, ya que la última prórroga del concierto firmado en 2006 expiró en esa fecha. 

El estudio estima en 2,87 millones de euros el gasto anual que tendría que asumir el complejo para recuperar la gestión directa del servicio. La reversión acarrearía, por lo tanto, un ahorro de 1,22 millones de euros al año para las arcas públicas, ya que Dimec facturó 4,08 millones al SCS en 2018 por su actividad en el hospital de referencia para la ciudadanía de la zona norte de salud de Gran Canaria. El informe precisa, no obstante, que la Consejería de Sanidad tendría que realizar una inversión inicial de 3,9 millones de euros para adquirir equipos y sustituir los que ya han quedado obsoletos. Aun así, según los cálculos recogidos en el documento, la inversión inicial quedaría amortizada en tres años, de manera que durante el primer lustro el ahorro global de la internalización del servicio ya sería de casi dos millones de euros. En el segundo, esa cantidad se situaría por encima de los seis millones. 

Fue la socialista Teresa Cruz, entonces consejera de Sanidad, quien en septiembre de 2019, apenas unos meses después de acceder al puesto, encargó un tercer informe sobre el modelo de gestión de Medicina Nuclear del Negrín con la finalidad de resolver las contradicciones que habían surgido en los dos previos. El primero, de 2016, durante la época del socialista Jesús Morera como consejero, había concluido que el hospital ahorraría 800.000 euros al año si asumía el servicio con medios propios. El segundo, sin embargo, abogaba por mantener la privatización de la unidad tras comparar sus costes con la gestión pública de la misma área en otro hospital de referencia del Archipiélago, La Candelaria de Tenerife. Este último estudio suscitó gran controversia. Desde partidos entonces en la oposición, como el PSOE o Podemos, hasta asociaciones en defensa de la sanidad pública denunciaron que el Gobierno regional había trampeado los datos con el objetivo de mantener el negocio para San Roque, la empresa de la que procedía el entonces consejero del área, José Manuel Baltar, que tras su salida del Ejecutivo ha regresado a ese grupo. 

El último informe, al que ahora ha tenido acceso Canarias Ahora, está firmado por tres funcionarios de diferentes departamentos del Servicio Canario de Salud, la directora económica-financiera del Hospital Negrín y una trabajadora del Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias. El estudio pretende “servir de guía para las decisiones de planificación de los servicios de Medicina Nuclear en el SCS a corto y medio plazo” a través de un análisis comparativo entre los equipamientos existentes en los cuatro complejos hospitalarios de referencia del Archipiélago y los recursos humanos disponibles para su gestión. 

En la actualidad, el servicio de Medicina Nuclear del Hospital Doctor Negrín dispone de tres grandes aparatos. Dos son gammacámaras, dispositivos de captura de imágenes para el estudio de enfermedades. Una de ellas es propiedad de DImec, la filial de San Roque. El tercero es un PET-TAC (siglas en inglés de Tomografía por Emisión de Positrones- Tomografía Axial Computarizada) adquirido en 2006 por el Servicio Canario de Salud. Se trata de un equipo más sofisticado que permite una mejora en el manejo clínico de pacientes oncológicos. Hasta la fecha, solo hay dos en todos los hospitales públicos de las Islas (el otro está en La Candelaria y será sustituido por uno nuevo este año), aunque los presupuestos para 2021 contienen una partida para la compra de un PET-TAC para el Hospital Insular Materno Infantil de Gran Canaria, una vieja reivindicación de los profesionales del centro que está cerca de materializarse después de ser rechazado hasta en cinco ocasiones por los sucesivos gobiernos de Coalición Canaria (CC). Cuando se instale será el tercero de la isla, ya que la clínica privada San Roque también tiene uno al que se derivan los pacientes de los dos hospitales públicos de la isla cuando el del Negrín se avería

Lo cierto es que todos los equipos de Medicina Nuclear del Hospital Negrín tienen casi quince años de antigüedad, por lo que necesitan ser renovados, ya que a partir de la década se consideran obsoletos por haber superado el periodo de vida útil. Los autores del informe proponen, por lo tanto, la adquisición de tres nuevos equipos para el centro. Se trata de dos gammacámaras SPECT por valor de 1,34 millones de euros y un PET-TAC por 1,9 millones. A esas cifras hay que sumarle durante el primer año el mobiliario (490.000 euros), las obras de plomaje para acondicionar una de las salas donde iría ubicada la segunda gammacámara (20.000 euros) y otros gastos de radiofarmacia (231.100). El informe incide, en cualquier caso, en que la dotación ya ha superado el umbral de obsolescencia, de lo que se desprende la necesidad de adquirir nuevos equipos con independencia de que se mantenga la fórmula de gestión indirecta, a través de Dimec, o se asuma el servicio con medios propios. 

En relación con los recursos humanos, el informe plantea un escenario con 21 trabajadores en el servicio de medicina nuclear: cinco médicos especialistas (uno, jefe de sección), tres profesionales de Enfermería, uno de Radiofísica, uno de Radiodiagnóstico, uno de Radiología, cuatro técnicos, dos auxiliares clínicos, un celador y dos auxiliares administrativos, además de un cardiólogo a tiempo parcial (seis horas a la semana). Esta dotación sería superior a la actual en el servicio externalizado, que cuenta con 15 trabajadores de la filial de San Roque y uno (el jefe de sección) del SCS. El coste estimado en material de personal sería de 839.646,12 euros al año. El mantenimiento de los equipos se cifra en 190.000 euros anuales para el PET-TAC y en 134.000 para las gammacámaras. Es decir, el 10% de su coste. El cálculo del gasto anual de la reversión, hasta los 2,87 millones, se completa con los consumibles (119.383,34 euros) y la compra de isótopos desde la Península (1,49 millones), cantidades que se han calculado a partir del número de pruebas realizadas en el Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria en el año 2018. 

De la facturación de Dimec al SCS en los años 2017 y 2018 se ha excluido la actividad que esta empresa privada realizó en la isla de Lanzarote para los pacientes que no requirieron traslado a Gran Canaria (unos 200.000 euros al año), ya que los autores del informe entienden que esta prestación sí que debe continuar en manos de la filial de San Roque para evitar desplazamientos innecesarios. Además, el estudio también ha dejado fuera otro tipo de pruebas, las densitometrías óseas, que en los centros de referencia de Tenerife (La Candelaria y Hospital Universitario de Canarias) se realizan en el servicio de Medicina Nuclear, mientras que en el Hospital Negrín se hacen en Reumatología y en el Insular, en la Unidad Metabólica Ósea. Estas diferencias fueron, precisamente, uno de los motivos de controversia sobre el segundo informe, el suscrito durante la etapa de Baltar, ya que se incluyeron esas pruebas en el estudio sobre el sistema de gestión pública de La Candelaria, incrementando, por tanto, sus costes y distorsionando la comparación frente al modelo privatizado del Negrín, donde no se computaban las densitometrías. 

Importantes variaciones de costes medios

El informe también revela importantes variaciones en los costes medios de las pruebas realizadas en los servicios de Medicina Nuclear de los cuatro hospitales de referencia del Archipiélago. El ejemplo más evidente es el del PET-TAC. La Candelaria y el Negrín realizaron en 2018 un número similar de pruebas con esta tecnología (3.044 frente a 3.098). Sin embargo, el coste medio en el complejo tinerfeño fue de 529,7 euros (1,61 millones en total), mientras que en el grancanario fue de 842,2 (2,6 millones), es decir, un 60% más caro. Lo mismo ocurre con las gammagrafías (196,7 euros de media frente a 327,1). 

Los autores del informe lamentan no haber podido calcular la tasa real de uso inapropiado del PET-TAC (aquellos que se realizan sin pruebas científicas sobre su efectividad), aunque la cifran en torno al 10% siguiendo los patrones fijados en los artículos médicos internacionales. En este sentido, consideran conveniente analizar si el incremento del número de pruebas en el Negrín en un año (de 2.613 a 3.098) puede deberse a esta causa. El escrito remarca que en 2018 se realizaron más pruebas en Gran Canaria, pero se diagnosticaron más casos de cáncer y la tasa de incidencia bruta de la enfermedad fue superior en Tenerife. 

También señalan que no han podido acceder a toda la información requerida a los cuatro hospitales de referencia de las islas, lo que ha limitado el alcance del estudio. “A pesar de la incertidumbre sobre la validez de las fuentes de información utilizadas y el no haber podido estimar las tasas reales de un uso inapropiado del PET, el riesgo de errar en la recomendación de revertir las prestaciones de Medicina Nuclear desde Dimec al Negrín parece menor”, concluye el estudio, que también plantea alternativas en caso de insuficiencia presupuestaria para acometer la inversión inicial. En este caso, se propone la sustitución progresiva de equipos, incluso mediante su compra a la propia filial de San Roque, o el aplazamiento de las adquisiciones. Además se plantea, antes de interrumpir la concertación, la posibilidad de intentar renegociar los precios del contrato con la empresa privada. 

Canarias Ahora ha contactado con fuentes oficiales del Hospital Doctor Negrín para tratar de conocer si la gerencia o el SCS han acometido o tienen pensado acometer alguna actuación a tenor de este informe, pero de momento no ha obtenido respuesta.