Una investigación revela que la Caldera de Tirajana es el núcleo religioso más antiguo de Gran Canaria

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

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Los trabajos de investigación que se están realizando sobre los yacimientos prehispánicos de la Caldera de Tirajana revelan que este enclave del sur de Gran Canaria es el núcleo religioso más antiguo de la isla, con dataciones que se remontan a los siglos VIII y IX dC.

Según ha informado esta tarde en un comunicado el Gobierno canario, que promueve este arqueológico, los trabajos de campo han aflorado nuevos yacimientos, entre los que destacan varias estaciones de cazoletas y canalillos que jalonan los bordes de la Caldera.

Además, los sondeos hechos en la Fortaleza de Amurga, junto al almogarén del mismo nombre, apuntan a lo que podría ser “el epicentro” de uno de los riscos sagrados de los aborígenes canarios, Umiaya, asegura el director de la empresa de arqueología Tibicena, Marco Antonio Moreno, coordinador de la investigación.

El proyecto ha permitido generar una nueva valoración de este enclave y justificar una posible ubicación y delimitación, gracias a la documentación textual y arqueológica recuperada, constatando que este espacio ya estaba utilizado y visitado desde el siglo VIII y que pudo mantener su uso hasta los momentos previos a la Conquista.

Los resultados de la investigación se difundirán a finales de enero en una exposición temporal promovida por Patrimonio Cultural de Canarias, en el Centro Museo de La Fortaleza, con el título “El Tiempo Perdido. Un relato arqueológico de la Tirajana indígena”.

En esa muestra, se expondrá la información recuperada desde finales del siglo V-VI dC hasta el siglo XVI, 1.000 años continuados de la historia de Tirajana.

La ubicación del lugar y el estudio de la documentación etnohistórica concluye “con rotundidad que el yacimiento de La Fortaleza no fue nunca Ansite”, precisan los responsables de este trabajo.

“Creemos que la última defensa de los aborígenes se encuentra en Amurga, en el lugar conocido como la 'Fortaleza de Amurga' que, a su vez, se encontraba comprendido dentro del territorio consagrado de Umiaya. Así, los aborígenes buscaron no solo una defensa física de las tropas castellanas, sino también un cobijo espiritual, acogiéndose a sagrado”, explica Moreno.