La Universidad de La Laguna (ULL) acogió este miércoles, en el Salón de Grados de la Facultad de Economía, Empresa y Turismo, la celebración del seminario Desigualdad en riqueza. La situación de Canarias en el contexto autonómico nacional, un foro que tuvo como finalidad central dar a conocer al público asistente los resultados obtenidos tras la realización del trabajo de investigación La desigualdad en riqueza en Canarias, gestionado desde la ULL.
Una de las conclusiones resaltadas es que en Canarias “el 10% de los hogares que más riqueza acumulan poseen aproximadamente el 60% de la riqueza de la región”. O también: “El 10% que más tiene acumula entre 80 y 85 veces más riqueza que el 50% que menos tiene. Esta misma ratio, para el resto de España, es aproximadamente entre 45 y 50 veces”.
Ese análisis técnico se desarrolló previo encargo de Presidencia del Gobierno de Canarias en la etapa del socialista Ángel Víctor Torres (el hoy ministro), y las conclusiones obtenidas, muy jugosas, novedosas e inéditas (antes nunca se había hecho nada parecido en Canarias), ya han sido informadas al Ejecutivo autonómico, que las recibió en abril de este mismo año.
La investigación, que asumió el Centro de Estudios de Desigualdad Social y Gobernanza (Cedesog) de la ULL y que tiene como investigador principal al catedrático de Análisis Económico de ese mismo centro académico, Gustavo A. Marrero, tiene un coste para el Gobierno de Canarias de 15.000 euros (contrato menor) y representa la primera aportación específica en ese ámbito del conocimiento para Canarias.
El estudio reseñado, según lo adelantado por Gustavo A. Marrero a este periódico digital, contiene un mensaje muy nítido: “Canarias está entre las regiones españolas con mayor desigualdad en riqueza de España, junto con otras como Madrid, Cataluña o Baleares”. Expresada esta conclusión, el economista advierte sobre una diferencia clave: “Estas otras tres regiones tienen niveles de producto interior bruto (PIB) por habitante bastante mayores”, lo que no ocurre en las islas y contribuye a que “Canarias se coloque entre las regiones con menor renta por habitante y sea más desigual, tanto en renta como en riqueza”.
Marrero, que es el investigador principal del estudio La desigualdad en riqueza en Canarias, donde ha compartido tareas con un equipo formado por investigadores de máxima solvencia (como son Clara Martínez-Toledano, del Imperial College Business School, Word Inequality Lab; Juan C. Palomino, de la Universidad Complutense de Madrid, y Dmitry Petrov, de la Universidad de Alcalá), subraya que, “según nuestras estimaciones, que tengo que enfatizar que son provisionales y probablemente sufrirán alguna modificación próximamente, en Canarias el 10% de los hogares que más riqueza acumulan poseen aproximadamente el 60% de la riqueza de la región, algo menos que en el resto de España, mientras que el 50% que menos tiene acumula por debajo del 3-4% del total, aproximadamente el 7-8% en media para el resto de España. Algo menos del 40% de la riqueza restante la posee la clase media-alta, con poco más del 40% en el resto de España”.
Todo esto conduce a que, en Canarias, prosigue Gustavo A. Marrero, “el 10% que más tiene acumula entre 80 y 85 veces más riqueza que el 50% que menos tiene. Esta ratio para el resto de España es aproximadamente entre 45 y 50 veces”.
Pero ¿cuál es el origen de tanta desigualdad en riqueza? Ante esta interrogante, Marrero plantea que “la riqueza en una variable stock y como tal es fruto de todo lo acumulado por los individuos en el pasado. Además, es una variable que tiene mucha inercia (es difícil que cambie en el tiempo). Esto hace que las causas de una alta desigualdad en la riqueza no se tengan que buscar en los últimos años, sino en las últimas décadas”.
“Fruto de la evolución de la economía en los últimos 30 o 40 años”
Y luego subraya: “La desigualdad actual es fruto, al menos, de la evolución de la economía en los últimos 30 o 40 años. Desde hace muchos años (al menos desde finales de los noventa), vemos en los datos cómo los niveles de productividad de los trabajos peor remunerados son más bajos que los de los mejor remunerados. Esto, de momento, ha generado una desigualdad en renta mantenida durante muchos años, que al final se ha reflejado en la desigualdad en riqueza. Una baja movilidad social también afecta a que la desigualdad de la riqueza sea persistente, al pasar los activos de generación en generación y al ser muy difícil revertir las diferencias”, concluye.
La exposición anterior Marrero la completa con, “además, muchas políticas han favorecido e incentivado la acumulación de activos inmobiliarios en unos pocos (entre el 25% y el 10% de población más rica), al mismo tiempo que el endeudamiento se generalizaba en el resto de la población, limitando mucho la capacidad de acumular riqueza para este otro sector de la población. Durante muchos años consecutivos, la capacidad de ahorro (y de acumular nuevos activos, financieros y no financieros) la han tenido, mayoritariamente, los que partían de condiciones más favorables (tenían más riqueza)”.
El catedrático de la ULL indica que este estudio, dado a conocer este miércoles en la ULL, se planteó con los objetivos “de medir la desigualdad en riqueza en Canarias; de completar los estudios de desigualdad en renta y en pobreza, y de generar una metodología que permita actualizar y seguir la desigualdad en riqueza en Canarias”.
Tal y como explicó Marrero, la definición de riqueza que “usamos es la de riqueza neta, que es la empleada por el Sistema de Cuentas Nacionales. Esta mide el total de activos (financieros y no financieros) menos los pasivos (deudas) de todos los hogares a valor de mercado en una fecha determinada. Los activos financieros serían el efectivo existente (en cuentas corrientes), los depósitos, otros activos de renta fija (bonos, letras del tesoro...), el valor de las acciones, participaciones en fondos de inversión, seguros de vida o fondos de pensiones... Por su parte, los activos no financieros se refieren al valor de los inmuebles, terrenos o valor del negocio de los autónomos. Las deudas hacen referencia a créditos existentes, hipotecas o cualquier deuda que los hogares tengan con otros individuos o instituciones”, expone.
“Para poder medir la desigualdad -añade- es necesario tener de todo esto para cada individuo de una muestra representativa de los hogares canarios (y de España, para hacer las comparaciones). El manejo de datos y de supuestos que hay que hacer para conseguirlo es alto. Las bases de datos habituales disponen de información de renta (flujos), pero no de riqueza (stock). Y la manera habitual para medir la riqueza, que es compleja, era la de hacer imputaciones acerca de lo que valdrían los activos del individuo según la renta que han generado (por ejemplo, el rendimiento que te da el fondo de inversión o tus acciones, y el valor catastral del inmueble)”. En cambio, “para este trabajo hemos tenido la fortuna de disponer, además, de una nueva de base de datos de registros administrativos, el Panel de Hogares, que une información de renta (IRPF) con el impuesto del patrimonio, lo que permite completar muchas lagunas que se tenían usando los procedimientos convencionales. Por eso, estamos muy contentos con el trabajo, ya que somos los primeros en usar el Panel de Hogares para estimar la riqueza (no solo para Canarias, sino también para España) y hemos mejorado la metodología existente. También hemos tenido la fortuna de contar con un equipo multidisciplinar de enorme nivel, con expertos internacionales en riqueza para realizar este trabajo”, concluye el investigador principal.
Esta información se completará con la publicación este mismo miércoles de una entrevista amplia que ha sido concedida en exclusiva a este periódico digital por el investigador principal del estudio La desigualdad en riqueza en Canarias, Gustavo A. Marrero.