GRANADA, 9 (EUROPA PRESS)
El investigador Miguel Caballero, que recientemente ha publicado el libro 'Las 13 últimas horas en la vida de Federico García Lorca' (La Esfera de los Libros), ha situado la fosa en la que supuestamente está enterrado el poeta en el antiguo campo de instrucción situado entre Fuente Grande, en Alfacar, y el Barranco de Víznar, concretamente en el Pago del Peñón Colorado, a unos 400 metros en línea recta, hacia Víznar, del lugar que se excavó en 2009 en búsqueda de los restos de los que fueron fusilados junto a él.
Para hacer esa afirmación, Caballero ha investigado profundamente todo lo escrito hasta ahora por los distintos estudiosos de lo ocurrido en la madrugada del 17 de agosto de 1936, en algún lugar situado en la carretera que une Víznar y Alfacar. En su opinión, los testimonios más valiosos fueron los recogidos por el periodista Eduardo Molina Fajardo, falangista granadino que también ubicó el enterramiento en el mismo emplazamiento ahora señalado por Caballero.
Concretamente, el investigador considera clave lo que dijo a Molina Fajardo el capitán José María Nestares --jefe del sector de Víznar en 1936--, su hijo, Fernando Nestares, un agricultor de Alfacar que labraba terrenos cercanos al lugar de fusilamientos, el que fuera alcalde de Pulianas, Pedro Cuesta Hernández, y un quinto individuo que el periodista identifica con las iniciales A.M.F.
“Eran personas que nada o casi nada tenían que ver entre sí, y los testimonios son coincidentes. Todos apuntan al campo de instrucción”, señala Miguel Caballero, que ha explicado, en declaraciones a Europa Press, que en aquel lugar, cerca del entonces Cortijo Gazpacho --hoy conocido como Cortijo Pepino-- se cavaron pozos para la búsqueda de agua subterránea, y por ello, el enclave era idóneo para enterrar cuerpos.
Además, Caballero no sólo se basa en los testimonios que recogió Molina Fajardo, sino que ha encargado un estudio a un equipo de arqueólogos y geólogos de Aragón que han estudiado las depresiones del terreno y que han delimitado “perfectamente” el posible enterramiento en el lugar. Asimismo, según asegura el investigador, en cuestión de “un par de días” estos mismos arqueólogos podrían determinar la posible existencia de restos humanos mediante diversos mecanismos en esa zona, que forma parte de una propiedad privada, fuera del parque Federico García Lorca.
Para Caballero, fue un “error” la excavación que se hizo en 2009 en el interior del parque, donde Ian Gibson situó la fosa basándose en las afirmaciones del enterrador Manolo el Comunista, y considera que, para averiguar lo que realmente pasó deberían iniciarse de nuevo los trabajos y proceder a la exhumación de los restos del poeta. “Como investigador, a mí me gustaría saber cómo murió y las circunstancias de la muerte mediante un examen forense. Pero también entiendo que hay que respetar los deseos de la familia Lorca --que se ha opuesto en reiteradas ocasiones a la exhumación-. Son dos cosas difíciles de conciliar”, reconoce el estudioso lorquiano.
En próximos días Caballero prevé poner a disposición del Comisario para la Memoria Histórica de la Junta de Andalucía, Juan Gallo, la documentación con la que cuenta, y pedirá permiso para seguir estudiando la zona ya que “en dos mañanas” puede averiguarse si hay o no restos humanos en el enclave, lo que costaría, según afirma, “apenas 3 ó 4.000 euros”.