Iván Vega, que nació en Las Palmas de Gran Canaria hace 32 años, es uno de los pocos intérpretes de finlandés (o finés) con los que cuenta el Parlamento Europeo, una lengua poco estudiada por los profesionales de la interpretación y traducción españoles.
Hace 6 años que llegó a Bruselas y su labor consiste en traducir simultáneamente al español a los eurodiputados que hablan en inglés y finlandés, ya que cada parlamentario habla en público su lengua materna.
El trabajo diario de un intérprete en la capital belga “es ajetreado”. “Tienes que estar al tanto del mundillo europeo, de los temas legislativos y puedes sufrir presión porque tienes poco tiempo para prepararte”, cuenta Iván. Sin embargo, su trabajo “es a la vez muy interesante: alguna vez he tenido que interpretar por la mañana un tema sobre reactores nucleares y por la tarde otro sobre las enfermedades mentales en Europa”. “Los temas pueden ir de un extremo al otro”, añade.
La relación de este intérprete con Finlandia se remonta a unas vacaciones que pasó de pequeño con su familia en unos apartamentos del sur de Gran Canaria. Allí conoció a un chico finlandés con el que estuvo carteándose tres años y que avivó su interés por ese país. Tras esta larga amistad, el chico lo invitó a pasar una temporada en su casa en el norte de Europa. “Su familia me trató como si me encontrara en mi propia casa. Volví a Las Palmas vuelto loco de la cabeza con Finlandia”.
Desde entonces, Iván pasó varias de sus vacaciones en ese país nórdico y apostó por estudiar más en profundidad su lengua a través de la carrera de Traducción e Interpretación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Tras esto regresó al país con el que sueña desde niño becado por el Gobierno finlandés y un máster en ese mismo Estado miembro le abrió las puertas de la Eurocámara.
“Aquí se vive bien”
Para Iván, Bruselas es una ciudad en la que se vive bien. “Es acogedora, te pone la vida muy fácil, hay gente de todas partes y hay muchas actividades culturales, todo ello sin la contrapartida de otras grandes ciudades europeas más agresivas”. No obstante, Iván se queja del tiempo, “sobre todo de los inviernos tan largos que tiene”.
Su tierra natal la echa de menos “todos los días y conforme pasa el tiempo cada vez más. No porque aquí viva mal, sino porque la tierra tira”.
Anécdotas
Iván cree que las anécdotas que ha vivido en la capital burocrática de la Unión Europea “son las mismas que habrán vivido muchos”. Cuando comenzó a trabajar en el Parlamento Europeo, “tenía colegas que me preguntaban de qué país de Latinoamérica era”, por su acento canario. Acento que, subraya, “todo el mundo me dice que es muy bonito”.
Pero quizá la anécdota más simpática que le ha ocurrido a este intérprete grancanario es la que le sucedió hace pocas semanas. “Después de una reunión en la que trabajé, un chico se acercó a la cabina en la había estado traduciendo y a través del cristal me gritó con una sonrisa: ¿Tú eres canario? ¡Yo también!”.