Mame Matallah, nueva Reina del Carnaval de LPGC

La joven Mame Matallah con la fantasía Yuma y representando al Centro Comecial El Muelle ha sido elegida Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2010. Entre aplausos del público, ha sido coronada como máxima representante oficial de las fiestas de la ciudad, en sustitución de Carmen Murias, que ha ejercido el reinado durante los últimos 12 meses.

La primera dama de honor ha sido Ana Miranda con la fantasía Yo nunca digo adiós representando al Centro Comercial Alcampo . Las tres damas de honor restantes han sido Anais Ramos, del Centro Comercial Las Arenas, Sara Betancor, de Las Terrazas y Yanira Huertas, del Centro Comercial 7 Palmas.

El espectáculo ha durado más de tres horas y, aunque empezó de forma algo tímida, acabó animándose, gracias a la actuación del segundo premio de murgas, Los Trapasones y de los ganadores, Los Serenquenques, que estuvieron a punto de eclipsar a las reinas gracias a sus ingeniosas letras, sus clavadas melodías a varias voces y su desparpajo sobre el escenario.

Acertada obertura

La Gala de la Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria arrancó con un espectáculo de media hora en el que más de un centenar de bailarines interpretaron un popurrí de canciones, la mayoría de las veces, versiones disco de conocidas sintonías de programas de televisión, como 1,2,3 o Con las manos en la masa.

El acto estuvo acompañado por continuos juegos de luces, coreografías y atrezzos que fueron rodando de los años sesenta hasta la actualidad, donde no faltaron referencias a las propias galas de años anteriores.

Todo mezclado con inserciones de series como Twin Peaks o algunos clásicos de las retransmisiones televisivas, como la Lotería de Navidad o las campanadas de fin de año. Un espectáculo que entró bien al público, que a pesar de no llenar las gradas, aplaudió con fuerza a los bailarines.

Tras la obertura, momento de introducir a las dos conductoras de la Gala, Pilar Socorro y Fátima Hernández, vestidas de largo, con trajes azul y rojo respectivamente, y aunque un poco rígidas al principio, bien situadas sobre el escenario.

Hubo al comienzo momento para las presentaciones del jurado, de reír con la afilarmónica Los Nietos de Kika y Los Melindrosos así como de la melancolía, al aparecer en escena todas las Reinas del Carnaval de la capital grancanaria desde 1976, salvo una, Loli Quintana, ya fallecida, a la que la audiencia dedicó una cálida ovación.

Antes del desfile de las jóvenes y sus fantasías, se reivindicó la candidatura a la capitalidad cultural europea, con la proyección de un vídeo de la ciudad, que dicho sea de paso, muchos aprovecharon para levantarse a buscar algo de beber. Había que prepararse, porque después de la comparsa Metrópolis, el espectáculo enfilaba el gran momento,el de las nueve reinas, parafraseando al director argentino Fabián Bielensky.

Reinas

La primera en salir fue Anaís Ramos representado al Centro Comercial Las Arenas, con la fantasía Versalles sin ti,de Santi Castro. Un traje, como el resto, muy voluminoso, que enseñaron al ritmo de una cómica versión de La Marsellesa, el himno nacional francés. Tras ella, Sara Ruth Cabrera, de Seguridad Integral Canaria, con la fantasía Entre el cielo y la Tierra, realizada por Mari Patrón y Santiago Santana, que arrancó numerosas palmas del público.

El Restaurante El Gaucho presentó la fantasía Avatar de Juan Francisco Sánchez, que vestía Adriana González, y el Centro Comercial Las Terrazas a Sara Betancor, la cuarta candidata, con el traje Mon cherie, un espectacular diseño en tonos rojos y dorados, con una gran cola que se retorcía sobre la cabeza de la joven, que tuvo dificultades para avanzar.

La quinta candidata fue la joven Moneiva García (Hermes Alimentación y Restaurante Kano-31), con la fantasía Mas allá del paraíso, de Miguel Cruz. Con ella se cerraba el primer bloque de desfiles. En todos los casos, grandes estructuras, dificultad de movimientos, sonrisas forzadas? nada nuevo respecto a otros años. Para tomar un respiro, el segundo premio de comparsas, Cubatao. Luego, vendrían más candidatas, y más de lo mismo.

Verticalidad, más plumas, lentejuelas?jazz de los cincuenta para dar la bienvenida a Yanira Huertas, del Centro Comercial Siete Palmas, que presentó un diseño del artista Julios Vicente Artiles, 7 kilates.A continuación, uno de los trajes más esperados. De los diseñadores más premiados: Fernando Méndez, Yo nunca digo adiós, tal y como se llamaba su fantasía. Entre las más aplaudidas. Las miradas iban también a la maniquí: Ana Miranda.

Tan sólo restaban dos diseños para terminar. Eneida Déniz salió cuando los asistentes estaban más metidos en ambiente, quizá por el frío que al principio atenazó a muchos, y que con tanta luz y color, se fue animando. Diseño: Namasté, la luz que hay en ti, la diseñadora: Carmen Hernández, representando al Centro Comercial Atlántico-Vecindario.

Y la última, Mamen Matallah, en representación del Centro Comercial El Muelle y con el diseño de Willy Díaz Yuma. Ella cerró el desfile. Toques étnicos, batucadas para cerrar el paseillo de la bella joven de origen africano.

Al igual que sus rivales, todavía no sabía si conseguiría hechizar al público y al jurado. Porque este año, por segunda vez, tenía mucho peso el voto por sms. El cierre: todas sobre el escenario, las nueve reinas, en este caso, no de Bielensky: sino del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. La suerte estaba echada.

Actuaciones y nervios

Antes de conocer el nombre de la candidata ganadora hubo tiempo para más. Actuó David Bustamante, Lucrecia llenó de ritmo latino el parque de Santa Catalina. Pero ninguno pudo eclipsar a las chicas, que mientras escuchaban las actuaciones desde bambalinas, se preguntaban quién de ellas acabaría siendo la reina. Y una sorpresa: sonidos de tambor y papeles en alto para reivindicar, por segunda vez, la capitalidad cultural europea para 2016.

Era el final de una edición más de un festival que, alguien entre el público, comentaba en voz alta que necesitaba aires de renovación. Parece que el Carnaval de la televisión no lo consiguió.