La última Encuesta de Hábitos y Confianza Socioeconómica (ECOSOC), elaborada por el Instituto Canario de Estadística (ISTAC), deja una conclusión muy clara: el principal problema que perciben los canarios en el Archipiélago es el paro. Así lo aseguran un 56,13% de los hombres encuestados y un 61,75% de las mujeres. En ambos casos, además, el porcentaje dobla al segundo asunto de la tabla, la pandemia de coronavirus.
Las altas tasas de desempleo en las Islas son una realidad que se ha recrudecido en el último año. El paro en Canarias estaba cayendo desde 2013, cuando alcanzó su pico durante la crisis financiera. Luego llegó un patógeno invisible a los ojos que ha paralizado al mundo y que ha hecho que municipios como Yaiza o Tías, de Lanzarote, hayan incrementado su dato de paro registrado (número de personas en desempleo) en más de un 70% desde que se disparó la COVID-19 en España.
El mapa adjuntado presenta una paleta de colores según la variación porcentual del paro registrado en marzo de 2020, cuando se decretó el primer estado de alarma, con respecto a marzo de 2021, el último valor disponible. Saber esto nos permite señalar dónde se ha contraído más la economía y qué municipios cuentan con un tejido empresarial más débil ante las turbulencias económicas.
Lanzarote y Fuerteventura son las islas más damnificadas desde que estalló la pandemia. En Lanzarote el desempleo ha crecido en todos los municipios por encima del 45%, excepto en Haría, que se ha quedado en un 29,31%. A destacar los casos de Yaiza y Tías, las dos zonas con los peores registros de la comunidad, 75,26 y 70,41%, respectivamente.
En Fuerteventura, por su parte, parece ser que el golpe ha sido un poco menor que el de su isla vecina (aunque muy fuerte también). En La Oliva ahora hay 3.280 parados, un 50,32% más que hace un año. En Pájara la variación porcentual es de 49,24%, un poco más que en Antigua (48,86%).
Gran Canaria y Tenerife dibujan imágenes muy similares. La zona norte ha sufrido menos que la sur, dedicada al turismo. En municipios como Gáldar, Arucas o Firgas, el desempleo no se ha ensanchado más de un 15%, mientras en Mogán, con un 63,4%, y San Bartolomé de Tirajana, con un 42,71%, la película es bien distinta. Lo mismo ocurre en Tenerife. Se produce un contraste entre las grandes urbes septentrionales, La Laguna y Santa Cruz de Tenerife, y los territorios meridionales, Arona, Adeje o Santiago del Teide, donde directamente se ha doblado el paro en los últimos 12 meses.
En La Gomera protagonizan la nota negativa Alajeró y Valle Gran Rey, con un incremento del 32%. Para el resto de municipios el shock no ha sido muy significativo. Tampoco en La Palma, donde se encuentra el único municipio del Archipiélago en el que ha descendido el paro: Barlovento, con un -11,2% de variación porcentual. En El Hierro, Frontera es quien sale peor parado (39,86%), por delante de El Pinar (30,15%) y Valverde (28,61%).
Para conocer el porqué de estos datos y cómo unos vecindarios se han debilitado más que otros, este periódico ha relacionado la variación porcentual del paro registrado con tres indicadores: la renta media anual de cada municipio, la temporalidad de los contratos y el peso de la hostelería.
El primer gráfico no expone una vinculación evidente entre la riqueza de cada municipio y la pérdida de empleo. Es cierto que los cuatro más ricos, Santa Brígida (30.169 euros de renta media anual), El Rosario (24.983), Las Palmas de Gran Canaria (23.711) y Santa Cruz de Tenerife (22.885), no presentan aumentos por encima del 20%. Pero es que los cuatro más pobres, Garafía (12.961), El Tanque (14.535), Vallehermoso (14.572) y Puntagorda (14.603), tampoco, salvo este último, con un 32,32%. No existe un patrón destacable de que la renta haya influido en la destrucción del empleo.
Veamos la temporalidad. El municipio con mayor tasa de contratos temporales en Canarias en diciembre de 2019, Breña Alta, con un 56,82%, está lejos de las peores cifras de paro. Lo mismo podemos afirmar de Tijarafe (55,21%), Agulo (50,91%) y Puntallana (49,24%). El Archipiélago, a rasgos generales, cuenta con unos datos de temporalidad muy elevados. No hay municipio donde no caiga por debajo de un 20%, y este es sin duda un factor a tener en cuenta en los despidos masivos. Pero hay un indicador aún más preciso.
Es una tendencia que aquellos municipios donde la mayoría de trabajadores estaban vinculados a la hostelería en el último cuatrimestre de 2019 (entendiendo esto como servicios de alojamiento y de comida y bebidas) han visto disparada su tasa de paro desde el inicio de la pandemia. En Yaiza (63,11% de asalariados ligados a la hostelería), Mogán (58,09%) y Adeje (53,73%) se ha doblado el desempleo. En Santa María de Guía (5,63%) y Gáldar (6,04%) y Valsequillo (7,43%), el paro ha crecido menos de un 10%.
“No es una casualidad”, reflexiona Esther Martín, secretaria de Acción Sindical de Comisiones Obreras en las Islas. “La industria turística se ha visto más afectada por la pandemia que el resto de sectores productivos. No solo por las restricciones, sino también por la imposibilidad de que llegasen turistas. La caída del empleo podría haber sido mucho más grave si no contásemos con los ERTE, que a fecha de hoy siguen dando cobertura a 86.826 trabajadores en Canarias”.
Martín considera que la salida de la crisis no debe hacerse regresando a la vieja normalidad, en la que reinaba una realidad laboral que “estaba anclada en la precariedad, en la rotación de la contratación, en bajos salarios…”. Y para optar por una vía alternativa, a Canarias se le ha abierto el camino de la recuperación por dos vías: la de los fondos europeos, siendo la comunidad que más va a recibir por habitante, y la de ayudas directas del Estado, también la autonomía más beneficiada.
Todo esto debería ayudar, continúa Martín, en “dignificar las condiciones laborales del sector, en forma de estabilidad en el empleo, salarios dignos y con una protección de la seguridad y la salud de las personas”.
“Asimismo se debe favorecer de forma ágil la transición hacia un turismo más sostenible en el que se defienda el interés general, donde se contribuya a un trabajo decente, a un trabajo de calidad y por supuesto a la cohesión social”, concluye.
En esta misma línea ahonda la economista y catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Josefa Martín, quien insiste en una diversificación de la economía en las Islas, aunque lamenta la falta de “mano de obra y tejido empresarial” para ello. Pone un ejemplo: para reparar barcos en el Puerto de Las Palmas se ha tenido que contratar a técnicos de la Península porque en Canarias no había. Según los datos del ISTAC, el sector servicios ocupa un 86% del empleo registrado en el Archipiélago, muy por delante de la construcción (5,95%), la industria (4,52%) y la agricultura (2,5%).