“La primera semana esto era un muerto. Nadie venía a comprar nada en el mercado, estaban todos los puestos vacíos”, cuenta Caty desde su puesto de frutas número 29 del mercado municipal de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria. La población capitalina hacía colas inmensas y se agolpaba en las grandes superficies de alimentación y en los supermercados de las firmas más conocidas, incluso con regulación de tráfico de carritos entre las estanterías.
Pero a la pequeña tienda del barrio, o a los puestos del mercado de abasto, nadie se acercaba…este mismo miércoles, a primera hora la cola regulada para entrar en el Hiperdino de Triana casi doblaba la esquina de Munguía con Francisco Gourié. Sin embargo, a la frutería de la esquina o el negocio de alimentación de enfrente casi nadie entraba. Más bien al golpito. Lo mismo sucedía en el mercado municipal de Vegueta, cuyos puestos como los pequeños comercios de se han volcado en el reparto a domicilio como única solución a dar salida a sus mercancías.
La reacción de los puesteros en varios mercados de Las Palmas, también el de Altavista, ha sido organizarse y llevar sus productos hasta la puerta del consumidor, como muchos otros ganaderos y agricultores que ya lo hacen directamente. Este miércoles a primera hora, en un mercado casi vacío pero repleto de frutas, verduras, carnes y pescados, Caty explicaba para Canarias Ahora cómo superaron el primer golpe: ofreciendo a través de las redes sociales su compra a domicilio. “Todas estas cajas que ve son para repartir cuando salgamos del mercado”, explica. “Estamos muy agradecidos a todos los clientes, que se nos han echado a llorar por la labor que estamos haciendo”, comenta.
El trabajo es agotador. No solo porque después de su jornada habitual en el mercado tengan que hacer esos repartos a domicilio a barrios de la ciudad como Zárate, San José, San Juan, Tres Palmas, o hasta Jinámar o Tafira, sino porque hay que madrugar además mucho antes para llegar a Mercalaspalmas. “Cuando vas al Merca encuentras de todo, los pasillos llenos; pero ahora están los pasillos vacíos, no hay brócoli, no hay coliflor, la habichuela está a seis euros y pico…toda la verdura está subiendo de precio, porque los agricultores no pueden atender sus tierras y no pueden llevar su mercancía al Merca”.
Caty se cuestiona cómo desatascar esa cadena paralela a las grandes superficies y supermercados: “Los agricultores tienen miedo de salir a la calle por si los para la Guardia Civil. ¿A dónde va usted? A mis tierras. ¿Y cómo lo demuestras? Por eso pasa que nos estamos quedando sin suministros”, sentencia.