El Patio del Cabildo de Gran Canaria acogió este miércoles, 16 de enero, la proyección del documental El naufragio. 30 años de memoria sumergida. El largometraje, guionizado por el periodista grancanario Nicolás Castellano, muestra la cara más trágica y real de la inmigración, repasando la historia de miles de personas que han muerto intentando llegar a las costas españolas, dejando en evidencia el fracaso de las políticas de extranjería.
“El control migratorio está por encima del derecho a la vida”, asegura la periodista Helena Maleno en el documental, frase con la que resume una de las premisas de este trabajo audiovisual que repasa el drama acaecido en el Estrecho y en Canarias gracias a testimonios de periodistas, fotógrafos, inmigrantes, activistas y antropólogos.
Y es que esta reflexión crítica del fenómeno pone el foco en las políticas migratorias de España y la Unión Europea porque no solo no impiden la muerte de personas, sino que fomentan redes clandestinas. “La gente se sube a una patera porque no le dejan otra vía”, explicó Castellano, quien recordó que cada mes mueren en las fronteras del mundo quinientas personas.
La situación se ha convertido “en un ritual macabro de muerte, utilizar el mar como muro es una crueldad”, y eso que no se sabe el alcance, porque habría que recorrer cada pueblo y saber de cuántas personas nunca más se supo, entonces se sabría que la cifra es abrumadora, exclamó.
El consejero de Solidaridad Internacional, Carmelo Ramírez, proclamó por su parte la inmoralidad que supone el uso partidista de la inmigración, tanto en Estados Unidos como España y Europa.
“Hay países que desprecian a los migrantes y no afrontan las verdades causas por las que la gente arriesga sus vidas, que son siempre la pobreza, la violencia, las guerras y el no respeto a los derechos humanos, y que en la mayor parte de las ocasiones tienen su origen en los intereses de las grandes potencias y de las empresas multinacionales”, agregó.
Para evidenciar la hipocresía de algunos discursos populistas y evitar que la gente deje de conmoverse ante estas desgracias, el documental pretende remover conciencias, algo que logra a tenor de los asistentes que confesaron que no pudieron evitar llorar durante la proyección, aunque se trata de personas ya sensibilizadas y el reto es llegar a mandatarios y poderes económicos, en cuyas manos está la solución.
También persigue dar nombre a los muertos, porque detrás de cada inmigrante fallecido hay una historia, una familia rota por el dolor y sueños que nunca llegaron a cumplirse. “¿La historia nos juzgara por permitir esta tragedia?”, lanza para la reflexión este trabajo impulsado por la Diputación de Cádiz y que tiene a Canarias como uno de sus ejes.
La tragedia contada en primera persona
La reflexión propuesta por el documental se extendió aún más durante el coloquio posterior en el que también participaron el fotógrafo Juan Medina y el superviviente de un naufragio en Fuerteventura en 2004 Issa Sibide, quien aseguró que en su pueblo ya no le preguntan si recomienda la experiencia, siempre responde tajantemente que no.
Issa Sibide narra en el documental la odisea desde su Mali natal y cómo la patera en la que viajaba volcó durante el rescate y perdieron la vida 11 personas. Él logró sujetarse a un salvavidas, y ese momento quedó reflejado en una de las fotos más impactantes del drama de la inmigración gracias a Juan Medina. Esa imagen, en la que puede percibirse el pánico y la desesperación de este joven, hizo que este fotógrafo de Reuters recibiera en 2005 el premio World Press Photo.
El mérito de la foto es mostrar el drama, pero el hecho en sí no tenía nada de extraordinario porque ha ocurrido cientos de veces, impactó porque el mundo lo pudo ver, pero no era ni de lejos la primera o la última vez, por eso es tan importante documentar la tragedia, subrayó.
Una historia con principio, pero sin final
“Era 1 de noviembre, un día gris, como casi todos los de noviembre, y había un fuerte viento de Levante”, con este testimonio el fotógrafo Ildefonso Sena recuerda el aciago día de 1988 en el que captó el cadáver de un joven marroquí en la arena de la Playa de Los Lances en Tarifa junto a una patera.
Esta imagen, portada al día siguiente en el Diario de Cádiz, tuvo un gran impacto en los medios nacionales y fue la primera tragedia documentada de la inmigración irregular en el Estrecho.
Era el principio de un drama que venía para quedarse, explica el también fotógrafo Fernando García, quien relata una de las experiencias que le marcó para siempre, la de escuchar el sonido de una llamada desde el teléfono que portaba uno de los cadáveres que sacó del agua, lo que le llevó a cuestionarse quién sería la persona que llamaba, si su madre o la mafia…
Tras años de naufragios en las costas peninsulares, el blindaje del Estrecho con sistemas de vigilancia desvió la inmigración hacia las costas de Canarias, que vivió su primera tragedia el 26 de julio de 1999 en la playa de la Señora en Fuerteventura. Este primer naufragio documentado causó la muerte de siete jóvenes de Marruecos y es otro de los episodios que recoge el documental con los testimonios del periodista José Naranjo y Juan Medina.
Las vivencias de Issa y Alí, dos supervivientes y un mensaje de esperanza
Este trabajo audiovisual expone historias de dolor y muerte, pero también de superación como la de Alí, que partió de Ghana y nunca más encontró a su hermano Abou, que viajaba en otra embarcación y que supone que naufragó porque sigue sin saber si está vivo o muerto. En la actualidad, trabaja con el chef Javier Muñoz en el programa Cocina Conciencia de la ONG Fundación Raíces.
Los testimonios de una veintena de profesionales que participaron en este documental realizado por la Diputación de Cádiz están reforzados con un destacado trabajo de investigación y de búsqueda de vídeos y fotografías que exponen la evolución de este fenómeno a lo largo de 30 años. Imágenes impactantes, como la de cadáveres de inmigrantes junto a personas que toman el sol o juegan a las palas en la playa, que dieron la vuelta al mundo y removieron conciencias, pero que finalmente quedaron en el olvido.