En los últimos años hemos escuchado de manera recurrente achacar muchos de los males del sistema público a la masiva presencia de niños y niñas procedentes de otras partes del mundo en nuestras aulas. La inmigración se convertía en excusa de los malos resultados escolares, al igual que se utiliza en el ámbito sanitario para explicar muchas de las deficiencias del sistema. ¿Qué hay y qué no hay de cierto?
Por un lado, hay que destacar que el alumnado extranjero en el conjunto de las enseñanzas no universitarias alcanza el 44 por mil. La comunidad con mayor porcentaje es La Rioja (18,3) -que se encuentra, precisamente, en posiciones de cabeza en este estudio sobre competencias básicas en Primaria-, seguida de Baleares (16,7), el mismo porcentaje que Madrid. Canarias no llega al diez por ciento, por debajo de la media estatal (11,3), y con menos peso de la inmigración en las aulas que Comunidad Valenciana, Cataluña, Navarra y hasta Castilla La Mancha.
Pero el estudio advierte de que los promedios de los alumnos nacidos en España (504) se encuentran “por encima de la media en las cuatro competencias evaluadas y son significativamente superiores a los promedios de los alumnos nacidos en el extranjero”.
Inmigración
Por otra parte, se afirma que en todas las competencias es estadísticamente significativa la influencia de la proporción de inmigrantes en el centro. “En una clase española media en la que no hubiera inmigrantes la puntuación de los alumnos habría oscilado entre 503 puntos en la competencia social y ciudadana y 507 en la lingüística o la matemática. Si la proporción de inmigrantes fuera igual a la del promedio español, las puntuaciones medias de los alumnos serían las consignadas para España. En cambio, la puntuación media de los alumnos de una clase con un 15% de inmigrantes sería en competencia lingüística de 497 puntos”.
Tampoco parece ser aparentemente determinante el mayor peso de la escuela pública o privada en los resultados globales de cada una de las comunidades autónomas. O, al menos, no parece ser la razón fundamental de las diferencias entre estas. En este sentido, Asturias, con un 68% de alumnado escolarizado en la red pública, tiene mejores resultados en competencias básicas que País Vasco, Madrid o Cataluña o Navarra, donde casi el 50% es enseñanza privada.
Pero no es menos cierto que en las cuatro competencias básicas estudiadas, los resultados de los alumnos que asisten a centros públicos son inferiores a los de los alumnos que asisten a centros privados. Lo que, según el estudio, “se explica parcialmente por la influencia del nivel socioeconómico y cultural de sus familias”. Y aseguran que también es destacable que, en todas las competencias evaluadas “se encuentran centros públicos y centros privados tanto en niveles relativamente altos de rendimiento como en niveles bajos de rendimiento”.
Por géneros, las alumnas superan en un promedio de 14 puntos a los alumnos en comunicación lingüística, mientras que en matemáticas sucede lo contrario: 11 puntos de diferencia a favor de los chicos. En interacción con el medio no se observan diferencias significativas, pero sí, y en enorme medida, en competencia social y ciudadana, con 22 puntos a favor de las niñas.
Nivel educativo
Lo que parece influir de manera decisiva es el nivel educativo de las familias y del conjunto de la sociedad. España ha mejorado en las últimas décadas en población adulta que posee estudios de Secundaria postobligatoria o superior, al pasar del 32% de 1997 al 51,2 actual, pero estamos veinte puntos por debajo de los países de la OCDE y de la UE.
Las diferencias son significativas entre las comunidades autónomas. Con varias comunidades, entre ellas Canarias, muy alejadas de esos promedios internacionales. En nuestro caso, un 45,9% de los ciudadanos y ciudadanas entre 25 y 64 años superan la barrera de la enseñanza obligatoria, cinco puntos por debajo de la media estatal, y a enorme distancia de Madrid (61,5), Euskadi (63,8) o Navarra (59,1). Nuestra comunidad es, además, una de las que tienen menor porcentaje de titulados en educación superior y doctorado, un dato que sólo es peor en Baleares, Ceuta, Melilla, Castilla La mancha y Extremadura.
En el informe se destaca al respecto que cuando el porcentaje de adultos con estudios de Educación Primaria o inferior es alto, los estudiantes de cuarto de Primaria “alcanzan unos resultados promedio en las distintas competencias notablemente bajos. El efecto es particularmente intenso en la competencia matemática”.
Asimismo, parecen ser muy influyentes las propias expectativas del alumnado y de su entorno familiar. Así, hay en torno a 60 puntos de diferencia entre los que se conforman con terminar la ESO y los que aspiran a titularse en la Universidad.
Por último, es relativa la influencia de la riqueza de cada comunidad, expresada en el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante. Comunidades situadas por debajo de la media nacional, caso de Asturias o Castilla y León, obtienen mejores resultados que otras, como Baleares, Cataluña, Madrid o País Vasco con un PIB muy por encima de la media.